Septiembre 2025

El “Lego” de la arquitectura

La novedad viene de la mano de un sistema que no necesita mezcla ni herramientas complicadas, solo bloques que se ensamblan entre sí, como si fueran parte de un juego. La propuesta no solo simplifica el trabajo, sino que también apunta a una arquitectura más sostenible, ágil y adaptable.

La industria de la construcción está atravesando una transformación silenciosa pero poderosa. Frente a los altos costos, la lentitud de los procesos tradicionales y el impacto ambiental de materiales como el cemento, surge una alternativa sustentable que propone repensar cómo se levantan muros y se crean espacios.

El origen del sistema: eficiencia nacida de la necesidad

Detrás de este invento se encuentra Keagan Howell, un joven australiano que diseñó el sistema Linko con un objetivo claro: facilitar la construcción en contextos donde los recursos económicos, técnicos o humanos escasean. Howell imaginó una alternativa accesible, que pudiera implementarse en cualquier lugar del mundo, sin necesidad de maquinaria, cemento ni experiencia previa en albañilería.

El corazón de Linko son sus ladrillos modulares, que se fabrican con plástico reciclado y se conectan mediante grapas. El sistema permite montar paredes sólidas en cuestión de horas, sin tener que esperar el secado de materiales o enfrentar problemas comunes como las fallas en la mezcla.

El proceso de armado es casi intuitivo debido a que las piezas están diseñadas para encastrar con precisión y resistencia. No hace falta una cuadrilla especializada, lo que abre las puertas para que comunidades, grupos voluntarios o incluso familias puedan levantar sus propias construcciones con una guía básica. Este detalle lo convierte en una herramienta clave para resolver necesidades habitacionales urgentes o para desarrollar viviendas económicas en zonas vulnerables.

Además de su sencillez, el sistema garantiza estabilidad estructural. Las grapas que unen los bloques ofrecen firmeza y durabilidad, mientras que la posibilidad de desmontar y rearmar permite modificar espacios sin tener que derribar nada.

Ahorro e impacto ecológico

El uso de Linko no solo acorta los plazos, también disminuye los costos. Al prescindir de materiales húmedos como el cemento, se eliminan varios pasos y se reduce el desperdicio. Tampoco se necesitan herramientas pesadas ni equipamiento específico, cuestión que sin dudas representa una inversión inicial mucho menor.

En cifras concretas, este sistema puede acelerar la construcción hasta en un 40% respecto a los métodos tradicionales, lo que resulta clave en proyectos de gran escala, como escuelas, hospitales modulares o viviendas sociales.

Por otro lado, uno de los mayores aportes de este invento es su impacto ecológico. La industria cementera es una de las principales emisoras de dióxido de carbono en el mundo. Al eliminar ese insumo del proceso, Linko reduce de forma directa las emisiones asociadas a la obra.

A su vez, por el hecho de fabricarse con plástico reciclado, estos ladrillos le dan una nueva vida a residuos que tardarían siglos en degradarse. De esta manera, el sistema se alinea con los principios de la economía circular, reutilizando recursos que de otro modo terminarían contaminando el ambiente.

Espacios que se adaptan a distintas necesidades

La versatilidad es otro punto fuerte del sistema. Las construcciones pueden adaptarse a diferentes tipos de uso: desde viviendas permanentes hasta estructuras temporales que pueden ser albergues de emergencia, centros móviles de salud o puestos de atención rápida. Su facilidad de desmontaje permite volver a ubicar o a diseñar los espacios sin necesidad de generar escombros. Incluso puede utilizarse en desarrollos comerciales, educativos o turísticos, especialmente en lugares donde se busca una construcción limpia, rápida y reversible.

Además de la practicidad del armado, los bloques están diseñados para incorporar aislantes térmicos y acústicos en su interior. Esto significa que las construcciones pueden mantenerse frescas en verano y cálidas en invierno, con menor consumo de energía. Así, el sistema no solo reduce el impacto durante la obra, también mejora el rendimiento energético de la vivienda a lo largo del tiempo.

Esta combinación de funcionalidad, sustentabilidad y eficiencia marca una evolución dentro del rubro, y responde a una demanda global de construir de forma más consciente pero sin resignar calidad ni confort.

Implementación en Argentina

Según un informe de Infobae, actualmente hay más de 10.000 viviendas en construcción utilizando el sistema Linko en Argentina. Este método es especialmente popular entre las nuevas generaciones, que buscan alternativas más rápidas, económicas y ecológicas para construir sus hogares.

El sistema se integró con tecnologías avanzadas de gestión de procesos y diseño, potenciadas por modelos predictivos impulsados por inteligencia artificial. Esta combinación generó una planificación más precisa y una ejecución más eficiente de los proyectos de construcción . Hay desarrollos inmobiliarios que decidieron usar esta iniciativa para implementar proyectos innovadores.


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