Sin hacer juicios de valor respecto a un bando u otro, existe una realidad: la guerra Rusia - Ucrania atraviesa el comercio en forma transversal. La serie de sanciones internacionales aplicadas a la economía rusa conlleva la carencia de varios productos para el resto del mundo.
Lo cierto es que, tanto el conflicto armado como las sanciones económicas son hechos inmediatos con consecuencias a largo plazo. Los primeros productos que vieron alteradas sus cotizaciones son los commodities.
Consecuentemente, la guerra se tradujo en externalidades positivas para unos, y en externalidades negativas para otros.
Desde las positivas, seguramente se abran nuevos mercados para la Argentina y esperemos que puedan ser aprovechados. Desde las negativas, el aumento del petróleo y del gas influirá en nuestra industria y en nuestro día a día.
Es sabido que parte del gas que se consume en el invierno argentino es de importación. Ese gas, que por factores no europeos venía en alza desde hace un tiempo y que hoy requiere Europa, es el mismo que la Argentina tiene que salir a comprar en el mercado internacional y que desde el inicio del conflicto cotiza con una suba del 40% comparado con principios de 2022.
Como problemática interna, la producción de gas natural autóctono que venía aumentando su oferta en valores cercanos al 4% interanual, alcanzando su pico en 2019, tuvo una caída para el período 2019/2020 del 8,5%, con tendencia a la baja para 2020/2021. Paralelamente, en el último lustro, el crecimiento demográfico argentino fue del 4,98% con un valor interanual promedio del +0,98%.
Otro dato a tener en cuenta: en inviernos anteriores, la carencia de gas para abastecer al mercado de uso domiciliario local provocó la aplicación de medidas restrictivas en los abastecimientos de GNC, y también en determinados sectores de la industria nacional que, en muchos casos, llegaron a tener que detener sus procesos.
Muchos de esos procesos productivos tuvieron relación con la industria de la construcción y es recordada por muchos la falta de ladrillos huecos y de aceros al inicio de la pandemia Covid-19.
Como conclusión, la conjunción de factores internos (menor oferta de gas, más población, invierno) y de factores externos (commodities en alza), permite prever un invierno complejo para el abastecimiento de productos de fabricación nacional cuyos procesos tengan una elevada demanda energética.
Una buena política es el “stockearse” con tiempo de los productos que cada sector presuma serán escasos en los meses de invierno. Otra opción es priorizar los contratos intensivos en mano de obra, además de elaborar estrategias particulares, que cada uno podrá conversar con su profesional técnico matriculado de confianza. Charlas necesarias para que todos puedan utilizar de la mejor manera sus flujos financieros.