No es un hecho habitual que un hombre dedicado a la docencia, en una escuela mítica como fue la Bauhaus, y con un amplio ejercicio de la arquitectura termine siendo literalmente un libro. Pero es lo que le ocurrió a Ernst Neufert, destacado profesional que en 1936 publicó un manual que cambiaría su vida, se convertiría en un clásico y alcanzaría popularidad mundial como “El Neufert”
Si bien la publicación tiene un ambicioso título, El arte de proyectar en arquitectura, se lo conoce por el apellido de su autor y a casi un siglo de su publicación sigue siendo único en su tipo, y sucesivas ediciones lo han adecuado y actualizado sin renunciar a su esencia.
El Neufert es una referencia para el diseño y la planificación de un proyecto de construcción. Proporciona información básica detallada. Organizado por tipo de edificio, con toda una gama de consideraciones preliminares y más de 6200 diagramas.
Las ilustraciones están dimensionadas y cada tipo de edificio incluye planos, secciones, sitios y detalles. Desde su primera publicación, el manual de Ernst Neufert se ha revisado y actualizado a través de 39 ediciones en alemán, 16 en castellano y otros 22 idiomas.
Neufert tradujo las necesidades humanas a espacios arquitectónicos funcionales, a partir de la premisa de que el diseño debe responder a esas necesidades. Estableció medidas adecuadas para miles de situaciones y exigencias, a partir de la recopilación de dimensiones, experiencias y resultados de la práctica y la investigación.
Si bien no fue el primero en realizar ese tipo de tarea fue muy hábil para imponer su marca. Antes de su publicación existían manuales de construcción y el catálogo DIN. El Handbuch der Architektur, por caso, era una colección de varios volúmenes sobre tipologías edilicias, pero resultaba un tanto difícil de manejar.
Por eso un factor del éxito del Neufert fue recopilar los dibujos en un único volumen en lugar del modelo del Instituto DIN, donde era necesario pagar y clasificar nuevas hojas en un sistema de carpetas. El Neufert ofrecía todo, desde normas y planos hasta medidas de personas, en un solo libro.
Es lógico asumir que desde 1936 a la fecha muchas de las consideraciones de Neufert hayan quedado anticuadas o resulten cuestionables. Y si bien ha habido actualizaciones, hay quienes las consideran insuficientes.
Muchos entienden que, dado que el tamaño promedio del cuerpo humano cambió, así como aumentó su peso y altura, el libro debería haber reflejado esa situación, pero no lo hizo.
Neufert tiene también críticos a su idea de racionalizar todos los recursos y normar la vida misma.
Algunos analistas señalan imperfecciones en las medidas que sugiere el libro y aseguran que muchas incomodidades cotidianas se deben precisamente al Neufert, quien estableció medidas “mínimas”, que con el tiempo se fueron aceptando como norma.
Incluso el Hombre de Vitruvio, referencia central de la obra, es hoy cuestionado desde el ámbito de la medicina y del diseño, al indicar que esa dominación masculina blanca ha afectado negativamente a otros grupos, sugiriendo la necesidad de ser más abiertos al definir “a un ser humano”, descartando toda figura idealizada.
Entre los distintos sitios en que se cuestiona al libro se encuentra Disturbing Neufert, un blog que detecta supuestas falencias del Neufert mediante imágenes y proyectos que lucen descabellados. “Normar la vida es un sueño totalitario, lo mismo que pretender que la arquitectura es reunir datos, cifras y medidas precisas”, señala su autor.
Paul Gisbrecht, otro estudioso del tema, ha publicado Human Reification, donde rectifica las medidas de Neufert aportando fotografías de una mujer y mostrando las trayectorias de sus movimientos cotidianos, reinterpretando su lugar en el espacio.
Sin embargo, la idea de disponer de medidas es algo que sigue siendo considerado importante. Docentes de arquitectura de la Bauhaus-Weimar están desarrollando nuevas herramientas de estandarización. Es el caso de la bautizada Neufert 4.0, la cual, utilizando inteligencia artificial, reúne información de unos 35 mil planos de departamentos, estableciendo medidas y normas que apuntan a obtener la mejor resolución espacial posible, un adecuado manejo de la luz natural, la mejor ubicación de una puerta, las dimensiones sugeridas para los distintos ambientes.
Lo cierto es que el tiempo pasa y el Neufert sigue siendo un referente, a la hora de tener, de manera rápida, una orientación sobre qué medidas debe tener un aula, un aeropuerto, una mesada, un baño, una pérgola, el nicho del cementerio, un archivo, un restaurante o un hotel, entre otras miles de cuestiones.
Ernst Neufert nació en 1900, en Freyburg an der Unstrut, Alemania. Siendo un adolescente ingresó en la Escuela Superior de Construcción de Weimar y trabajó en la constructora Hannack & Ludwig.
Fue uno de los primeros alumnos de la Escuela de arte Bauhaus en Weimar y al poco tiempo comenzó a colaborar en el estudio de los arquitectos Walter Gropius y Adolf Meyer, dos referentes de esa escuela y del movimiento moderno.
Durante el verano de 1921 viajó a España, donde tuvo oportunidad de conocer a Antoni Gaudí. De regreso a Alemania fue designado jefe del estudio de Gropius, participando del diseño de edificios llamados a modificar la historia de la arquitectura, por caso la renovación del Teatro de Jena, en Alemania, la ampliación de la fábrica Fagus en Alfe dan der Leine, la construcción del nuevo Edificio de la Bauhaus y las casas de los Maestros en Dessau.
También tuvo a cargo el taller de arquitectura de la Universitat de Jena y fue profesor en la universidad Itten, de Berlín.
En 1936 viajó a Estados Unidos para contactar a Frank Lloyd Wright y explorar el mercado laboral estadounidense, aunque finalmente regresó a Alemania. En 1938 se convirtió en colaborador de Albert Speer, el arquitecto dilecto de Hitler, quien lo nombró comisionado para la mecanización, estandarización y racionalización de la construcción en Berlín.
A partir de 1944 participó en la reconstrucción de las ciudades destruidas por la guerra y en 1945 fue nombrado profesor en la Universidad Técnica de Darmstadt, donde enseñó hasta 1965.
Neufert tuvo una actividad enorme como arquitecto, sobre todo en el proyecto de plantas industriales, siguiendo los lineamientos aprendidos en la Bauhaus y en el estudio Gropius. Muchas de sus obras son elementos de culto y lugar de visita permanente por parte de estudiantes y profesionales.
“En la Bauhaus aprendí que un programa de construcción surgía de un ideal interior, sin modelos ni referencia a una época de estilo, sino únicamente de la actitud ante la vida de nuestro tiempo”, señaló Neufert.
Entre sus obras más reconocidas se cuentan la Residencia de Estudiantes en Jena, el edificio Ledigenwohnheim en Mathildenhöhe, las plantas de Eternit en Leimen y de la empresa Quelle en Núremberg. Cada uno en su estilo, con el uso preponderante del hierro, el vidrio y el ladrillo.
En 1929 construyó su casa familiar, donde hoy funciona la fundación que lleva su nombre. Se trata de un edificio planificado como una casa experimental, de madera, en la cual la funcionalidad, la economía y la ecología fueron su base.
Un soporte prefabricado se montó sobre la mampostería en solo dos días. Todas las piezas se prefabricaron y se ensamblaron en obra. En seis semanas la casa quedó terminada.
La planta baja alberga la cocina y un taller. Las habitaciones están en la planta alta y el techo a cuatro aguas protege la casa de las inclemencias del tiempo.
Para los huertos y jardines, planeó riego automático, una pila de compost y una fosa séptica para la eliminación de aguas residuales.
En el centenario de su nacimiento, su hijo Peter, también arquitecto, construyó la Neufert Box, en el jardín de la casa. Es un espacio dedicado a la memoria de su padre, para la realización de eventos y exposiciones, cuyas dimensiones, materiales y tecnología remiten a la casa Neufert.
Ernest Neufert falleció el 23 de febrero de 1986, cuando su libro cumplía 50 años y mantenía su vigencia. Hasta hoy es parte de la bibliografía sugerida para los estudiantes, no falta en los estudios de arquitectura y siempre hay una edición nueva en toda librería o sitio web. Acaso porque la base de su trabajo sigue siendo clave en cualquier proyecto. Como supo señalar: “Se ha de enseñar al proyectista de donde han surgido las dimensiones, para evitar que las adopte de forma irreflexiva. Tiene que saber en qué relación están las partes de una persona y qué espacio ocupa en sus diferentes posiciones y al moverse”.