Julio 2023 - Año XXXIII
Mes de la ingeniería

Luis Augusto Huergo ¿prócer de la ingeniería nacional? o ¿un ingeniero, prócer nacional?

por Ing. Osvaldo Martínez

La figura de Luis A. Huergo se nos presenta como el rostro y la imagen de la ingeniería nacional. Pero ¿quién fue Huergo?, o acaso mejor, ¿quién es Huergo?

¿Fue Huergo un prócer de la ingeniería nacional por sus destacados méritos en el ejercicio de su profesión, o fue un ingeniero que devino en prócer nacional por su contribución al engrandecimiento de la nación y a la defensa con patriotismo y honradez de las riquezas nacionales?

La obra de Luis A. Huergo es diversa y prolífera. Desde sus primeros pasos como profesional, al momento de tener que hacer, decidir y operar, se manifestó como un ingeniero práctico, eficiente y como un celoso custodio de los presupuestos que tuvo que manejar.

Claro ejemplo de ello fue su actuación en la construcción del Camino Blanco a Ensenada y en la selección y tramitación de la compra de de 118 puentes metálicos que integraban el primer Plan General de construcción de Puentes en la Provincia de Buenos Aires.

Sus meritorias actuaciones, como así también, trabajos como su “Estudio sobre Ferrocarriles Económicos para la República Argentina” o la construcción del primer Dique de Carena de la República Argentina, le valieron que fuera designado para realizar un estudio de la Canalización del Riachuelo y más tarde, el proyecto y la construcción del puerto del Riachuelo.

Para fines de 1877, cuando aún Buenos Aires no tenía puerto, el Puerto del Riachuelo fue declarado abierto para la navegación de buques de ultramar.

A fines de 1881, ya federalizada la ciudad de Buenos Aires y visto el éxito del Puerto del Riachuelo, se le encomendó un proyecto para construir un puerto definitivo para la ciudad con un canal de entrada de 21 pies de profundidad.

En abril de 1882, presenta su proyecto, que tiene la particularidad de dársenas en forma de dientes de peines, lo que le permitía su construcción en partes y con gran facilidad de ampliación. El ingreso a las dársenas lo tenía previsto mediante la profundización del canal por el cual se accedía al puerto del Riachuelo. Una obra que para los tres primeros diques, implicaban una erogación de diez millones de pesos.

Sin embargo, mientras el Gobierno no enviaba el proyecto de Huergo al Departamento de Ingenieros, que debía aprobarlo, Eduardo Madero, un comerciante de la ciudad vinculado a tareas de importación y exportación, presenta otro proyecto, diseñado por la firma inglesa Hawkshaw, Son & Hyter. Ingenieros ingleses de reconocida trayectoria en puertos, pero que nunca pisaron Argentina.

Este proyecto, basado en un modelo de puerto con esclusas, era un verdadero despropósito que para entonces, ya era obsoleto en la misma Gran Bretaña.

Los ingenieros argentinos, liderados por Huergo, cuestionaron las graves falencias del diseño con esclusas por sus altísimos costos operativos, por la insuficiente longitud efectiva de muelles, por el entorpecimiento de los movimientos naturales del puerto y por la generación de un segundo canal.

Pese a los informes negativos de una comisión designada “ad hoc” y del Departamento de Ingenieros, el 25 de febrero de 1886, el proyecto de Madero es aprobado.

Entonces, ¿Por qué se eligió el proyecto de Madero?

Por la falta de confianza en los técnicos nacionales; por el respaldo económico que le otorgaba la Baring Brothers; porque el proyecto había elaborado por Sir John Hawkshaw, prestigioso ingeniero inglés, y por la no menos reveladora aprobación del Consejo de Ministros que era presidido por el Vicepresidente de la Nación, Francisco Madero, casualmente el tío de Eduardo Madero.

Frente a esta circunstancia, Huergo renuncia a sus trabajos en el puerto del Riachuelo y en oportunidad de una comida que le ofrecen a manera de desagravio más de 150 ingenieros, manifiesta que “… si Dios le conservaba la vida para ver el resultado del gran fraude que se desarrollaba por los contratos celebrados en las obras del puerto, él, por la moralidad del país y para mantener la altura de honradez de procederes que caracterizaba a todos los miembros de la profesión, naturales del país y extranjeros, volvería a empezar la discusión del asunto y a exponer todo el procedimiento del negocio.”

Esa oportunidad se le iba a presentar en octubre de 1904 cuando presenta su “Historia Técnica Del Puerto de Bs As.”, en el Congreso Internacional de Ingeniería que se realizó en Saint Louis, Missouri, EE. UU.

Luego de su brillante exposición, del interés y debate por el contenido de su Historia Técnica, Huergo y todo el cuerpo de ingenieros argentinos pasaron a ser reconocidos y respetados en todo el mundo.

Los costos reales del puerto de Madero triplicaron los presupuestados y quintuplicaron lo cotizado por Huergo. La construcción llevó un total de 12 años y para 1904 el puerto estaba colapsado y era el hazmerreír en el mundo entero.

Algo que le tocó sufrir a Roca en su segunda presidencia, cuando llamó a un ingeniero máximo experto, no inglés sino norteamericano, y le pidió consejo. La recomendación fue que el proyecto Madero debía olvidarse y debía construirse un proyecto con modelo peine, tal como lo había concebido Huergo.

Para 1911, se comienza a construir el actual Puerto Nuevo bajo las consignas del diseño de Huergo. Actualmente lleva más de 100 años de funcionamiento.

Huergo fue también un gran emprendedor y visionario de nuevas oportunidades.

En sociedad con el Sr. José Otonello, instalan la primera fábrica de bulones, remaches, tornillos y clavos de la República Argentina.

Más tarde se fusionan con la Fábrica La Estrella de Antonio Rezzónico y conforman el núcleo originario de TAMET. Huergo es su primer Presidente.

Junto a un joven ingeniero, Humberto Canale, que había sido alumno suyo, y con el que habían realizado un trabajo de irrigación para dotar a 16.000 ha de agua en el Alto Valle del Rio Negro, adquieren 400 ha y dan vida a la primer emprendimiento agroindustria local, la bodega. Nace así la “Bodega Huergo & Canale”, actualmente “Bodega Humberto Canale”.

Huergo tampoco es ajeno a la historia del petróleo en Argentina.

Descubierto el petróleo en Comodoro Rivadavia, pasan casi tres años de resultados casi nulos, hasta que el 24 de diciembre de 1910 se crea la “Dirección General de Explotación del Petróleo en Comodoro Rivadavia”, (institución que años después tomaría el nombre de YPF).

Huergo es designado presidente de la Comisión Administradora de esa Dirección General y la historia de nuestro petróleo se pondría en marcha.

Pese a su avanzada edad, no pierde tiempo, viaja a Comodoro Rivadavia para interesarse “in situ” sobre la problemática del petróleo y habrá de producir, a lo largo los próximos tres años, distintos informes donde aconseja los trabajos a realizar y emite los presupuestos necesarios para alcanzar los objetivos perseguidos. En uno de esos informes, por primera vez un argentino, Huergo, proclama la meta del autoabastecimiento.

Ninguno de los importes solicitados en sus informes se lo son asignados como fueron solicitados, sino por montos muy menores y muchas veces a cuenta gotas.

Cansado de tanto luchar sin ser debidamente escuchado, Huergo produce su manuscrito más famoso, el Informe del 8 de abril de 1913, que para algunos fue tildado como demasiado agresivo. Lo innegable es que, más allá de la virulencia de sus palabras, estaba basado sobre hechos ciertos y sirvió de freno para los oscuros intereses de muchos.

Se pueden leer en algunos de sus párrafos más polémicos, textos como estos:

“La cuestión del petróleo y sus derivados interesa por ahora a toda la humanidad, y más particularmente a los países productores de la materia prima. El ejemplo actual de lo que pasa en Méjico debe servir de lección a los países de Sud América y la República Argentina debe estudiarla a fondo, para precaverse de las aceradas garras del buitre, para conservar sin desgarramientos la integridad de su nacionalidad, para mantener, consolidar y aumentar el bienestar de sus habitantes”

“Los actos de la compañía Standard Oil son juzgados en todas partes como actos de piratas, usurarios despiadados, capitaneados por un ex-sacristán, que empezó por llevar la ruina y la desolación á millares de familias de sus propios conciudadanos que, como el pulpo, ha extendido sus tentáculos á todas partes, acumulando fortunas colosales de miles de millones de pesos amasados con lágrimas y sangre humanas, que tiene en jaque al gobierno y a las instituciones de su propio país y que introduce la corrupción, la guerra civil y la ruina nacional en otros países.”

El explosivo Informe de Huergo generó una inmensa polémica, ya que delataba las maniobras de la Standar Oil de John Rockefeller y su complicidad con miembros del gobierno argentino.

Los legisladores calificaron al informe como “una diatriba contra los que gobiernan”. Desacreditaron parcialmente el Informe, pero excusaron a Huergo recordando su “temperamento ardiente, pese a su avanzada edad...”

En la misma semana que estalló el escándalo, Huergo declaraba al diario La Nación: “No niego que puede haber alguna exageración en mis palabras, pero el propósito las salva.” Y así fue.

Con justicia puede decirse que gracias a Luis A. Huergo se pudo ganar la primera batalla por el petróleo argentino.

El 2 de septiembre de 1913 asiste a la que sería su última reunión al frente de la Comisión Administradora. El 4 de noviembre siguiente, a pocos meses de su histórico alegato, Luis A. Huergo fallece. La posteridad le reconocerá sus esfuerzos.

Enrique Mosconi, en su libro “El petróleo argentino” dice: “Debo destacar al decano de los ingenieros argentinos, don Luis A. Huergo, cuya acción al frente del petróleo de Comodoro Rivadavia fue meritoria, patriótica y ejemplar.” (1936)

Arturo Frondizi, en “Petróleo y Política”, escribe: “El rumbo abierto por el decreto de reserva de 1907 había sido seguido con energía por el decreto del 24 de diciembre de 1910 que creó la Dirección General de Explotación del Petróleo, pero fue el ingeniero Luis A. Huergo, al frente de esa Dirección, quien señaló el derrotero con su acción y su palabra” (1954)

Por su parte, Julio Canessa, Primer Administrador de la Dirección Nacional de Gas del Estado, expresa, “La acción del ingeniero Luis A. Huergo salvó para la Patria, una inmensa riqueza: los yacimientos de petróleo de Comodoro Rivadavia, riqueza que las fuerzas externas querían silenciar y a la que desde adentro negaban importancia y la conveniencia de su explotación… Como bien lo expresara el decreto del Poder Ejecutivo Nacional, (al rendirle honores de General de Brigada), fue realmente un gran General, un General de la paz en los hechos, pero también un General para la guerra, pues su esfuerzo y tesón hicieron que se pusiera en evidencia y se preservara en su mayor parte para la Nación el más vital de sus elementos para la defensa nacional y la independencia económica: el petróleo.

“Así sirvió el Ingeniero Luis A. Huergo a la Patria, luchando por el petróleo argentino, que es luchar por la soberanía, bienestar y seguridad de la Nación.”

Para la ingeniería nacional, Huergo ha sido un paladín por su esforzada defensa de la ciencia y de los profesionales argentinos, pero no lo ha sido menos en la defensa de los valores y de la riqueza de nuestro patrimonio nacional.

En la cuestión del puerto, lo que por mucho tiempo parecía su gran frustración, se transformó en victoria. En la cuestión del petróleo, luchó hasta el fin de sus días para defender un patrimonio nacional que pocos entendían.

Elegir entre uno u otro de los interrogantes iniciales tal vez sea truncar el verdadero legado que Huergo nos ha dejado. Probablemente incluirlo en ambas figuras, sea verdadera justicia.


Home | Costos | Blog | Ediciones Anteriores