Barnices, lacas y lasures
Por ser un material poroso y fibroso, la madera sufre un proceso de intercambio de humedad con el medio ambiente. Ésto determina cambios dimensionales y deterioros. Los agentes físicos, como la lluvia, el viento y el sol, atacan también a los sistemas protectores, haciendo que falle la adherencia y la madera pierda color. De allí la importancia de elegir productos que aporten un doble filtro UVA y UVB.
El protector debe elegirse en base a la terminación y el grado de protección que se requiera, aunque el alto brillo sólo puede lograrse mediante la aplicación de lacas y barnices. Para ello se deben aplicar al menos tres o cuatro manos para formar una película que preserve las ligninas y las fibras. La falta de mantenimiento hace que esa membrana falle y deje ingresar el agua, acelerando el proceso de deterioro.
Por el contrario, cuando el producto utilizado es lasur o satín, la protección se genera en el interior del material, por impregnación. Este tratamiento es ideal para los decks, cuya superficie está expuesta además a un importante desgaste por abrasión. La micropelícula de base acuosa (dióxido de hierro) tiene la viscosidad necesaria para penetrar la madera y trabajar como un hidrorepelente. Los lasures, por su parte, tiene la enorme ventaja de dejar respirar la madera.

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Considerado uno de los materiales más cálidos y aceptados en la construcción, la madera exige a cambio de sumar sus cualidades a una obra que se utilicen adecuados métodos de preservación ante el accionar de los insectos, el fuego y los agentes ambientales.
Además de ser uno de los materiales más nobles de la construcción, a sus incomparables cualidades estéticas la madera le agrega su buen comportamiento acústico y térmico. Todo esto se debe mantener e incluso mejorar mediante el uso de materiales adecuados que garanticen estas prestaciones y su durabilidad en el tiempo.
Entre las indicaciones más importante se pueden señalar la de, en caso de no utilizar maderas impregnadas, aplicar preservadores en todas las caras de los cabios y correas. Estos productos no deben contener pentaclorofenol, material considerado cancerígeno. El siguiente paso, en caso de que se requiera, es aplicar un tratamiento ignífugo. La madera se quema -es un material combustible-, de allí que estos tratamientos la impregnan y sirven para cortar la transmisión de la llama. Los especialistas señalan que la madera debe tener menos del 20% de humedad y ser totalmente virgen para que esta impregnación resulte eficiente.
Indicaciones generales de pintado
Las particulares características que posee un producto condicionan su comportamiento y es conveniente detenerse en sus propiedades y en la forma en que estas inciden en el resultado obtenido luego de la aplicación.
En la madera (aún verde) existe gran cantidad de sustancias solubles en agua que al dejar de estar en contacto con su medio natural migran hacia la superficie. Durante el proceso de estacionamiento estas sustancias se degradan y con el tiempo desaparecen. Se produce además un reacomodamiento del esqueleto de la madera, disminuyendo poco a poco la facilidad para efectuar movimientos. Esto indica que el período de estacionamiento debe ser el correcto pues de lo contrario se pueden producir deformaciones o liberación de sustancias extrañas que desmejoran el aspecto de la pieza y la duración del barniz o del lasur, en el caso de dejar la madera a la vista, o de los esmaltes sintéticos, si se desea dar color a la misma.
Toda superficie a pintar debe estar limpia, seca, desengrasada, libre de óxido y partículas de polvo o sustancias, tales como hollín, grasa, aceite o alquitrán, que impidan la óptima adherencia y el secado de la pintura.
Para asegurar una buena adherencia y un perfecto acabado, se debe limpiar la superficie con un cepillo de cerda duro y eliminar las manchas grasosas con aguarrás. Hacer luego un lijado con lija especial para madera, en el mismo sentido de las vetas, hasta obtener la superficie lisa que el trabajo requiera.
Ciertas maderas (el lapacho, por ejemplo) exudan sustancias que colorean o atacan a la pintura. En caso de haber exudaciones de resinas, si la cantidad es poca, lavar la parte correspondiente con aguarrás. Si la exudación es abundante, eliminarla con rasqueta, papel de lija o cepillo y finalmente aplicar una solución de goma laca en alcohol al 20%. Esta solución actuará como barrera, frenando esa exudación para que no ataque o modifique al producto de terminación.
Para asegurar una buena adherencia y un perfecto acabado, limpiar la superficie con un cepillo de cerda duro y eliminar las manchas grasosas con aguarrás. Hacer un lijado con lija especial 120 para madera, en el mismo sentido de las vetas, hasta obtener la superficie lisa que el trabajo requiera.
Cuando la pintura o barniz se encuentre en mal estado (cuarteado, ampollado, descascarado) eliminar las partes defectuosas por medios mecánicos (lija, viruta) o con removedor.  Inmediatamente limpiar prolijamente hasta la eliminación total del removedor. Hacer un lijado con lija 120 especial para madera, en el mismo sentido de las vetas.
Para el repintado de un lasur lijar superficialmente en el sentido de las vetas, eliminar el polvillo del lijado y aplicar la pintura. Si se quiere modificar el esquema de aplicar el satín sobre una superficie pintada con barniz o esmalte sintético, éste se debe eliminar por completo, por medios mecánicos y luego aplicarlo. Para superficies a barnizar, aplicar una primera mano de barniceta (1 parte de barniz y 1 parte de aguarrás mineral).

Barnices
El barniz es una capa protectora transparente que ofrece un acabado con tonos que imitan los colores de las distintas maderas. A diferencia de las ceras y aceites, crea una capa protectora impermeable, protegiendo la madera de los agentes externos y las pequeñas erosiones.
Se trabaja con barniz siempre que sea necesario cubrir superficies de madera nueva a la que no se quiere dar color. También permite obtener una terminación mate, semimate o con brillo a superficies previamente pintadas o incluso dar vida a una madera desgastada por el paso del tiempo.
Los acabados de los barnices pueden ser:
- Brillante: altamente purificado, logra un acabado brillante sobre los trabajos. Tiene gran adherencia y durabilidad. De óptima transparencia, impermeabiliza y da protección a cualquier material ya pintado. Especial para decoración y protección de construcciones de madera natural o teñida en interiores y exteriores tales como ventanas, armarios, muebles, etc.
- Mate: tiene las mismas características del barniz brillante con la diferencia de su terminación. Es de secado rápido y puede ser aplicado con pincel o esponja.
- Satinado: es algo más brillante que el mate, por lo que resiste mucho más las manchas. Es ideal para el barnizado de superficies interiores y exteriores cubiertas, tales como muebles, puertas, armarios, etc.
- Fijador: puede ser mate o brillante. Se usa como remate final de lienzos, pinturas, etc. Es ideal para preservar óleos acrílicos, tiza, carbonilla, pastel, témpera, etc.

Lasures
Aunque la composición de los barnices actuales ha evolucionado notablemente, hay otra manera muy eficaz de tratar y proteger la madera que está en el exterior: el lasur, también conocido como impregnante o stain.
El barniz forma una película sobre la madera, como si se pusiera un cristal sobre ella y el Sol actúa resecándola y consiguiendo que esta película se acabe cuarteando, escamando y rompiendo.
El lasur, al contrario que el barniz, penetra profundamente en la madera, a poro abierto. Son elásticos y, al no formar capa, permite que la madera respire y mantenga el equilibro entre su humedad propia y la del medio ambiente que la rodea. De esta manera la protege y embellece, respetando el aspecto natural de sus vetas.
Los lasures ofrecen una alta resistencia a los rayos UV, son elásticos, repelentes al agua e incorporan además fungicidas e insecticidas para la prevención de hongos, carcomas o termitas. Son fáciles de aplicar y tienen una duración de 4 entre y 7 años.
Los lasures cumplen fundamentalmente tres condiciones:
- Resaltar la belleza natural de la madera;
- Economizar el mantenimiento al máximo, alargando los ciclos de conservación y evitando los lijados previ;
- Mantener la madera sana.
Su acabado es a poro abierto, sin películas que se agrietan y exfolian. Son repelentes al agua y poseen protección con agentes biológicos. Presenta colores transparentes, sólidos a la luz y protección contra los rayos U.V.
Los lasures se dividen en dos grandes grupos: al disolvente y al agua, según el vehículo que contengan. Ambos grupos secan al aire y se aplican a pincel, pulverización (boquillas finas y presiones de medias y altas), inmersión, máquinas de rodillos y túneles de aspersión.