Febrero 2023 - Año XXXIII
Al Borde
La copa del mundo de la FIFA

Historia de un diseño que conmueve y enamora

por Ing. Mario Minervino - @mrminervino1

Existen pocos trofeos tan atractivos e impactantes como el que recibe el equipo ganador del mundial de fútbol, cuyo diseño se aleja por completo de la tradicional “copa” que suele entregarse en este tipo de pujas deportivas.

El origen de esta escultura de oro macizo data de 1971, cuando la dirigencia del fútbol mundial (la FIFA) asumió la delicada tarea de elegir, entre 53 trabajos presentados por artistas de más de 20 países, el diseño que reemplazaría a la histórica copa Jules Rimet, que Brasil había ganado en 1970 por tercera vez, triunfo que lo hizo propietario de manera definitiva.

Entre los diseños presentados en aquel concurso, hubo uno que se destacó por su originalidad. No era la tradicional “copa”, sino que tenía una simbología completamente diferente. Su autor era el escultor italiano Silvio Gazzaniga, responsable del área de diseño del Stabilimento Artistico Bertoni de Milán y su obra, finalmente, la elegida. Se trataba de un trofeo de 36 cm de alto y 6,175 kg de peso, hecho de oro 18 quilates, con una base de 13 centímetros de diámetro adornada con dos anillos de malaquita, piedra semipreciosa cuyo nombre viene del griego malaqh, y significa 'malva', en alusión a su color verde.

Debajo de la base, no a la vista, se graba el nombre de los campeones. Hay espacio para 17 seleccionados, es decir que queda todavía lugar para los próximos diez mundiales. A diferencia de la Jules Rimet, nadie se quedará con este trofeo, sino que cada ganador recibe una réplica, realizada por la misma empresa que hizo el original, bañada en oro, mientras que el original se conserva en la sede de la FIFA, en Zurich.

La idea, el mundo

Silvio Gazzaniga nació en Milán el 23 de enero de 1921. Luego de formarse en distintas escuelas de arte decidió dedicarse al diseño de medallas, copas y adornos, siendo director artístico y maestro escultor de la casa Bertoni. Su entusiasmo por participar en el diseño de la nueva copa del mundo en 1971 fue inmediato.

“Diseñé dos jugadores levantando los brazos, mostrando el momento de la alegría y el éxito de la victoria. Esos brazos rodean el mundo, que a la vez simboliza un balón. Todo ello con un movimiento dinámico que expresa la fuerza y la rudeza del fútbol”, explicó sobre su propuesta.

También pensó a su obra como “una manera de recompensar el heroísmo”, aunque aclaró que no se trataba de “un heroísmo sobrehumano”, al tiempo de mencionar que su diseño “no era convencional”.

Cuando el artista completó el boceto para su presentación, sus allegados le hicieron ver que no era simple de interpretar, que no lograba trasmitir su forma de manera clara.

Giorgio Gazzaniga, hijo del artista, refirió que su padre coincidió en que su idea no se entendía bien en papel, por lo que realizó un modelo tridimensional en plastilina y yeso, que mostrara de manera contundente lo que tenía en su imaginación y le permitiera trasmitir la fluidez del diseño.

“El jurado entendió que se trataba de una copa muy fotogénica, fácil de levantar y que luce hermosa cuando la alzan. Papá creó un trofeo universal”, agregó Giorgio.

La convocatoria de la FIFA estipulaba que el ganador no poseería derechos sobre su obra. Así que Gazzaniga nunca se benefició económicamente por las imágenes de la copa. “Pero como compensación recibió muchísimo más trabajo. Se convirtió en el señor de las copas”, señaló su hijo.

Artesanal y al detalle

La copa se materializó con el método de “la cera perdida”, el mismo utilizado en muchas obras de la antigüedad. Se trata de un procedimiento que permite obtener figuras de metal (generalmente bronce y oro) por medio de un molde de cera de abeja, escayola u otro material. Ese primer modelo se rodea con una gruesa capa de material refractario que se solidifica. Una vez endurecido se mete en un horno, que derrite la figura de cera, saliendo esta por unos orificios creados al efecto y en su lugar se inyecta el metal fundido, que adopta la forma exacta del modelo. Para extraer la figura se retira el molde.

Esta forma de trabajar el metal requiere un largo, costoso y complicado proceso con la combinación de diversos oficios: para el proyecto y la coordinación, los escultores; para los primeros pasos, los moldeadores; para el horneado, los fundidores y, para el acabado, los cinceladores y patinadores.

La copa original es de oro macizo, es propiedad de la FIFA y exhibida en contadas ocasiones. Cada cuatro años, la fábrica Bertoni realiza una copia idéntica -fabricada en plata con un baño de oro- que es la que se entrega a la federación ganadora del torneo. El trofeo replicado es pulido en varias fases mecánicas y trabajo manual (cincelado y soldadura), incluso un galvánico baño para un desengrasado ultrasónico que permite conseguir el famoso brillo. El trabajo es manual en el taller para definir detalles como las figuras humanas, el planeta y la base. En algunos casos los espacios son tan pequeños que toca recurrir al cincel y al martillo. Finalmente, la obra es limpiada y secada antes de ensamblarla con la base y darle un último barniz. También, la empresa modela las medallas que se entrega a los campeones.

Gazzaniga, el padre de la criatura

Si bien el propio Gazzaniga consideraba a la copa del mundo como su “ópera prima”, fue autor de varios trofeos, no menos famosos, como la copa de la UEFA (en 1972), la Supercopa de Europa (1973), la Eurocopa Sub-21, la Copa de África y la Copa Mundial de Béisbol (2001).

Falleció el 31 de octubre del 2016, a los 95 años de edad. Es decir que pudo ver a diez capitanes levantar su obra magna. Al conocerse la noticia de su muerte, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, manifestó su pesar y señaló que su diseño de la copa del mundo es “un objeto mítico para los jugadores y para todos los amantes del fútbol. Estaremos eternamente agradecidos por eso”.

Para los argentinos el trofeo es parte de su historia grande. Tres capitanes, Daniel Passarella (en 1978), Diego Maradona (1986) y Lionel Messi (2022), pudieron levantarla. Los millones de hinchas de la selección pudieron verificar en cada una de esas oportunidades como, efectivamente, es de belleza suprema cuando se eleva al cielo.

La Jules Rimet, desaparecida en acción

Antes del actual trofeo estuvo la copa Jules Rimet, nombre Antes del actual trofeo estuvo la copa Jules Rimet, nombre asignado en honor al expresidente de la FIFA, que fue clave para crear la competencia. Fue diseñada por Abel Lafleur (1875-1953), escultor y medallista francés. Estaba hecha de plata esterlina enchapada en oro, con una base azul de malaquita. Medía 35 cm de altura y pesaba 3,8 kg. Se componía de una copa octagonal sostenida por una figura alada representando a Niké, la diosa griega de la victoria.

La historia de este trofeo está plagada de mitos, realidades y leyendas. Durante la Segunda Guerra Mundial el vicepresidente de la FIFA, Ottorino Barassi, lo escondió bajo su cama para que los nazis no se la encontraran. Sin embargo, fue robada dos veces. En marzo de 1966 se la llevaron de una exposición en Londres y fue hallada a los pocos días. En 1983, ya en manos de la Federación brasileña, fue robada otra vez y nunca más se supo sobre su destino. Si bien los autores del delito fueron encontrados, dieron dos versiones del hecho: una, que la habían fundido y vendido el oro, la otra, que la habían vendido a un coleccionista en Italia.

Cinco obras de Gazzaniga

Gazzaniga se formó como escultor en la Escuela de Artes de Milán e hizo una especialización de orfebre y joyero en el Castillo Sforzesco. Comenzó a trabajar en Paderno Dugnano, al norte de Milán, junto a su padre, en un modesto taller dedicado a la orfebrería de medallas, trofeos, esculturas históricas y conmemorativas.

En 2003 recibió el Ambrogino de oro otorgado por la Fundación de Arte de Milán por ser uno de los representantes más prolíficos del arte contemporáneo.

Además de la copa del mundo es autor de la copa de la UEFA, hecha de plata con una base de mármol amarillo y verde que tiene tallado a 12 hombres fundidos en un abrazo. También creó la Supercopa de Europa, una copa ergonómica y ligera de 12 kilos y 58 cm de altura.

La Copa Italia le fue encargada por el primer ministro italiano Mario Monti con motivo del 150 aniversario de la unificación de Italia. Gazzaniga buscó reflejar en su trabajo el sentido de unidad, la energía y la voluntad de ese hecho. Diseñó una copa de plata con ocho estrellas que se extienden hacia arriba y un anillo de mármol en su base. En la punta descansa una corona con torres, representando la unificación del país, y tres banderas italianas.


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