Septiembre 2023 - Año XXXIII
Al Borde
Legado en tiempo y espacio

Edificios, monumentos y fuentes en honor a Einstein

por Ing. Mario Minervino - @mrminervino1

Su genialidad, sumada a su particular aspecto, su desordenado cabello y sus postulados no han pasado desapercibidos en el mundo del diseño y de la arquitectura. Hasta hoy se siguen construyendo obras que evocan su legado.


El film Oppenheimer ha puesto en escena el tema de la creación de la primera bomba atómica. A poco de haberse cumplido 78 años de su lanzamiento, en agosto de 1945, sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

La película narra la vida de Robert Oppenheimer (1904-1967), el físico que fue clave en el desarrollo de esa arma nuclear. Y siempre que se habla de aquel primer ensayo nuclear surge el nombre de Albert Einstein asociado a ese logro, aunque en realidad lo que el físico hizo —que no es poco— fue demostrar la existencia de una energía nuclear muy importante dentro de un átomo. Esta mantiene unidas las partículas subatómicas. La masa y la energía no son conceptos separados, sino que, bajo ciertas circunstancias, una pequeña cantidad de masa puede convertirse en una gran cantidad de energía, como sucede en las reacciones nucleares. Pero el proceso de cómo liberar esa energía no fue parte de la vida de Einstein. Eso fue lo que estudió y logró Oppenheimer con su equipo en el denominado Proyecto Manhattan.

Volviendo a Einstein, pocas figuras siguen siendo tan emblemáticas, míticas y destacadas en la historia de la humanidad. Su Teoría de la relatividad, que incluye la especial (1905) y la general (1915), modificó la comprensión del tiempo, el espacio y la gravedad, aportando una nueva perspectiva sobre cómo funciona el universo y estableciendo las bases de la física cuántica. Lo macro y lo micro.

Einstein es el autor de una de las fórmulas más conocidas de la historia, tanto por su simpleza como por su significado y por su belleza. Es la misma que en 1946 lo acompañó en la portada de la revista Time, donde su nombre es acompañado de la confusa leyenda: “El padre de la bomba atómica”. La referencia es a la ecuación E=mc2, que indica que la energía de un átomo es igual a su masa multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado.

Su genialidad, sumada a su particular aspecto, su desordenado cabello y sus postulados no han pasado desapercibidos en el mundo del diseño y de la arquitectura. Hasta hoy se siguen construyendo obras que evocan su legado. Lo que sigue es una parte de esos reconocimientos.

Un interrogante en dos relojes de sol

El tiempo fue clave en la vida de Einstein. Un tiempo que, según planteó, no es el mismo para todos. Por eso no es extraño que en Zaragoza, España, se haya decidido rendirle tributo con un par de relojes solares.

La obra se ubica en uno de los accesos al Puente Zaha Hadid y se realizó en conmemoración de la visita que Einstein hizo a esa ciudad en marzo de 1923.

Fue realizada por los ingenieros y escultores Antonio y Teo Ros. Incluye una figura de bronce a tamaño real de Einstein y dos relojes solares con formas de signos de interrogación. Estos muestran la ecuación símbolo (e=mc2) y la frase «The important thing is not to stop questioning» («Nunca dejes de preguntarte»), conocido lema del genio.

El memorial ha contado con la colaboración de soldadores, fundidores, ceramistas, modelistas y grabadores. Los signos interrogantes, fabricados en acero inoxidable, “simbolizan el espíritu crítico del físico”. Al tiempo que tiene marcadas varias ranuras para funcionar como relojes solares: “El hilo conductor para integrar el espacio, la luz y el tiempo, las variables que rigen las teorías Einstein”, según señalaron los autores del trabajo.

El Modulor y la Relatividad

En 1946 tuvo lugar el encuentro entre Einstein y un referente de la arquitectura moderna, como es el arquitecto suizo-francés Le Corbusier. Einstein tenía 67 años y Le Corbusier 59 cuando coincidieron en Princeton, durante el viaje que Le Corbusier hizo a Nueva York para presentar su proyecto para la sede de las Naciones Unidas.

El mismo Le Corbusier publicó, años después, su experiencia de aquel encuentro, al intentar explicarle a Einstein su sistema de medidas y proporciones: el Modulor.

“Tuve el placer de hablarlo con él. Yo estaba pasando una etapa de incertidumbre y me expresé confusamente, se lo expliqué muy mal, me perdí en el pantano de la causa y efecto. En un momento Einstein tomó un lápiz y comenzó a hacer unos cálculos. Estúpidamente le interrumpí y luego la conversación giró hacia otras cosas”, detalló. Sin embargo, la historia tuvo un final feliz. “En una carta que me escribió esa misma tarde, Einstein me hizo su comentario acerca del Modulor: ‘Es una escala de proporciones que hace lo malo difícil y lo bueno fácil’. Algunos piensan que ese juicio no es científico. Creo que es extraordinariamente visionario, un gesto de amistad hecho por un gran científico hacia nosotros, que no lo somos, y que somos soldados en el campo de batalla. Un científico que nos dice: ‘Esa arma (por El Modulor) dispara directamente en materia de dimensionamiento, es decir, de proporciones, lo que hace nuestra tarea más segura”.

En Jerusalén: Libeskind con la forma de una definición

El prestigioso arquitecto Daniel Libeskind (1946) diseñó este año la construcción del Museo Casa Albert Einstein, en la Universidad Hebrea de Jerusalén, proyecto dedicado a preservar y exponer el legado del físico. Por haber sido uno de los fundadores de esa Universidad, Einstein le donó todos sus escritos y su propiedad intelectual. Mediante modernas técnicas expositivas, el edificio permitirá poner de relieve los aportes científicos de Einstein, albergando una colección de más de 82.000 objetos.

El edificio es una mezcla de elementos retorcidos, curvos y angulares, que conforman una figura cúbica inspirada en los dibujos de Einstein en el campo de la geometría y su comprensión de la curvatura del universo. La compleja estructura, característica de la arquitectura de Libeskind, rinde homenaje al intelecto del científico, dotando de dinamismo a la fachada revestida con piedra ornamental.

Su forma se inspira en la teoría de la relatividad y en particular en cómo Einstein explicó que: “La materia le dice al espacio cómo curvarse y el espacio le dice a la materia cómo moverse. Utilicé ese pensamiento para crear un espacio dinámico, cambiante, que ilumine y despierte asombro en el visitante’, dijo Libeskind.

Con 2700 m2, los visitantes podrán ver una versión reconstruida de la biblioteca del científico, una réplica de su despacho y examinar documentos originales, incluido el manuscrito que introdujo la icónica ecuación E=mc2.

“La casa proporcionará una comprensión de la ciencia detrás de un hombre que sigue siendo un referente en la excelencia científica”, dijo Asher Cohen, presidente de la Universidad Hebrea.

Una fuente, una lengua

En Ulm, Alemania, ciudad de nacimiento de Einstein, existen muchas referencias a su vida. Pero pocas tan curiosas como la fuente realizada en 1984 por el artista Jürgen Goertz. Esta muestra un cohete que emerge del agua, coronado por un caracol que parece un mapa cósmico. A su lado, la cabeza del físico, con los ojos muy abiertos y sacando la lengua, una réplica de una de las fotos icónicas del genio.

El cohete representa la tecnología, el legado científico relacionado con el espacio-tiempo. La expresión de Einstein muestra un lado con el que muchos pueden identificarse.

La fotografía fue tomada en 1951 por el reportero Arthur Sasse, el día que el científico cumplió 72 años. Al salir de un club de Princeton donde celebró ese aniversario, Einstein subió a la parte trasera de un automóvil, sentado entre su mujer y un allegado. Sasse le pidió entonces una sonrisa, a lo que Einstein respondió sacando su lengua. Fue apenas un segundo, o menos. El resultado: una de las imágenes más reproducidas de la historia.

La Torre de Erich Mendelshon, el gran símbolo

La Torre Einstein, en Potsdam, Alemania, es quizá la obra de arquitectura, relacionada con el científico, más promocionada. Diseñada por el arquitecto alemán Erich Mendelshon es un modelo por excelencia del expresionismo alemán, movimiento clave de los primeros pasos de la arquitectura moderna. Pensada para ser construida en hormigón armado, Mendelshon quería que representara y facilitara el estudio de la teoría de la relatividad por parte de su autor.

Entre 1917 y 1920, el arquitecto realizó varios bocetos buscando crear una estructura dinámica, con una torre de observación central, rodeada por anillos de ventanas y levantada sobre una plataforma. La construcción comenzó en 1921 y fue terminada en 1924, albergando modernas instalaciones de observación.

Su construcción no resultó simple para Mendelshon, que buscó desarrollar “un principio estructural de continuidad elástica derivado del uso del hormigón armado”, donde masa, material, energía, espacio, tiempo y luz se potenciarán mutuamente. “La Torre es un organismo arquitectónico, no es puramente funcional. No se puede quitar ninguna parte de ella, ni de su masa, ni de su movimiento, ni de su desarrollo lógico, sin destruir el todo”, dijo.

Pero nada fue sencillo para el arquitecto. Tuvo dificultades para poner en marcha el proyecto; para su aprobación y, sobre todo, para realizarlo en hormigón, al punto que tuvo que aceptar que parte del edificio se construyese de ladrillo revestido de cemento, “imitando el hormigón”.

En 1925, consultado acerca del edificio, Mendelsohn todavía tenía sus reservas: “Tuvimos que llamar a constructores de barcos para hacer su piel. A pesar de todo, es bueno que exista.”, dijo.

Hoy el lugar está operativo, se lo puede visitar como un verdadero “monumento a la relatividad” y un testimonio de una experiencia arquitectónica comprometida con el mundo moderno.


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