Abril 2024
Espacios Laborales

El arte como motivador en la oficina

En el marco de la disminución de la asistencia a la oficina luego de la pandemia han surgido nuevas estrategias para hacer del espacio de trabajo un lugar más atractivo para los empleados, capaz de promover la satisfacción y el compromiso. Enriquecer la experiencia laboral es una de ellas.

La utilización de diferentes recursos para materializar la oficina puede proporcionar diversos disparadores sensoriales. Esto se puede lograr a través del diseño del layout, la morfología, los colores, las texturas, la iluminación e, incluso, a través del arte. Por este motivo, algunas empresas están comenzando a incorporar obras de distinto tipo para crear entornos estimulantes y conseguir que a los empleados les resulte más grato volver a la oficina en lugar de trabajar en casa.

Numerosas investigaciones demuestran que la exposición al arte en la oficina no solo contribuye al desarrollo de los procesos de pensamiento reflexivo, innovador y creativo; también ayuda a comunicar los valores de marca, favorece la gestión multicultural de la fuerza laboral y promueve la identidad colectiva, al mismo tiempo que ayuda a restaurar la energía mental y reducir el estrés.

Los nuevos esquemas de planta abierta y la creciente importancia de las áreas de descanso crean interesantes oportunidades para incorporar arte en la oficina. Y, si bien es cierto que sus manifestaciones más tradicionales (pintura, grabado y escultura) siguen siendo las más elegidas, los murales, las instalaciones y el arte digital también ganan adeptos. Integrar obras de arte en los espacios de trabajo es una excelente herramienta para atraer a la gente a un ámbito inspirador y no convencional.

El arte en el cuerpo

El arte es una actividad exclusivamente humana asociada a la cognición simbólica y abstracta. Su praxis universal (está presente en todas las sociedades del mundo) junto con su aparente falta de utilidad práctica y su relación con el placer, han dado lugar a numerosas teorías.

Así, el arte es capaz de expresar una multitud de ideas, experiencias, conceptos y valores culturales y sociales de una manera que el lenguaje no permite. Esto se debe a que el arte genera una gran variedad de emociones, evaluaciones y reacciones en el organismo que pueden diferir mucho entre distintas personas y entornos. Y aunque la respuesta de cada uno sea diferente, su poder evocativo es incuestionable.

Contemplar una obra de arte estimula el cerebro y pone en movimiento nuestra capacidad innata para reconocer y organizar patrones y darle sentido a las formas. También modifica las funciones fisiológicas aumentando el flujo sanguíneo al cerebro hasta en un 10% y afectando la frecuencia cardíaca, la conductividad de la piel y otros procesos del sistema nervioso autónomo. Puede, incluso, tener un impacto general en la salud y el bienestar a través de la reducción del estrés, por lo que se utiliza en diversas terapias.

El arte en la oficina

El “espacio” se puede definir mediante una mirada objetiva (es geométrico y mensurable) mientras que el “lugar” se explica en función de su significado cultural elaborado a partir de las experiencias. De ahí que el valor predominante del arte sea la creación de lugares. Al transformar los espacios de trabajo en lugares con significado se espera que las personas encuentren motivos para elegirlos como destino predilecto.

De acuerdo con un informe recientemente publicado, las personas prefieren trabajar en espacios enriquecidos por el arte y la cultura –lo cual es particularmente cierto en el caso de las jóvenes generaciones–, además de revelar otros interesantes hallazgos:

  • El 69% de los encuestados cree que tener obras de arte interesantes y visualmente atractivas en la oficina contribuye a su bienestar.
  • Utilizar el arte como forma de enriquecimiento del espacio tiene la capacidad de aumentar la productividad hasta en un 17%.
  • El 72% de quienes tienen acceso a una gran cantidad de eventos culturales, sociales y de bienestar en la oficina prefiere trabajar de forma presencial, en comparación con el 48% que no las tiene.

Por su parte, el psicólogo organizacional Craig Knight de la Universidad de Exeter, afirma que la gente se siente más feliz y trabaja mejor en un espacio enriquecido por el arte. En su investigación, Craig y su equipo descubrieron que las personas que trabajaban en una oficina enriquecida lo hacían alrededor de un 15% más rápido y tenían menos problemas de salud.

Los beneficios para las empresas y los colaboradores

Las manifestaciones artísticas son apreciadas por su valor estético, pero su impacto va más allá. La incorporación de obras de arte en la oficina pueden generar una serie de beneficios tangibles e intangibles que mejoran la experiencia de los empleados y también favorecen a las empresas:

El arte promueve el bienestar. Las obras de arte cuidadosamente seleccionadas y ubicadas pueden contribuir a crear un ambiente más agradable y edificante, ayudando a los empleados a sentirse más relajados, cómodos e inspirados.

Las imágenes realistas de la naturaleza –plantas, animales, paisajes, agua, formaciones geológicas, etc.– plasmadas en fotografías, pinturas, esculturas, murales, videos, simulaciones por computadora y otros medios de representación, ayudan a los trabajadores a restaurar la energía mental y a reducir el estrés. Este efecto restaurador que se produce al mirar escenas naturales está ampliamente probado y tiene relación con el concepto de biofilia, nuestra necesidad innata de conexión con la naturaleza.

Estimula la comunicación y la socialización. La exhibición de obras de arte puede entenderse como una distracción positiva que provoca conductas de socialización improvisada. Según una encuesta de la Universidad de Texas en Dallas Derive Art, después de implementar una instalación de arte en su lugar de trabajo, el 75% de los empleados de una compañía experimentó nuevas conversaciones y temas de discusión con sus colegas.

Comunica los valores y la cultura de la empresa. Las obras de arte ofrecen una forma elegante y sutil de comunicar los valores corporativos. La clave es hacerlo de una manera auténtica, de tal forma que las imágenes y los mensajes contenidos en las obras realmente sean coherentes con la esencia de la compañía. Por ejemplo, exponiendo piezas de artistas pertenecientes a grupos minoritarios se puede comunicar el compromiso de la empresa con la diversidad y la inclusión. Estos son recordatorios constantes, poderosos y emocionales de la cultura organizacional que ayudan a que los colaboradores se sientan más conectados e identificados con la compañía.

Apoya la conexión con la comunidad. El diseño del espacio de trabajo está influenciado no solo por las tendencias globales sino también por la fuerza de los valores y las tradiciones regionales. Es por esto que las colecciones de arte corporativas más exitosas suelen incluir artistas del lugar como una referencia al entorno cultural cercano. De esta manera se comunica la adhesión a las prácticas de gestión multicultural, se refuerza la identidad colectiva y se pone en valor la cultura de la comunidad local creando un puente entre el lugar de trabajo y el entorno más amplio de la sociedad. Todo lo cual aumenta el sentido de pertenencia y el compromiso por parte del plantel.

¿Cómo elegirlo?

Para conseguir todos los beneficios que puede brindar la exhibición de arte en la oficina es preciso elegir las obras que mejor se alineen con la cultura de la empresa y la idiosincrasia de la comunidad a la que estarán destinadas. Para ello, los especialistas sugieren una selección de artistas locales que mejor interpreten la cultura, los gustos, el estilo y las preferencias del lugar. Esta perspectiva familiar ayudará a decodificar los mensajes representados en las obras.

También aconsejan la instalación de piezas con una complejidad visual moderada tales como, por ejemplo, las pinturas impresionistas. Si las obras parecen demasiado simples o demasiado complejas, tienen más probabilidades de tener una influencia negativa en el estado de ánimo de los trabajadores. Lo mismo ocurre con los colores y los patrones: no deberían resultar tan familiares como para sentirse aburridos ni tan extraños como para sonar confusos.

Además, es importante saber que las líneas horizontales y verticales son más fáciles de procesar que las diagonales y que las curvas resultan más familiares que las rectas. En cuanto a la simetría, es la composición preferida de nuestro cerebro ya que aporta orden visual y equilibrio, lo cual reduce el tiempo necesario para la comprensión de la obra. No obstante, la asimetría puede servir como un recurso para llamar la atención y mantener cierto grado de tensión que puede ser beneficioso.

Asimismo, los expertos recomiendan las imágenes agradables e interesantes en lugar de las desafiantes: los espectadores generalmente prefieren sentir que comprenden la obra. Para ello, el arte figurativo es una mejor opción que las piezas abstractas.


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