POR UNA POLÍTICA ALIMENTARIA MUNDIAL
La crisis del agro en nuestro país y las vísperas de la maratónica sesión en el Congreso de la Nación, que posibilitó por poco margen que el gobierno impusiera las retenciones móviles a las exportaciones, hizo que no tuviera tanta prensa la 35º Cumbre del Mercosur, que se celebró en Tucumán, con la presencia de los presidentes que integran el bloque y de los mandatarios que adhieren al mismo. El evento tuvo como eje temático un posicionamiento regional sobre la necesidad de articular una política común ante la crisis mundial de alimentos, teniendo en cuenta que el efecto que puede ocasionar su alza en los precios podría provocar la inestabilidad en las economías de algunos países y la alteración sobre la paz social en los mismos.
Los líderes reunidos en Tucumán compartieron la preocupación por la especulación en el mercado de las materias primas agrícolas y abogaron porque el bloque del Mercosur brinde, en primer lugar, alimento a sus habitantes y luego, exporte al resto del mundo. En tal sentido, el presidente de Bolivia (nación asociada al Mercosur) Evo Morales, manifestó que en su país “hay grupos que especulan con los precios de los alimentos porque algunos empresarios prefieren hacer plata antes que asegurar la alimentación, que es un derecho humano esencial”. Por su lado, la primera mandataria chilena, Michelle Bachelet, reconoció que si bien el encarecimiento de los alimentos afecta a los pobres, genera también una oportunidad para la región, llamando a dar una “respuesta común” al problema de la inflación.
Hubo coincidencia entre los presidentes de la región en manifestarse en contra de la especulación en el mercado de los alimentos. Para ello destacaron que los procesos de integración regional constituyen una herramienta fundamental para luchar contra este flagelo.
Por otro lado y en otro contexto, el ex ministro francés Dominique Strauss-Kahn, alertó contra el peligro del estallido de crisis financieras en el mundo debido a los altos precios del petróleo y de los alimentos, señalando que “un período prolongado con precios a los niveles actuales o por encima de ellos tendrá un impacto serio sobre la balanza de pagos de muchos países”, destacando que la economía de algunos países “está a punto de venirse abajo”. Estas declaraciones fueron hechas analizando el impacto macroeconómico de los precios elevados del petróleo y de los alimentos, antes de la cumbre de los países más industrializados (el Grupo de los 8), que tendrá lugar en julio en el norte de Japón.
En este sentido cabe analizar la gran vulnerabilidad de los países pobres, que son importadores netos de alimentos, ya que en estos países las familias destinan más de la mitad de sus recursos a la alimentación. Más allá que la diversidad ideológica entre los integrantes de cada bloque -el Mercosur y el G8-, existe coincidencia en los temas analizados, aunque la realidad nos demuestre, lamentablemente, que para los países poderosos su intención no es la búsqueda del bien común, sino que no se resienta el “statu quo” existente y se mantenga su posición de privilegio ante los países más empobrecidos.
Ing. Ricardo R. Kloster
DIRECTOR