Abril 2025

Justo José Querel: el excéntrico constructor de grandes obras

El nombre de Justo José Querel aparece grabado en decenas de edificios de Bahía Blanca, donde en apenas diez años desarrolló una intensa y variada labor como empresario constructor.

En ese tiempo construyó la sede de la Sociedad Sportiva -Avenida Alem y San Juan, luego club Universitario-, el Palacio de Tribunales -Estomba 34- y la Biblioteca Rivadavia de avenida Colón 31. Todos estos edificios estan catalogados como bienes patrimoniales de Bahía Blanca y son verdaderos íconos de la arquitectura local. Por otra parte, es de destacar la capacidad para ejecutar estas obras de manera casi simultánea, entre 1926 y 1931.

Además, y como si fuera poco, si bien su nombre no figura en la fachada, crónicas de la epoca señalan que tambien participó, asociado con Santiago Teddi, en la construccion de la sede del banco Hipotecario Nacional, ubicado en avenida Colón y Vicente López.

También es de su autoria el pilar-reloj que la comunidad sirio libanesa hizo erigir en el Parque de Mayo, como obsequio de esa colectividad por el centenario fundacional de la ciudad, en 1928.

En todas sus obras se destaca la calidad de la mano de obra empleada y de los materiales. En Tribunales y en la biblioteca se puede admirar la terminacion símil piedra en un estado impecable a casi un siglo de su ejecución, con una planitud propia de la excelente capacidad de los albañiles italianos.

El hombre del Lincoln

Querel era un apasionado por el automovilismo y viviendo en Bahía Blanca participaba de todo tipo de competencia. Era propietario de un Lincoln de 8 cilindros y 80 HP, al cual le dedicaba tiempo y (mucho) dinero a mejorarlo, tanto en su diseño —le hizo colocar un carrozado de aluminio— como en su ingeniería para lograr mas velocidad. Era toda una sensación cuando circulaba por las calles de la ciudad y en ocasión de un viaje a Buenos Aires la mismísima Ford le propuso exponerlo en los salones de su agencia de la avenida de Mayo. Un detalle no menor: en la puerta del auto tenía grabado, con letras de oro, "Gabriela", el nombre de su mujer.

Su trayectoria: la construcción, la industria naviera y la herboristería

Nacido en Rosario, Querel se radicó en Bahía Blanca en 1920 y rápidamente se hizo de un lugar en la construcción local, al tiempo de administrar un aserradero en Ingeniero White.

Inquieto, versátil y arriesgado, apenas comenzó la década del 30, terminadas todas las obras, abandonó la ciudad para instalarse en la localidad de General Roca, Rio Negro, y dedicarse al rubro de la navegación.

Querel se ocupó de desarrollar embarcaciones adecuadas para poder navegar por los ríos Negro y Limay, los cuales al ser de poco calado no podían ser recorridos por embarcaciones comunes.

En esa búsqueda diseñó sus propios aerodeslizadores, con los cuales entusiasmó a varios inversores y pudo inaugurar, en 1934, los Astilleros Querel. La nave de su invencion podia navegar en calados de apenas 20 centímetros y desarrollar una velocidad de hasta 200 km/h., impulsada por dos motores de avion de 400 HP y dos enormes hélices aéreas.

El gobernador de esa provincia, el ingeniero Adalberto Pagano, con quien Querel había construido en Bahía Blanca la sede de la sociedad Sportiva, mostró su satisfacción cuando la primera embarcación fue puesta en servicio. "Nunca creí que asistiera a la solución para transportar cargas y pasajeros en nuestros ríos", señaló Pagano.

Patillas a la moda

Otra prueba de la calidad de personaje que era Querel se encuentra en una nota publicada en 1925 por el mismo semanario, con el título "Por culpa de Querel".

El comentario se centraba en la decisión de un funcionario municipal, "Callorda" Calvento, de copiar "la moda impuesta por este constructor".

"Querel, hombre de automóvil, copió primero sus patillas de un cuadro antiguo y ahora le han salido competidores que tienen tan mal gusto como él", señalaba el escrito.

Efectivamente, el tal Callorda se había dejado tambien unas llamativas patillas, las cuales lucía sin ningún pudor. "Pisando sobre los 24 juanetes que usa con elegancia, el hombre luce unos pelos en la cara que reclaman furiosamente la intervención de un barbero", se dijo.

Más allá de ese entusiasmo inicial, la compañía de Querel no prosperó, "por razones ambientales y económicas", segun se dijo. Lejos de bajar los brazos, se fue con su nave a buscar nuevos horizontes y consiguió inversores para desarrollarla en la Mesopotamia. Fue el origen de la Compañía de Hidrodeslizadores Argentinos S.A. (CHASA) que en 1941 puso en marcha un nuevo prototipo de líneas mas dinámicas y futuristas, con capacidad para transportar 20 pasajeros, carga y correspondencia. Pero esta vez fueron "intereses politicos" los que conspiraron contra su empresa, la cual dejo de operar en 1943.

Fue entonces que Querel emprendió un nuevo camino, lejos de la construccion y de la navegacion. Esta vez se interesó por el uso que los mapuches hacian de distintos "yuyos patagonicos" para elaborar "mezclas medicinales". Luego de un tiempo de estudiar el tema habilitó en Buenos Aires un laboratorio modelo destinado a esa especialidad. En esa singular ocupación estaba cuando lo sorprendio la muerte, la tarde del 6 de abril de 1957.

Más allá de la variedad de actividades que desempeñó, fue su labor como constructor en Bahía Blanca lo que le permitió perdurar en el tiempo. Su legado sigue siendo un claro testimonio de su trabajo.

Aquiles Carabelli y la ropa interior de Rosas

En junio de 1926, iniciadas la excavación de los cimientos del palacio de Tribunales de Bahía Blanca, el periódico El Regimen, bisemanario político y de actualidad entrevistó a Querel en la obra, lo cual permite hoy rescatar dos curiosidades: la tarea que realizaba el propio Querel y el particular pedido que le había hecho el intendente municipal, el farmacéutico Aquiles Carabelli.

"Lo hemos visitado a J.J. Querel para conocer sus actividades, cuando de adentro de una zanja en la que escarbaba como un peludo apareció lleno de tierra", publico el diario.

De acuerdo con el cronista, Querel sonrio, mostrando "su clásica dentadura de potro redomón", y comentó: "Me tiene loco el boticario —por Carabelli— buscando los calzoncillos de Rosas que, según afirma, deben estar petrificados en el subsuelo, pero no aparece acá ninguna prenda histórica", comentó. El pedido del jefe comunal se relacionaba con que Tribunales se construía en la manzana donde se había asentado el fuerte fundacional.

Querel contó que había encontrado "unos hierros viejos de la cochería Londres" y una herradura que no pertenecía a la caballada del coronel Ramón Estomba. "En aquellos tiempos no se usaban herraduras. Llevo 20 días metido en las excavaciones, como en las ruinas de Pompeya, y no encuentro mas que cascotes", finalizó.


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