Eje principal de una construcción, los cimientos requieren para su elaboración de una compactación adecuada. El encofrado ser configurado correctamente y el concreto tiene que estar libre de huecos.
Pero antes de continuar con la información, es importante contestar esta pregunta: ¿Qué son realmente las bases de una casa? Son elementos estructurales sobre los que se monta toda la edificación. Se pueden hacer de diferentes materiales y sus formas y dimensiones dependen del estudio de suelos y el cálculo estructural. Se encuentran bajo el nivel del terreno y son el fundamento de todo edificio. Para obras pequeñas, se construyen a poca profundidad, pero para edificios de gran porte pueden, incluso, ser cimentaciones que se ejecuten a varios metros bajo el nivel original del predio. Los cimientos reciben todas las cargas que influyen en una construcción: la cubierta la traslada hacia las vigas, que la derivan a muros y columnas y éstos, a su vez, a la cimentación.
El valor de ellos radica en su principio: son los que dan soporte y anclaje a los muros que confinan los espacios. De ahí que el cálculo estructural sea necesario, como asimismo contar con un estudio de suelos que indique cuál es la capacidad portante del mismo. Es fundamental que sus dimensiones y forma sean los indicados pues, de no serlo, la casa puede tener asentamientos irregulares que pueden resultar en fracturas de paredes y, en el peor de los casos, hasta en el derrumbe de la misma. Es por eso que deben estar debidamente calculados pues su tamaño es directamente proporcional a la carga que reciben y transmiten al suelo. Hay que tener en cuenta que, dependiendo el tipo de terreno y proyecto a desarrollar, los cimientos van a variar.
Los materiales con los que se pueden construir los cimientos son principalmente pétreos. Ésto, entre otras cosas, porque se encuentran bajo tierra y es una manera de evitar fracturas y desgaste por movimientos sísmicos o efectos corrosivos del suelo. Ya sea que se elaboren con mampostería o con hormigón armado, sus dimensiones están dictaminadas por la carga que reciben y la respuesta del suelo donde se construyan. En general, tienen formas trapezoidales para ampliar la transmisión de fuerzas en su base y tener un mayor apoyo.
Los cimientos de mampostería se realizan con base en piedras unidas con un mortero. Las mismas se van acomodando para generar la forma y dimensión de la cimentación que se ha calculado. Si se trata de hormigón, se ejecutan como cualquier otro elemento: habilitado de varillas, encofrado y vaciado del cemento.
Los cimientos de una casa o un edificio suelen hacerse siguiendo unos pasos básicos: lo primero que se debe hacer es trazar los ejes sobre los que se desarrollarán los mismos. Para ello se toma un punto de inicio, que suele ser en uno de los límites de la superficie de la tierra, y se comienza el trazo. Una vez delineados, se empieza a cavar y extraer todo el material de tierras, áridos, y piedras que existan en el terreno.
Sobre la base compactada se vierte una capa de unos 10 cm de grosor de mezcla de limpieza. Ésta sirve para que el cimiento de hormigón armado no descanse directamente sobre el suelo de tierra. Dejaremos secar al menos 48 horas antes de empezar a fabricar las bases en sí mismas. Colocamos el zuncho de acero provisto en el hueco, dejando una similar separación entre las paredes y el suelo.
Después calcularemos los metros cúbicos que necesitaremos de hormigón para tener prevista la grava, la arena y el cemento necesario para hacerlo. Para crear una mezcla de consistencia apropiada usaremos la hormiguera.
Una vez tengamos el hormigón listo lo vertemos en una carretilla y rellenaremos la zanja poco a poco. Extenderemos de manera uniforme la mezcla con la ayuda de una paleta de albañil o un rastrillo para que penetre perfectamente entre la armadura de acero.
Por último, para evitar todo tipo de burbujas de aire y que el cimiento se asiente removemos en la medida de lo posible con un vibrador o a mano metiendo y sacando la pala en diferentes puntos. Dejaremos secar al menos 48 horas para empezar a levantar el muro.
Los cimientos se dividen en dos categorías: superficiales y profundos. Esta división se refiere a la profundidad del suelo en el que está hecha la base. Los primeros se pueden crear en profundidades de tan solo un metro y se utilizan en edificios pequeños y livianos, en tanto los profundos se consiguen construir a mayores depresiones, según lo indique el estudio de suelos, siendo ideales para inmuebles grandes y pesados.
Las cimientos superficiales también se llaman extendidos o zapatas abiertas. En climas extremadamente fríos, deben protegerse de la congelación ya que el agua en el suelo, alrededor de la base, se puede congelar y expandir, dañándola. Para evitarlo se debe construir debajo de la línea de helamiento, que es el nivel en el suelo por encima del cual se produce o resguardarse con aislamiento. La construcción de zapatas o de cualquier tipo de cimientos debe ser realizada con estudios de suelo pertinentes.
Uno de los cimentos profundos es la pila, que es un cilindro largo de hormigón, que se empuja hacia el suelo para que las estructuras puedan sostenerse encima de él. Las bases de este cimiento se usan en las siguientes situaciones:
Generalmente las pilas se clasifican como: portadoras del extremo, en la que la mayor parte de la fuerza se desarrolla en la punta de la misma, apoyada en una capa dura, o pilas de fricción, donde la capacidad portadora de la pila se desenvuelve por esfuerzos cortantes a los lados de ella; adecuado cuando las capas más duras son demasiado profundas.
Las pilas pueden ser pilotes prefabricados fuera del sitio y luego conducidos al suelo, o que se vierten in situ.
Al igual que los árboles necesitan raíces fuertes para sostenerse, una casa que quiere proyectarse hacia arriba necesita buenos cimientos.
Si se está pensando en fortalecer las bases, más allá de describir las formas en que puede hacerse, es necesario contar con el asesoramiento de un profesional que nos indique cómo hacerlo, para así proteger nuestra construcción y evitar mayores inconvenientes en un futuro.
Aunque no todas las grietas son señal de que existen problemas estructurales, suelen ser ellas quienes dan aviso de que ocurren daños en los cimientos. Revisar cada rincón de la casa en búsqueda de fisuras en pisos o paredes hará que notemos con mayor facilidad este inconveniente. Por lo general, éstas se encuentran cerca de ventanas, puertas e intersecciones de muros.
Otro detalle que puede alertar de estos problemas son las puertas y ventanas del hogar, los cuales deben abrir y cerrar adecuadamente, no muy apretado o muy flojo. Si se tiene alguna dificultad, es necesario contactar a un especialista para revisar los cimientos de la casa.
Los daños derivados por el agua también pueden afectar la estructura del hogar. La causa principal se puede deber a fallas en el drenaje, por lo que estar al pendiente de este problema es muy significativo.
Otra señal que no se debe pasar por alto son hundimientos en el piso. Aunque a veces pueden ser desapercibidos, éstos son muy sencillos de detectar con un nivel. También revisar que no existan espacios donde se unen el suelo y la pared.
Es conveniente siempre consultar a un profesional respecto al estado de los cimientos de la casa, pues son los que están capacitados para dar un buen diagnóstico. Al seguir sus instrucciones, se podrá realizar una reparación oportuna y evitar poner en riesgo la habitabilidad de la construcción.