Es difícil hablar de copia o plagio en arquitectura, más allá de existir decenas de ejemplos en el mundo que sugieren esa situación. Es innegable la existencia de edificios, monumentos y paseos que hacen referencia a otros existentes, a veces asumiendo su autor haberlos tenido como inspiradores, otras por coincidencia, algunos por la practicidad de copiar.
En Bahía Blanca es dable encontrar edificios que recuerdan a otros, sin que sus autores hayan hecho mención específica a estar inspirados en esas obras.
El arquitecto francés Alfredo Massue (París, 1860-Barcelona, 1923) proyectó en 1903 un edificio al que se conoció como Mirador Massue, ubicado en la esquina de Talcahuano y Tucumán, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nació como edificio de departamentos, y Massue lo resolvió en estilo art nouveau, con formas curvas, ornamentos inspirados en la naturaleza y rostros femeninos. La propuesta se destacaba por la resolución de esquina, un balcón cerrado recorriendo todos los pisos para rematar con un mirador y una cúpula. La mayor parte de la obra se demolió en 1989 para dar lugar a un edificio de oficinas, aunque se mantuvo la esquina original.
El mirador Massue tiene una suerte de réplica en nuestra ciudad, la conocida como Casa de Ángel, en Brown y Anchorena. Fue diseñada en 1906 por el arquitecto catalán Joaquín Saurí (Barcelona 1876-Bahía Blanca 1913), que había trabajado en el estudio de Massue. La similitud de los edificios es indiscutible, sobre todo su resolución de esquina, un volumen cerrado, originalmente rematado por una cúpula.
Entre 1928 y 1931 Francisco Mendes Gonçalves y su mujer, Elvira Ramos, ampliaron su estancia La Elvira, en la localidad de Coronel Brandsen, tarea contratada con los arquitectos Guidali y Padró.
Entre esas obras se incluyó un portal de ingreso al lugar, el cual se resolvió con líneas neocoloniales, con uso de curvas y plasticidad.
Casi diez años después, en 1942, el comisionado municipal de nuestra ciudad, ingeniero Jorge Aguilar, advirtió, luego de visitar el parque de Mayo, que el mismo carecía de entrada, “le falta una fachada”, refirió. Pocos días después hizo público el diseño de una arcada para el acceso por avenida Alem y Córdoba, al cual presentó con su propia firma.
La similitud entre la obra de Brandsen y la de Bahía Blanca es innegable. ¿Podía Aguilar conocer aquel portal? Es posible, ya que había sido publicado en una Revista de Arquitectura de la época.
En 1909, el gobernador provincial Dardo Rocha (1838-1921) comenzó la construcción de un pintoresco chalet en Mar del Plata, al que bautizó Villa Paula, en homenaje a su mujer, que había quedado encantada con una obra similar que vio en las afueras de París.
Rocha replicó el edificio en la ciudad atlántica, un “castillo” formado por dos volúmenes sobre cada calle, articulados por un elemento cilíndrico rematado con un techo en forma de cono.
Ese mismo año 1909, Joaquín Saurí diseñó para la viuda de Muñoz una vivienda en su quinta de la avenida Alem al 1200, con un singular destino: “El edificio está destinado a figurar en la quinta de una de las familias de la “haute” bahiense para servir de lavadero, cuarto de planchado y habitación en altos para el quintero”, detalló la Revista Comercial. Saurí no dejó de lado su cariño por el art nouveau y en el frente colocó una cerámica decorada con la estética propia de ese estilo.
Cuando en 1948 el arquitecto Manuel Mayer Méndez, a cargo del área de arquitectura del Instituto Tecnológico del Sur (ITS), presentó su proyecto para el complejo educacional de la avenida Alem al 1200, estuvo influenciado por dos obras académicas emblemáticas de la época: la universidad de Derecho, en avenida Figueroa Alcorta 2263 —inaugurada en 1949—, y la fundación Eva Perón (actual universidad de ingeniería de la UBA), en Paseo Colón 850. Ambas resueltas con un pórtico de columnas dóricas, cuerpos laterales retranqueados y guardas decorativas en forma de estrella. En 1956 fue transferida a la Universidad Nacional del Sur, que comenzó a ocuparlo a mediados de los 60.
Desde que se conoció el proyecto ganador del concurso organizado en 1904 por la comuna, al Palacio Municipal de Alsina 65 se lo mencionó como el Hôtel de Ville de Bahía Blanca.
La referencia es a su diseño, inspirado en varios ayuntamientos franceses a los que se conoce con ese nombre, con una torre central y cuerpos simétricos a cada lado. La ornamentación es barroca y las cubiertas tipo mansarda dejan en claro su condición francesa.
Diseñado por Ceferino Corti y Emile Coutaret, el proyecto se emparenta con el ayuntamiento de Lyon (1646) y también con la organización del Hotel de Ville de París (1874).
La Casa Catalana, en Rondeau 51, es una vivienda familiar —hoy ocupada por un comercio—, así llamada por sus líneas que recuerdan al Palacio de la Música Catalana (1905) de Barcelona, proyectado por Lluís Domènech i Montaner, uno de los representantes del modernismo catalán.
El primer piso de aquel edificio tiene un balcón con catorce columnas ordenadas en dos filas, todas revestidas con coloridos mosaicos formando distintas ilustraciones.
La vivienda de Bahía Blanca fue construida por Pedro Cabré Salvat, nativo de Reus, en Tarragona. Fue construida en dos etapas, la segunda de las cuales sumó, en 1921, la planta alta con un balcón y cuatro columnas revestidas de cerámicas de colores. En el lugar vivió José Croft y su mujer, Adolfina Vlieghe. Allí nació Josefina, “Finita”, quien en 1928 se casó con el arquitecto Francisco Salamone.
En septiembre de 1995 la municipalidad inauguró, en el paseo de calle Cuyo, la Plazoleta de los Lápices, en memoria de los seis estudiantes secundarios desaparecidos en la conocida Noche de los Lápices de 1976, una de cuyas víctimas fue la bahiense María Clara Ciocchini.
El monumento está compuesto por seis tabiques de hormigón de siete metros de alto, pintados de distintos colores. La obra recuerda al grupo de columnas en el acceso de la ciudad Satélite de México, cinco torres diseñadas en 1957 por el escultor Mathias Goeritz y el arquitecto Luis Barragán, cuyas alturas varían entre 30 y 52 metros. Hay algo también de la pintura Bozzetto Canto patriótico, realizada en 1915 por Giacommo Balla, propia del futurismo italiano.
Ocupado por la Bolsa de Comercio, la que fuera sede del Banco Español del Río de la Plata (avenida Colón y Chiclana) fue diseñada en 1908 por el ingeniero Carlos Agoste, contratado por esa entidad bancaria para el proyecto de varias de sus sucursales e incluso la casa central de la entidad, en Reconquista y Tte. Gral. Juan Perón.
Agote replicó el edificio —con ligeras variaciones— en todas las ciudades donde se construyeron.
Así, la sede de Bahía Blanca es un calco de la demolida casa central y de las
El detalle puede parecer menor —incluso decorativo— si no fuese porque simboliza del paso de uno de los grandes defensores de la arquitectura moderna —el arquitecto Philip Johnson (1906-2005)— al movimiento posmoderno.
El 550 Madison Avenue, conocido como Edificio AT&T, hoy Sony Building, es un rascacielos de 197 metros de Manhattan, completado en 1984. Tanto los materiales utilizados en su terminación como u remate (apodado “Chippendale”) se alejó del diseño puro y vidriado que desarrolló la arquitectura moderna.
En nuestra ciudad, ese remate puede verse en la segunda cuadra de calle San Martín, una fachada vidriada con un contorno en piedra que remata con ese singular bocado en medio de un frontis.
En 1914, el arquitecto italiano Mario Palanti (1885-1978), egresado de la Escuela Politécnica de Milán, diseñó un edificio de rentas en la avenida Rivadavia 2625, todavía de pie, caracterizado por una fachada conformada por tres robustos arcos de cuatro pisos. Si bien es una de sus obras destacadas, acaso quedó eclipsada cuando Palanti diseñó, en 1923, el palacio Barolo, de avenida de Mayo 1370. Dos edificios de Bahía Blanca muestran resoluciones similares a la obra de avenida Rivadavia. El primero diseñado por Guido Buffalini como Hotel Muñiz, O’Higgins 23, inaugurado en 1921, el segundo obra de Herminio Manfrín en San Martín 317, como negocio y casa de renta para Cittá-Laiuppa. Las arcadas que se extienden por todo el alto de cada edificio hacen que sean portadores del ADN de Palanti.