De esta manera, se cumplirá uno de los pasos quizá más importantes en la readecuación prevista, destinada a dotar a la ciudad de una capacidad adecuada para evacuar el agua en caso de un evento similar al del pasado 7 de marzo, cuando cayeron 300 mm en menos de seis horas. También permitirá afrontar sin complicaciones las crecidas del arroyo Napostá, provocadas por lluvias en su cuenca.
Si bien los especialistas refieren que un fenómeno semejante recién podría darse en cien años, lo cierto es que el cambio climático está ocasionando variaciones que hacen impredecible si eso será exactamente de ese modo.
Por otra parte, el canal Maldonado ha quedado virtualmente destruido luego de la crecida, perdiendo el 40 % de su revestimiento de hormigón y hoy con una capacidad de apenas el 60 % de los 260 m3/s del diseño original de 1948.
Una lluvia importante en la cuenca del Napostá sería además sumamente dañina para el canal, ya que afectaría sus taludes hoy descubiertos y seguiría arrastrando placas de su revestimiento.
Desde los primeros minutos posteriores a la inundación, se planteó la idea de ampliar la capacidad del canal, una obra que estaría acompañada por la limpieza de todos los conductos pluviales y del entubado del Napostá. Además, se propuso un conjunto de intervenciones preventivas en la zona alta de la ciudad, destinadas a frenar el avance del agua y reducir su velocidad.
Los profesionales del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia analizaron al menos cinco variantes destinadas a esa ampliación, en cada una de las cuales se consideró el espacio disponible para un ensanche superior e inferior, las interferencias a salvar y la variable topografía a lo largo de su recorrido.
Finalmente, el Consejo Asesor del Plan Hidráulico que integran el Ministerio, el municipio, expertos e instituciones locales, se inclinó por el proyecto presentado con el número cinco, por ser el de menor costo, con un ancho que genera la menor afectación y un alto grado de eficiencia.
De acuerdo a lo anunciado por el Ministerio, el nuevo canal triplicará su capacidad para transportar agua, pasando de los 260 m3/s actuales a 900 m3/s.
Para esto se ensanchará siete metros la parte superior del conducto actual, pasando de 19 a 26 metros, avanzando 3,50 metros hacia cada una de las calles perimetrales.
El fondo, por su parte, pasará de 12 a 21 metros, sumando 4,50 metros a cada costado y diseñado en dos partes, con pendiente hacia el eje central.
La profundidad se mantendrá en los 3,60 metros actuales mientras que los taludes laterales tendrán una mayor pendiente que la actual y su último tramo, de un metro de alto, será vertical, terminando a nivel de las veredas.
Esa sección tendrá ligeras variantes a lo largo del canal, con lo cual la capacidad del conducto irá aumentando a medida que se acerca a la desembocadura.
Como el borde superior del nuevo canal quedará al nivel de vereda, se tiene una situación de seguridad a resolver. El Consejo Asesor propuso construir una baranda de hormigón, de unos 40 centímetros de alto, la cual podría funcionar como extensión del canal y aumentar en 40 m3/s su capacidad, equivalente a la que hoy tiene el entubado del Napostá.
Hay un detalle que llama la atención del nuevo canal y es que si se considera su sección, la misma no triplica la actual.
La explicación es que en realidad el nuevo canal tendrá el doble de capacidad en su primer tramo e irá luego aumentándola hasta llegar a su desembocadura.
Desde el Parque de Mayo hasta calle Alvarado, la capacidad será de 616 m3/s. De allí hasta Pampa Central aumentará a 736 m3/s y, en el tramo final, admitirá 916 m3/s.
De acuerdo a este esquema, una circunstancia como la del pasado 7 de marzo excedería la capacidad del canal a la altura del partido, ya que, de acuerdo al estudio realizado por el INTA, esa lluvia generó en ese punto un caudal de 900 m3/s, un 35 % más de la capacidad que tendrá.
De allí, entonces, la importancia de las obras adicionales o complementarias, que sirvan para regular el avance del agua desde la parte alta de la ciudad, desde el centenario proyecto de embalsar el Napostá a la altura de Puente Canessa, así como la construcción de terrazas de contención en las áreas donde se verificó la mayor escorrentía del agua de lluvia, de modo de retenerla o desviarla hacia los pluviales.
El ingeniero Ricardo Kloster, presidente del Colegio de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires con sede en Bahía Blanca e integrante del Comité Asesor, mencionó a esta revista la necesidad de generar las condiciones necesarias para que el canal sea impermeable. “Hoy cientos de losas se rompieron y quedó la tierra expuesta. Es importante empezar el nuevo canal, pero sin descuidar el resto de los trabajos que se plantearon. No es la única obra que tendremos que discutir para dar mejor respuesta ante una situación como la del 7 de marzo”.
El Plan hidráulico completo que se pretende desarrollar en Bahía Blanca insumirá 113.554 millones de pesos y contempla obras a corto plazo (la refuncionalización del sistema); de mediano plazo (adecuación del Canal); y a largo plazo (estudios y proyectos de obras complementarias).
La Dirección Provincial de Hidráulica anunció que lo primero a realizar será la construcción de 16 nuevos puentes, con una primera etapa que incluye la construcción del puente ferroviario de 36 metros de largo vecino a calle Don Bosco, y los de calles Don Bosco y Pampa Central, ambos de 28 metros de largo, de hormigón armado y fundados sobre pilotes.
Las siguientes etapas incluyen la ejecución de los ubicados en calles Catamarca, Sixto Laspiur, Tucumán, Terrada y Castelli, Vieytes, Zelarrayán (2), Alvarado y Zapiola, avenida Alem, parque de Mayo y, finalmente, la reconstrucción del partido del Parque de Mayo.
En cuanto al nuevo canal, también se plantea construirlo en etapas, la primera de las cuales, desde la desembocadura hasta calle Don Bosco, se estima podría comenzar en marzo de 2026.
Es una obra que se estima exige al menos tres años de trabajos, con lo cual recién podría estar operativa entre 2028 y 2029.
Se tiene entonces una situación compleja por delante. Por un lado, lo positivo de estar disponibles los recursos y que se avanza en la elaboración de los proyectos y pliegos para
las licitaciones.
Por otro, y hasta tanto se complete la totalidad de las obras, la ciudad se encuentra vulnerable ante precipitaciones importantes en la ciudad o en la cuenca del Napostá. Este escenario también es el que habría que considerar y pensar acciones alternativas ante situaciones que inevitablemente ocurrirán.