Viajar gratis para mejorar la inclusión
Diversas ciudades del mundo han estado experimentando con tarifas variables para el transporte público, en un esfuerzo por promover la movilidad sostenible, aliviar la congestión del tráfico y disminuir la desigualdad social.
En febrero pasado, Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos, detuvo el cobro de tarifas durante un mes para reducir las emisiones de carbono. A finales de marzo, la ciudad italiana de Génova amplió el acceso gratuito a algunas de sus redes de transporte público. Mientras tanto, Luxemburgo se convirtió en el primer país del mundo con transporte público gratuito en 2020.
En el caso de Salt Lake City, puso en marcha un “Febrero sin tarifas”. El experimento resultó en un fuerte aumento en el número de pasajeros. Otras ciudades como Richmond o Kansas City también han adoptado el transporte público gratuito para abordar la desigualdad social.
El experimento de cuatro meses en Génova buscaba comprender cómo la exención de tarifas podría cambiar los hábitos antes de rediseñar la estrategia de movilidad urbana. En marzo, la ciudad reportó un aumento del 18% en el uso del metro. Las encuestas también han destacado que el 25% de los viajeros ha cambiado sus hábitos de viaje.
En 2020, Luxemburgo se convirtió en el primer país del mundo en hacer que todo su transporte público fuera gratuito, una extensa red interconectada de autobuses, trenes y tranvías. En 2018, Estonia aprobó una ley que permitía a los condados implementar el transporte gratuito. La ciudad capital, Tallin, lo ha tenido desde 2013. Sin embargo, una auditoría de 2021 reveló que el esquema no redujo los viajes en automóvil.
Las pruebas siguen su marcha, aunque es claro que su implementación depende también de la capacidad económica de los municipios, porque si bien el pasaje es gratuito para los usuarios, es el estado el que se hace cargo de los mismos ante las empresas.