Hoy, promediando el siglo XXI, el acelerado avance de la tecnología y la globalización han añadido volatilidad e inestabilidad a la incertidumbre. El cambio se ha convertido en regla y la estabilidad en excepción.
El año 2020 nos ha conmocionado especialmente con un impacto global e inesperado -la pandemia de Covid-19- que nos recuerda que cualquier planificación puede resultar vana frente a lo imprevisible. Para preparar a nuestras organizaciones para lo que viene es preciso considerar no solo los cambios más probables, sino también los que no estamos esperando.
Es una alerta sobre algo que no consideramos: intentar predecir el futuro en un mundo de alta incertidumbre no siempre resulta efectivo. En su lugar, resulta mucho más útil identificar una serie de escenarios posibles a futuro y, a continuación, evaluar tanto su impacto como sus implicaciones potenciales para la organización. De esta manera reconocemos que no solo hay un camino hacia el porvenir sino muchos; todo dependerá de la visión y las decisiones que tomemos en el presente.
Gran parte de nuestra visión del futuro se basa en amplificar las tendencias actuales, a pesar que hemos aprendido que hay eventos imprevistos capaces de alterar el curso de los acontecimientos. Pero, aun si lo que viene fuera predecible, éste podría no ser el escenario más favorable.
Dado que vivimos un tiempo tan cambiante e incierto, ¿podemos confiar en las señales del presente para identificar el futuro más probable?, ¿Y si las tendencias actuales son parte del problema? El análisis del futuro es un factor clave para la planificación estratégica de cualquier empresa, y hoy requiere herramientas más efectivas que el simple presentimiento. El “Backcasting” puede resultar un método muy útil en esta coyuntura que, al contrario de la previsión, comienza definiendo un futuro deseado para luego evaluar los pasos necesarios que se requerirán para llegar hasta allí.
Los orígenes del “Backcasting” se remontan al “análisis retrospectivo”. Este fue introducido en 1976 como una alternativa al pronóstico tradicional dentro del ámbito energético y, a partir de allí, su uso se ha extendido a numerosos campos. El término “Backcasting” fue acuñado por John B. Robinson en 1982 para describir un método orientado al estudio de futuros posibles quien parte de diversos escenarios con el objeto de explorar el potencial y las repercusiones de ciertos objetivos deseados.
Según Robinson, este enfoque retrospectivo aborda dos problemas: por un lado, la limitación de la capacidad humana para predecir el futuro y por otro, que el futuro más probable puede no ser el más deseable. Nuestra dificultad para conocer las condiciones y la dinámica subyacente de los sucesos futuros, para prever el potencial de la innovación y para anticipar los eventos sorpresivos junto con la naturaleza intencional de nuestra forma de tomar decisiones, resultan en una incertidumbre constante frente a lo que vendrá.
La principal característica del Backcasting reside en ocuparse activa e intencionalmente para alcanzar el futuro al que aspiramos. Esta tarea implicará trabajar hacia atrás desde ese objetivo (el futuro deseado) hasta el presente, y determinar cuáles son los pasos intermedios necesarios para lograrlo.
Este método ayuda a las empresas a pensar en estrategias de mitigación y en mejorar las respuestas frente a futuros complejos, a expandir sus posibilidades futuras y a crear una hoja de ruta viable para lograr lo que es mejor para el negocio. No importa si los objetivos son a corto, mediano o largo plazo ya que el proceso per se no establece un horizonte temporal; es el escenario futuro el que lo hace.
Esto nos recuerda que el futuro no es lineal ni único; puede tener muchos resultados alternativos dependiendo de las decisiones que tomemos y del impacto de eventos impredecibles.
Backcasting: Metodología para desarrollar escenarios probables que permiten diseñar proyectos de innovación para un futuro deseable.
El método de Backcasting implica la consideración de varios escenarios posibles para tomar las mejores decisiones en el presente. Ayuda a las empresas a abordar los desafíos de manera escalonada aprovechando las oportunidades, superando los obstáculos y preparándose para el futuro que desean tener.
Mientras que la previsión busca reducir la incertidumbre, el Backcasting propone integrarla, ya sea elaborando escenarios futuros alternativos o imaginando diversas opciones para alcanzar el futuro.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apunta tres beneficios principales para la aplicación de este modelo:
El método de Backcasting comienza con una presentación clara del futuro deseado. Este debe haber sido previamente seleccionado en función de los valores y propósitos compartidos por los miembros de la organización, al mismo tiempo que represente las metas a lograr. El punto de partida también podría ser cualquier objetivo fundamental identificado a través de algún medio de planificación.
Estos métodos, basados en el análisis de escenarios múltiples, funcionan mejor cuando se desarrollan a través de un proceso participativo. No sólo ofrece la posibilidad de trabajar con una gama más amplia de alternativas, sino que también permite el aprendizaje y la aceptación de todas las partes involucradas.
Luego de definir el futuro ideal para la organización, los pasos principales del proceso son los siguientes:
El proceso tiene por finalidad trascender el pensamiento habitual y convencional, aportando una perspectiva diferente a los desafíos que enfrentan las organizaciones en tiempos de incertidumbre y volatilidad. Los problemas complejos pueden resolverse de manera más eficaz con un equipo diverso que con los mejores expertos individuales.