Junio 2025

Nicolás Pagano, el constructor de las obras emblemáticas

En 1901 una breve nota publicada en el diario La Nueva Provincia daba cuenta de la radicación en Bahía Blanca de Nicolás Pagano, un joven de 27 años nacido en Picerno, en la Basilicata italiana, de profesión constructor.

Pagano llevaba algunos años en el país, radicado primero en Buenos Aires y luego en San Miguel del Monte, hasta que decidió probar suerte en esta ciudad del sur bonaerense que se consolidaba con la llegada del ferrocarril y la habilitación del puerto en Ingeniero White.

Pagano llegaba a un lugar donde “estaba todo por hacer”. Su oficio, empuje y sus ansias de progreso lo convirtieron en protagonista de las primeras décadas del siglo XX y su firma quedó grabada en decenas de obras emblemáticas.

Los primeros pasos, un palacio

En 1904, Pagano había realizado un par de trabajos “menores” cuando el intendente Rufino Rojas anunció la construcción de la nueva casa municipal, con la cual buscaba manifestar, a través de su arquitectura, la importancia que empezaba a tomar la ciudad.

Pagano se presentó, asociado con el arquitecto José Baüerle, al concurso de proyectos, obteniendo el segundo premio, detrás del estudio platense de Ceferino Corti y Emilio Coutaret. Sin embargo, tuvo su “premio consuelo” cuando se licitó la obra y su oferta resultó la más conveniente. En 1905 comenzó la construcción del palacio Municipal de calle Alsina, su primera gran obra.

Ese mismo año Nicolás instaló, junto a su hermano Gerardo, una fábrica de mosaicos a la que llamó “La Perla del Sud”, como por entonces se nombraba a Bahía Blanca. Los pisos de la municipalidad, un muestrario de colores y diseño, son algunos de los mosaicos hidráulicos elaborados por esa firma.

En 1911, la fábrica montó su stand en la Feria Internacional de Turín, siendo premiada por los organizadores por su estética y la calidad de sus productos.

Un hotel y un club de aires parisinos

De manera simultánea con el edificio comunal, Pagano obtuvo la construcción de un monumental edificio en avenida Colón y Brown, propiedad de la compañía de seguros La Previsora, diseñado por el arquitecto Alberto Coni Molina, destacado profesional porteño.

De líneas historicistas, con columnas clásicas y fachada por demás ornamentada, fue terminado en 1909, alojando el Hotel Sudamericano, el más lujoso de todo el continente. Sirvió con ese destino hasta entrada la década del 70, en que fue modificado su interior para el funcionamiento del Centro de Compras de la Cooperativa Obrera. Desocupado desde hace una década, el lugar agoniza de manera irremediable, cercado por un vallado preventivo debido a su mal estado.

A pocos metros, y en este caso asociado con su hermano Gerardo, comenzó la obra del club Argentino, en avenida Colón y Vicente López, un edificio de aires franceses, un palacete hoy inventariado como Monumento Nacional.

El resto

El listado de obras de Pagano es extenso, variado y, seguramente, incompleto. Con un diseño art nouveau del arquitecto catalán Joaquín Suarí, construyó la vivienda familiar de Apolinar Bañuelos, en Florida y Witcomb, la cual desde 1949 es sede de la Sociedad Sportiva.

Con proyectos de Coni Molina hizo la casa de la firma Lanusse y Olaciregui, en la primera cuadra de calle Donado (demolida en 1983).

En calle Alsina casi Dorrego, levantó su vivienda familiar y estudio, que se impuso en el paisaje del lugar y se convirtió en una postal de la ciudad. Conocido como Palacete Pagano fue reconvertido en los 70 en confitería bailable, hasta su definitiva demolición a fines de los 80.

En 1909, en la esquina de Lavalle y Chiclana, ejecutó el banco Hogar Argentino (demolido) y el estanciero Ramón López Lecube lo contrató para construir el templo ubicado en el pueblo que lleva su nombre. En Tres Arroyos levantó el palacio comunal y el banco Comercial.

Quienes disfruten de caminar Bahía Blanca, pueden realizar el atractivo ejercicio de mirar su arquitectura y descubrirán otras varias propuestas con la firma de Pagano.

El hombre

Nicolás Pagano llegó a Bahía Blanca ya casado con Ángela Bonavita, enviudando en 1916. Volvió a casarse años después con Ana Iriarte. Fue padre de siete hijos, entre ellos Adalberto, ingeniero de destacada labor edilicia, y Pirica, casada con Néstor Julio, hijo de Enrique, fundador del diario La Nueva Provincia.

En 1922 sufrió uno de los momentos más tristes de su vida cuando, afectado de tuberculosis, falleció su hijo Oscar, de 21 años de edad. Buscando un poco de paz decidió regresar a Picerno, donde vivió varios años. A esa comunidad donó un edificio para servir como escuela primaria, el cual lleva, hasta hoy, el nombre de Oscar Pagano.

Regresó a Bahía Blanca en 1929. Aquejado por problemas de salud, falleció el 29 de mayo de 1932, a los 59 años de edad.


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