Decorar es, en parte, una cuestión de elegir. Mientras estamos en pleno proceso decorativo de un espacio se nos presentan continuamente dilemas ante los que tenemos que decidir. Alternativas entre las que hay que optar. Y, aunque a veces las decisiones a tomar están más claras, no siempre estamos seguros de cuál camino escoger. Hoy te planteamos un problema habitual: elegir entre cortina de ducha o mampara.
Al final el dilema no es tal porque no resulta difícil decidir si pensamos con cierto detenimiento en los factores relacionados con uno de estos sistemas. Aquí compartimos las claves para tomar una decisión y no arrepentirse.
Puede que seas de los que piensa que no hay nada mejor para una bañera o una ducha que una mampara. Le dan al espacio un aire mucho más contemporáneo y resultan más cómodas y prácticas a la hora de usarlas, pero no siempre son la mejor opción.
En ocasiones merece la pena elegir una buena cortina de ducha frente a la opción más definitiva que ofrecen las mamparas. Esto sucede, por ejemplo, cuando se trata de un piso de alquiler en el que el inquilino necesita una solución fácil, temporal y económica. Las cortinas de ducha son también una buena alternativa para segundas residencias o para casas de verano. En estos casos, el poco uso que se hace de la casa no justifica un gasto elevado como el de una mampara de baño. Una cortina de ducha es entonces la solución perfecta.
Cuando el tema central de elección lo dirige el dinero, la cortina de ducha puede ser una buena alternativa. En especial si contamos con un presupuesto ajustado, ya que su precio económico es una de sus mayores ventajas. Por otro lado, la variedad de diseños, motivos, estampados y colores es tan amplia, que siempre se encontrará una cortina que se ajuste a tus preferencias. Precisamente, por este motivo, las cortinas de ducha se adaptan a cualquier espacio, sin importar el estilo del cuarto de baño en cuestión. Y esto es una gran ventaja. Además, son tan fáciles de instalar que podrás ponerla en un momento y te ahorrás el proceso de instalación que conllevan las mamparas de cristal (y el dinero que has de invertir en él).
Referido a la limpieza, si bien las cortinas resultan ser más propensas al moho y los hongos, la gran mayoría de ellas pueden lavarse en el lavarropas, agregando al jabón habitual bicarbonato o vinagre de alcohol para remover suciedades difíciles.
Si bien la seguridad de las mamparas es superior, las cortinas consiguen ser la mejor elección si hay niños en la casa, ya que las mismas pueden correrse completamente para bañarlos con comodidad, cosa que no puede hacerse con las pantallas vidriadas.
Su capacidad de aportar color y diversión al baño, la comodidad con que se colocan (ni siquiera hay que hacer agujeros en la pared para poner la barra, ya que hay barras telescópicas que se fijan fácilmente), su económico precio y su amplia variedad, son algunas de las razones que pueden animarte a elegir una cortina de baño. Sin dudas es una buena opción cuando no podés o no querés complicarte la vida y necesitás una alternativa rápida.
Una mampara de baño: la solución definitiva
A pesar de todas las cualidades que puede ofrecerte una cortina de ducha, las mamparas de baño se convierten en la mejor opción para tu casa, siempre y cuando estés dispuesto a invertir más tiempo y, sobre todo, dinero. Las cortinas resultan opciones para salir del paso, pero una buena mampara de cristal (o acrílico) te durará mucho más, será más práctica, eficaz y funcional, y te quedará mejor en cualquier cuarto de baño. Ahora bien, también será mucho más cara. Es cierto que la inversión merece la pena, porque su tiempo de vida útil será mayor que cualquier cortina de ducha.
En cualquier caso, si podés destinar ese dinero a la mampara es una buena idea hacerlo. Son más actuales y decorativas. Además, resultan eficaces a la hora de contener el agua y aíslan mejor.
El aseo de las mamparas no es sencillo, y dependerá de su forma y del sistema de apertura que posea. La complejidad radica en que las mamparas poseen determinadas zonas de difícil acceso, para lo cual se sugiere contar con accesorios limpiacristales. También, hoy en día pueden encontrarse en el mercado opciones que tienen tratamientos contra la suciedad y las marcas de cal. Así es más fácil tenerlas siempre impolutas y completamente transparentes.
La seguridad es otro punto a considerar. Las mamparas constituyen opciones más seguras, ya que son fijas y resistentes, y son capaces de soportar el apoyo de la persona ante un resbalón, cosa que no sucede con las cortinas de baño. Además cuentan con vidrios de seguridad, más duros a los golpes y que se parten sin hacerse añicos. La colocación de la perfilería o los brazos (del vidrio a la pared) también influyen en su seguridad.
Por último, otro factor a considerar es la conservación de la temperatura. La mampara de baño es capaz de mantener de mejor manera el frío y el calor que una cortina, ya que crea un ambiente más cerrado que favorece a la hermeticidad.
La forma y disposición del plato de ducha es, junto con las medidas, de los primeros criterios a la hora de escoger entre los diferentes tipos de mamparas. Los platos cuadrados y los rectangulares se suelen situar entre dos o tres paredes. En caso de que el plato esté rodeado por dos muros se puede optar por que uno de los paneles sea fijo o con las dos hojas móviles, mediante un sistema de freno para impedir que golpee el tabique. Al margen de que esa zona de tu baño cuente con dos paredes o tres, podrás escoger un diseño de mampara según su tipo de apertura, para lo cual es necesario atender a los siguientes aspectos:
Al margen de la amplia oferta que se pueden encontrar, todas son de cristal templado de seguridad, y eso significa que en caso de rotura este tipo de vidrio se hace añicos en trozos pequeños y redondeados. En relación con el acabado que presentan estos cristales, es posible escoger diversas opciones:
Estos tipos de mamparas incluyen una serie de elementos y piezas que determinan su calidad y durabilidad. Las mismas están realizadas en vidrio templado de seguridad, porque es resistente a los impactos y en caso de rotura lo hace en trozos no cortantes (muy pequeños y redondeados). También, debés tener en cuenta al elegir modelo el grosor del cristal, ya que garantiza la estabilidad y seguridad del conjunto. Para las puertas correderas el ideal es de 6 mm; para paneles fijos es de 8 mm en adelante. Otro componente a considerar son los rodamientos, las piezas que permiten abrir la puerta. De ellos depende, en cierta medida, la durabilidad de todos los tipos de mamparas que hay en el mercado. Lo recomendable es que sean dobles para facilitar el deslizamiento de la mampara y de este modo que la apertura sea suave, silenciosa y no se atasque. Además, los dobles reducen el desgaste frente a los rodamientos simples. Los rodamientos inferiores también pueden elegirse desmontables para facilitar la limpieza y mantenimiento de la mampara.
Los perfiles son de aluminio, un material ligero y resistente a la humedad. Sus acabados más comunes son blanco, plata brillo, cromo brillo y acero mate, aunque existen otras alternativas. Junto a ellos a veces se recomienda utilizar en la instalación de la mampara los llamados perfiles de compensación, unos elementos que sirven para fijarla a la pared y conseguir un ajuste perfecto. Sirven para compensar pequeñas desviaciones en el alicatado y también para aumentar el ancho de la mampara estándar y ajustarlo a tu hueco.
En el caso de tipos de mamparas con cierre parcial y abatible es necesario el uso de gomas. Son las juntas que unen la mampara con el borde de la ducha y que garantizan la estanqueidad.
Con todos estos datos en la mano, no te resultará difícil elegir entre cortina de ducha o mampara. La primera opción es más sencilla, rápida y barata, aunque también menos eficaz y decorativa. La segunda alternativa es más cara, pero también mejor a largo plazo. Con una o con otra opción podrás tener un baño moderno y actual.