Inspirado en la evolución del cactus, se ha diseñado un nuevo sistema de tejas que permite a cada edificio contribuir a la adaptación del cambio climático. Los tejados inclinados representan miles de millones de metro cuadrado diseñados para evacuar el agua de lluvia. ¿Y si usáramos mejor estas superficies? El diseño de la teja Cactile se basa en conocimientos avanzados en mecánica de fluidos para recuperar al máximo de agua, incluso durante las lluvias más intensas. Varios sistemas permiten prefiltrar el agua de la lluvia antes de almacenarla debajo de la baldosa.
En un contexto donde aproximadamente un tercio del territorio de la Unión Europea enfrenta escasez de agua, ya sea de manera permanente o temporal, la necesidad de innovar en la gestión de este recurso se ha vuelto imperativa. Tradicionalmente, países como Portugal, España y Grecia han sufrido de sequías severas, pero este fenómeno no se limita solo a las naciones del sur de Europa; regiones del Reino Unido y Alemania también están comenzando a experimentar sus efectos.
Cactile se destaca por su capacidad para recolectar hasta un 96 % del agua de lluvia que fluye sobre las superficies de los techos. Fabricado en acero galvanizado, este sistema no solo se enfoca en la recolección eficaz sino también en el filtrado del agua, previniendo el paso de desechos y hojas, gracias a sus entradas diseñadas con precisión. La implementación de una nueva versión de estos recolectores promete mejorar aún más la calidad del agua recogida.
Es adecuado para tejados inclinados y fachadas de edificios, y puede instalarse en edificaciones nuevas o existentes. Está compuesto por tres capas, seleccionadas mediante un sofisticado enfoque de diseño ecológico. La primera, fabricada en polipropileno reciclado, proporciona un nivel inicial de impermeabilización de la cubierta. La segunda capa, de polietileno de alta densidad reciclado (HDPE), incluye un depósito capaz de almacenar 40 litros de agua por metro cuadrado que, una vez lleno, se vacía gracias a un dispositivo conectado y se utiliza para abastecer las cisternas de los inodoros o regar el jardín. En caso de lluvias intensas, puede vaciarse con antelación para actuar como depósito de reserva y proteger las redes comunitarias. La capa superior constituye la principal impermeabilización del edificio. Está hecha de metal, un material más ligero que la terracota. A plena carga, todo el sistema no pesa más que un tejado tradicional.
No menos importante es la capacidad de almacenamiento de Cactile, que asciende a 40 litros de agua por metro cuadrado. Esta característica permite el uso del agua recogida en diversas tareas domésticas y de riego, potenciando la autosuficiencia de los hogares y reduciendo la dependencia del suministro municipal.
Pensado tanto para nuevas construcciones como para proyectos de renovación, Cactile ha sido diseñado considerando las variadas necesidades estructurales y de peso de las edificaciones existentes. Con un peso total que no supera los 60 kg por metro cuadrado, incluyendo el agua almacenada, este sistema presenta una opción viable y menos onerosa comparada con las soluciones de cubierta tradicionales.
El desarrollo de Cactile ha sido el resultado de una colaboración entre expertos en diversos campos, incluyendo ingeniería industrial, diseño y construcción. La implicación de profesionales del techado, desde las etapas iniciales del proyecto, garantiza que la instalación de los paneles sea sencilla y eficaz, preparando el camino para una adopción más amplia de esta tecnología.
Con las primeras instalaciones proyectadas para principios del 2025 y un piloto programado para finales del 2024, Cactile se posiciona como una solución prometedora frente a los retos de la escasez de agua. A través de la innovación en la recolección y almacenamiento del agua de lluvia, este sistema no solo ofrece una respuesta a la necesidad de conservar un recurso tan preciado, sino que también pone de manifiesto el potencial de las tecnologías sostenibles en la adaptación al cambio climático.