Una prisión es ahora comedor comunitario
Josep Ferrando Architecture transformó una prisión española de Tarragona, Cataluña, en un albergue para personas sin hogar. El edificio sirve además como comedor social y espacio comunitario, el primero en España en combinar estos servicios en un solo lugar.
En donde ahora se encuentra el denominado Centro Social El Roser, anteriormente funcionó como prisión y luego una escuela. Los autores de la readecuación actuaron con sensibilidad frente a este edificio de los años 20, catalogado como Bien Cultural e inventariado como Patrimonio Arquitectónico.
El estudio reutilizó gran parte de la estructura construida en 1929, antes de ser convertida en escuela en la década de 1970, “para recuperar su esencia constructiva y la memoria del lugar”.
Para eso se recuperó el carácter material y murario, y se organizó la planta para resaltar la ligereza de las cubiertas. Se eliminó el muro que rodeaba el patio de la prisión, sustituyéndolo por una estructura de acero que imita la forma anterior y crea un espacio público abierto.
El comedor está ubicado en una adición de acero y vidrio, mientras que el refugio más privado y los espacios comunitarios se colocaron en la estructura original.
Se mantuvo la entrada originaria de la prisión y se han introducido ventanas y áreas húmedas que recuerdan a las originales. Si bien el espacio permanece austero, se agregaron muebles para crear una sensación de calidez para los huéspedes.
El sitio fue remodelado para el Ayuntamiento de Reus, y el argumento para no demoler el edificio era una cuestión de conservación del patrimonio, como también la importante pérdida de energía que un nuevo edificio significa.