Noviembre 2024

Urbanismo táctico: de lo temporal a lo permanente

El urbanismo táctico se ha convertido en una respuesta innovadora a los desafíos urbanos contemporáneos, transformando temporalmente espacios para generar un impacto social duradero.

Desde 2014, cada 31 de octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover la colaboración entre países y enfrentar los desafíos del urbanismo. En este contexto, es oportuno abordar el urbanismo táctico, una estrategia que ganó relevancia a raíz de las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia de COVID-19.

El término urbanismo táctico fue impulsado en el año 2011 por Mike Lydon, urbanista y cofundador de Street Plans Collaborative, una organización dedicada a la planificación urbana colaborativa. Esta estrategia se enfoca en implementar, de manera colaborativa, intervenciones temporales y de bajo costo en el espacio público, con el objetivo de mejorar la calidad de vida urbana y fomentar la participación ciudadana.

Así, el urbanismo táctico se presenta como una alternativa dentro de la planificación urbana, permitiendo probar y evaluar nuevas ideas y diseños en el corto plazo. A través de acciones concretas y rápidas, realizadas junto a la comunidad, se puede observar la respuesta de la gente a las intervenciones antes de realizar cambios permanentes.

El urbanismo táctico como estrategia clave durante el COVID-19

Diversas investigaciones han demostrado que mantener un distanciamiento físico de al menos 1,5 metros entre personas reduce la probabilidad de transmisión del COVID-19. En ese contexto, el urbanismo táctico se volvió esencial para que las ciudades se adaptaran rápidamente a las nuevas realidades durante la pandemia. Este enfoque permitió implementar intervenciones temporales que reconfiguraron los espacios públicos, creando áreas peatonales más generosas para garantizar el distanciamiento social. Así, el urbanismo táctico demostró ser una herramienta efectiva para hacer las ciudades más seguras, inclusivas y resilientes en tiempos de crisis.

Sin embargo, es importante señalar que no todas las intervenciones realizadas durante este periodo pueden clasificarse como urbanismo táctico. Muchos comercios se vieron obligados a expandir sus locales hacia la calle como una respuesta rápida a las restricciones sanitarias. Aunque esta medida ayudó a los negocios locales a subsistir en una situación económica difícil, no se ajusta a la esencia del urbanismo táctico, que debe estar diseñado por y para los ciudadanos, sin fines lucrativos o comerciales.

Algunos ejemplos de transformaciones urbanas a través del urbanismo táctico

Hay numerosos ejemplos de intervenciones de urbanismo táctico en distintas partes del mundo, que han respondido con éxito a las necesidades locales, generando un impacto significativo en lo social y cultural, como algunos de los que te mostramos a continuación:

Ciudad de Colima, México: debido a que en el Estado de Colima la principal causa de muerte en personas de entre 0 y 24 años son producto de accidentes viales, la implementación del urbanismo táctico estuvo orientado a abordar esa problemática en una zona escolar donde, durante las horas pico, circulan más de 6000 vehículos y transitan diariamente 2500 estudiantes. Esta iniciativa se llevó a cabo como parte del programa “Las niñas y los niños vamos primero”.

Para mejorar la seguridad vial en el cruce peatonal se redujeron los carriles vehiculares de tres a dos, lo que permitió ensanchar la vereda y, por consiguiente, disminuir la longitud del cruce. Esta transformación se llevó a cabo mediante la pintura de figuras coloridas sobre la calle que destacan la zona. Además, se instalaron dispositivos de plástico sobre la calle para disminuir la velocidad de los vehículos, se reforzó la prohibición de estacionamiento frente a las escuelas y se reubicaron las paradas de transporte público. También se pintaron las sendas peatonales y se prohibió el giro en “U”. Este ejemplo sirve para apreciar cómo se ha respondido con éxito a una demanda específica de la comunidad mediante intervenciones de bajo costo.

Ciudad de San Francisco, Estados Unidos: en el año 2005, un colectivo de arte se apropió de un tramo de estacionamiento vehicular en el centro de San Francisco para convertirlo en un parque por un día y, a partir de ese momento, cada año se celebra un evento mundial llamado Park(ing) Day. A raíz de ello, la ciudad de San Francisco decidió crear, en el año 2009, versiones más permanentes de estas intervenciones denominadas “Parklets” (Imagen 2), que consisten en convertir los espacios de estacionamiento en áreas públicas para el disfrute de las personas.

Con la pandemia, estos espacios adquirieron aún más relevancia y comenzaron a replicarse en diversas partes del mundo. Muchos comercios optaron por colocar mesas al aire libre para ampliar sus locales y cumplir con las restricciones sanitarias pero, como se dijo anteriormente, en muchas ocasiones esto no puede considerarse urbanismo táctico, ya que la esencia de los “Parklets” radica en que, al apropiarse de un espacio público como es la calle, este se mantenga accesible para todos de forma gratuita, permitiendo que las personas lo utilicen para comer, conversar o incluso estacionar bicicletas; un medio de transporte más amigable con el entorno, sin la necesidad de tener que consumir en negocios adyacentes.

Santo Domingo Este, República Dominicana: entre 2018 y 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el municipio de la ciudad de Santo Domingo Este dieron marcha a un proyecto denominado “Plazas de Bolsillo”, el cual buscaba aprovechar terrenos baldíos o espacios en desuso, sin un plan en el corto plazo, para transformarlos en espacios públicos que respondan de manera temporal a las necesidades de la comunidad. Las intervenciones se han realizado a partir de la participación ciudadana, donde vecinos y estudiantes de arquitectura participaron voluntariamente en acciones comunitarias. Se tenía como principal objetivo reducir situaciones de violencia y delincuencia, así como el acceso a las drogas, generando espacios que fomenten el deporte, la recreación y la cultura. En un barrio de la ciudad, los vecinos colocaron un aro y pintaron una cancha de básquet (imagen 3) de acceso libre para todos en un espacio que no tenía ninguna función específica. Esta iniciativa permitió que los habitantes del barrio se reunieran y reconocieran, fortaleciendo los lazos de confianza entre ellos y facilitando la creación de vínculos más cercanos con las instituciones.

A medida que nuestras ciudades crecen, la capacidad de los gobiernos nacionales y locales para planificar se vuelve cada vez más compleja. Esto resalta la necesidad de explorar nuevas formas de hacer ciudad, donde la planificación, tradicionalmente en manos del gobierno, se traslade hacia la ciudadanía. Jane Jacobs, urbanista y gran defensora de la humanización de las ciudades, subraya la importancia de incluir a la comunidad en la creación del espacio urbano, afirmando que “las ciudades tienen la capacidad de proveer algo para todo el mundo, sólo porque, y sólo cuando, están creadas por todos”. Esta perspectiva enfatiza que la colaboración ciudadana es esencial para enfrentar los nuevos desafíos urbanos de nuestro tiempo.

El urbanismo táctico se distingue de los enfoques tradicionales de planificación urbana, que a menudo requieren largos períodos de tiempo y presupuestos elevados. Esta estrategia aprovecha la flexibilidad y la creatividad para abordar de manera efectiva los desafíos urbanos inmediatos. Las intervenciones tácticas no solo mejoran la funcionalidad de los espacios, sino que también fomentan la participación ciudadana, convirtiéndose en una alternativa viable para construir ciudades más inclusivas, sostenibles y adaptables al ritmo acelerado de la vida moderna.


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