Manteniendo la firmeza que venía presentando en los últimos tiempos, la actividad de la construcción mostró, en mayo de este año, un crecimiento del 2% respecto al mes de abril y un 23,9% de crecimiento internanual. La demanda de viviendas del sector de mayor poder adquisitivo fue la causante, en parte, de esta suba, conjuntamente con el avance de proyectos de infraestructura en el sector público.
Las cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), cuyo índice con base 100 se ubica en 1997, registra un valor de 129 puntos, el más elevado desde que el instituto comenzó la serie, con un crecimiento de la actividad del sector de un 20,3% si se compara el período de enero a mayo de este año con igual lapso del año anterior. Las perspectivas para los próximos meses son optimistas, tanto para las constructoras relacionadas con la obra pública (un 34,7% de las consultadas espera una mayor actividad) como para aquellas relacionadas con el sector privado (un 18,2% manifestó buenas expectativas), según lo relevado en el citado informe.
El Instituto de Estadística y Registro de la Construcción (Ieric) por su parte, en su informe mensual de coyuntura, señaló que se registró un incremento de un 2,4% del personal contratado por el sector, con un 26% más de trabajadores ocupados si se compara el mes de abril de 2006 con el mismo mes del año anterior.
Analizando más detalladamente el sector de la construcción, se concluye que el segmento con mayor crecimiento durante estos últimos meses fue el de construcciones petroleras, seguido por el de obras viales y el de edificios concretados por privados que no tienen por destino la vivienda.
Distintos especialistas destacaron que por ahora no se prevé un techo en la actividad, teniendo en cuenta que la infraestructura existente es pobre y que el déficit de viviendas es importante. Como elemento a no descuidar se menciona que el mercado del crédito es pequeño, sin ofrecer alternativas a la clase media para acceder a inmuebles con un financiamiento accesible y a largo plazo. Los sectores de menores recursos, por su parte, dependen de la aplicación de políticas estatales que busquen solucionar sus necesidades de techo propio, ya que por sí solos no pueden hacerlo, en la medida que no exista una mejor redistribución de la riqueza de nuestro país, que permita que más gente tenga trabajo genuino y estable, independizándose de las dádivas del estado.
Esperemos que nuestros gobernantes trabajen para que los sectores menos pudientes mejoren su calidad de vida y no sean obligados a perpetuarse como clientes del estado.
Ing. Ricardo Kloster
Director