Tradicional, porque más allá de los avances tecnológicos de las últimas décadas y de las mejoras en la calidad y eficiencia de muchos materiales, sigue dominando la escena con componentes tan clásicos como el ladrillo, la arena, el cemento y el hierro.
Cambiante, porque se desarrolla en un país donde el mercado económico, financiero e inmobiliario modifica constantemente sus reglas —a menudo de manera caótica—, con variables como la inflación y el dólar que han hecho del sector un camino cargado de incertidumbres.
El primer número de esta revista vio la luz en noviembre de 1990. Se llamaba entonces Construyendo. Este ejemplar, renombrado Obras & Protagonistas, celebra por lo tanto sus 35 años de continuidad.
No es un hecho menor seguir editando en papel —aunque hoy también exista la versión digital— en un mercado donde los cambios de hábito han llevado al cierre de publicaciones históricas. En ese complejo mundo del ladrillo, esta revista ha mantenido su presencia, aportando mes a mes información indispensable: la evolución de precios de materiales, mano de obra y la valorización del metro cuadrado en Bahía Blanca y el sur bonaerense.
Los tiempos actuales son turbulentos. A 42 años del retorno de la democracia, la estabilidad sigue siendo casi una utopía. Argentina continúa conformando un caso singular: un país de enorme potencial que no ha logrado consolidar su desarrollo y que, por momentos, parece retroceder.
Tampoco eran fáciles los días de noviembre de 1990. Con Carlos Menem en la presidencia, la inflación anual superaba el 2300 %. La devaluación fue tan profunda que para comprar un dólar se necesitaban 5.050.000.000 de pesos argentinos. Luego vendrían la quita de seis ceros y la llegada del Austral.
Son contextos distintos, ha corrido mucha agua bajo el puente en estas cuatro décadas, pero ambos están marcados por la complejidad. Hoy, el sector atraviesa un momento difícil, sin lograr estabilizar siquiera la dolarización del metro cuadrado, que oscila entre 600 y 2500 dólares.
No hay una sola lectura del presente. Desarrolladores, inmobiliarias, profesionales y constructores viven el momento con percepciones diversas, reflejo del mismo desorden que domina la escena general.
Por un lado, el arquitecto Marcelo Soteras, titular de Fideiurbana, califica el momento como “pésimo”: “El costo de construir ronda los 2000 dólares por metro cuadrado, por encima del precio de venta, que apenas llega a 1800. No es negocio construir; con suerte, se puede salir hecho”. Además, explica que muchos optan por terminar las obras en curso para no perder continuidad ni personal.
En cambio, la ingeniera Silvana Ciucci observa un panorama algo más alentador: “Hay trabajo, se construye y se vende”, afirma. Asimismo, destaca el aumento de los créditos bancarios como un elemento positivo para la reactivación: “En tiempos de cambio, siempre hay inversores que vuelven al ladrillo. Si la economía se ordena, los resultados mejorarán”.
El ingeniero Ariel Arias, de Benedictino S.A., describe un presente de “total incertidumbre”, condicionado por los vaivenes políticos: “El año empezó bien, pero el panorama se volvió imprevisible. Necesitamos tranquilidad”.
Por su parte, Javier Piñero, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Bahía Blanca, subraya el fuerte incremento de las ventas de inmuebles usados, impulsadas por créditos hipotecarios: “Los préstamos del Banco Nación son mucho más convenientes que los del Provincia; ahí se nota la diferencia de políticas”.
Finalmente, el desarrollador Pablo Rueda observa un repunte en la venta de unidades nuevas —de cinco o seis anuales a igual número mensual—, aunque advierte que los precios actuales de venta están por debajo de los costos de construcción: “Los créditos son clave. Tienen un gran efecto multiplicador. Si bajan los costos, puede haber una recuperación”.
Según el informe mensual de la Dirección de Catastro de la Municipalidad de Bahía Blanca, entre enero y septiembre de 2025 se gestionaron 172 permisos de obra nueva, que totalizan 65.627 m2.
La cifra representa un 55 % menos de permisos que en igual período de 2024, aunque con mayor superficie total construida, lo que evidencia la presencia de obras de mayor envergadura.
Inflación, variabilidad del dólar, incertidumbre, falta de previsibilidad y necesidad de crédito: son los desafíos que hoy enfrenta el sector para recuperar impulso.
En 1990, el presidente Menem decía: “Estamos mal, pero vamos bien”. En 2025, el presidente Milei anunció: “Eliminamos la obra pública”.
Entre ambos extremos, la construcción —y esta revista— han sobrevivido adaptándose a cada etapa, reinventándose sin perder su esencia. Como en la teoría de Darwin, hemos perdurado porque supimos ajustarnos al entorno, transmitiendo la voluntad de seguir construyendo.