Una instalación eléctrica es el conjunto de componentes y equipos, mediante los que se genera, convierte, transforma, transporta, distribuye o utiliza la energía eléctrica. Los elementos básicos de la misma son: conductores, interruptores, canalizaciones, tomacorrientes, tableros, accesorios y dispositivos que aseguran su correcto funcionamiento y permiten la conexión de lámparas, electrodomésticos y diversos aparatos eléctricos.
Todos los elementos y partes de la instalación eléctrica, productos eléctricos y electrónicos deben contar con una certificación que acredite el cumplimiento de los requisitos esenciales de seguridad eléctrica. Es decir, que se fabrican de modo que permitan una conexión segura y adecuada. Los productos alcanzados por los regímenes de testeado obligatorio cuentan con un símbolo de seguridad. El mismo deberá exhibirse acompañado por el logotipo del organismo de certificación reconocido interviniente, o bien su número identificatorio y el del certificado correspondiente al producto de que se trate.
Al igual que con cualquier producto, los sistemas eléctricos se deterioran gradualmente por el uso, el abuso, la antigüedad y la mayor demanda. Es probable que los sistemas instalados en la década de 1970 y anteriores, nunca hayan anticipado el uso al que los sometemos hoy en día. Para garantizar la seguridad eléctrica de su hogar, debe realizarse una inspección, corregirse los defectos y actualizarse el servicio para satisfacer las exigencias presentes y futuras.
Una instalación eléctrica, segura y confiable es aquella que reduce al mínimo la probabilidad de accidentes que pongan en riesgo la vida y la salud de los usuarios, reduciendo la posibilidad de fallas en los equipos eléctricos y evitando la consiguiente inversión de dinero necesaria para su reparación o reposición.
Con el paso del tiempo, los problemas típicos que se pueden presentar en una instalación eléctrica son:
Tener en cuenta algunas cuestiones clave puede evitar electrificaciones, incendios y sobretensiones que afecten la vivienda, los artefactos y la seguridad de los habitantes del hogar. Los elementos de protección contra la tensión y las correctas conexiones eléctricas son algunos de los aliados principales para el hogar, que evitan la electrificación de los aparatos e incluso que se produzcan accidentes que puedan dañar un electrodoméstico o a los habitantes de la casa.
A partir de 2007, se prohibió en Argentina la comercialización de cualquier otro tipo de enchufes, tomacorrientes y adaptadores que no sean de tres patas planas (positivo, negativo y tierra). Según esta resolución, la tercera pata brinda protección ante eventuales fallas en la aislación de los equipos y permite que cualquier descarga eléctrica sea a tierra. En el caso de los aparatos más pequeños y de carcasa plástica (impresoras, licuadoras, equipos de audio), la norma establece que pueden tener enchufes de dos patas planas inclinadas. Para que este mecanismo funcione, al momento de la construcción es fundamental conectar todas las partes metálicas de una instalación eléctrica (por ejemplo tableros, cajas y tomacorrientes) a un cable de cobre electrolítico aislado de color verde amarillo, que recorre toda la conexión junto a los conductores de energía y se conecta firmemente a una jabalina enterrada en el suelo. El objetivo es derivar allí toda fuga de corriente que hace peligroso cualquier contacto directo o indirecto con elementos electrificados.
Así como el diámetro de un caño está en función de la cantidad de agua que pasa por su interior, el de un conductor eléctrico depende de la medida de corriente que circule por él. Esta se genera mediante el roce de electrodos, que produce cierta temperatura. Los cables soportan dicho calentamiento hasta cierto límite. Superado este, comienza el deterioro: los materiales aislantes se derriten y exponen al alambre de cobre, lo que puede provocar cortocircuitos y causar incendios. Por esto, es fundamental que sean correctamente dimensionados para resistir no solo la carga eléctrica actual, sino también la requerida en un futuro próximo.
Para la seguridad del hogar, hay que verificar que estén intactos y en buenas condiciones; fuera de las áreas de circulación; no instalados por debajo de alfombras o detrás de zócalos, ya que requieren ventilación y pueden recalentarse y ocasionar incendios; priorizar el uso de cable canal por sobre las conexiones expuestas; y desenchufar los artefactos por el cuerpo aislante de la ficha y nunca por el cable.
Se llama circuito a todo conductor o sistema de conductores a través de los cuales puede fluir una corriente eléctrica. En el hogar, las normas prescriben la separación de al menos dos: de iluminación y de tomas. El primer motivo de esta exigencia es que uno no debe ser afectado por la falla de otro. El segundo es que la separación ayuda a la implementación de medidas de protección para la casa. Además, es recomendable un tercer circuito exclusivo para artefactos de gran consumo (cocina eléctrica, aire acondicionado, etc.). En estos casos, los conductores deben de ser bien dimensionados para asegurar su correcto funcionamiento.
Actualmente, los fusibles se usan cada vez menos y son reemplazados por las llaves térmicas, que cumplen la misma función pero sin la necesidad de cambiar elementos fundidos.
Los disyuntores detectan fugas a tierra o fallas de aislamiento, ya sea por un contacto accidental de una persona como por el mal funcionamiento de un artefacto. Las térmicas, en cambio, protegen los cables de la instalación ante sobrecargas y cortocircuitos. Entonces, es importante comprender que, mientras la térmica protege la instalación, el disyuntor cuida equipos y personas. Existe en el mercado un mismo instrumento que cumple con las dos funciones a la vez, es económico y se recomienda utilizarlo.
En conclusión, la seguridad eléctrica en el interior de los hogares depende de varios factores. Si se toman en cuenta las recomendaciones anteriores, la instalación será de calidad, evitará el desperdicio de dinero y minimizará el riesgo de accidentes. Es fundamental que la manipulación la realice personal capacitado y matriculado por los organismos habilitados.