Kiruna, la ciudad minera que se muda para sobrevivir
En 2013 se dieron a conocer planes que verían una ciudad en el norte de Suecia reubicada edificio por edificio a tres kilómetros de su actual emplazamiento. Kiruna, hogar de la mina de mineral de hierro más grande del mundo, se había convertido en víctima de su propio éxito por la deformación de la tierra en la frontera occidental que había comenzado a enterrarla, poniendo en riesgo a los residentes. Como resultado se lanzó un concurso internacional para reubicar a Kiruna en fases, durante un período de 20 años. La propuesta ganadora de Arkitekter Blanco y Ghilardi + Hellsten propone una ciudad sostenible con una economía diversa.
“La parte difícil de trasladar una ciudad es preservar su sentido de pertenencia, la historia y el alma de la comunidad”, comenta Alexandra Hagen, directora de White Arkitekter. “Es fácil construir un espacio o un edificio, pero el verdadero desafío es preservar el alma próspera que hace una comunidad”.
Para desarrollar el proyecto, se involucraron a los 20.000 ciudadanos de Kiruna, lo que les permitió asumir un papel destacado en el plan maestro. “Hemos pasado mucho tiempo entrevistándolos y escuchándolos. La ciudad existe debido a la mina y la minería no puede continuar si la ciudad no se mueve. Los ciudadanos entienden esto, pero les sigue resultando difícil ver cómo están demoliendo hogares y espacios”, agrega Hagen.
El primer edificio de la ciudad nueva construido es su ayuntamiento. Diseñado por la firma danesa Henning Larsen, la estructura se inspira en la geometría angular de los minerales de hierro. El diseño también incorpora el campanario reubicado del casco antiguo, símbolo del pasado y un faro para el futuro.
La idea es que el ayuntamiento se transforme en una sede eficaz para el gobierno y en un espacio que celebre la historia de Kiruna y establezca un símbolo perdurable de la identidad local.
El ayuntamiento y su plaza adyacente estarán rodeados de otros edificios en construcción. Éstos incluyen un hotel, una casa de baños y un centro cultural desde el cual nuevos vecindarios se extenderán hacia el paisaje ártico circundante de manera radial.
Muchos de los edificios que conformarán la nueva ciudad, incluidas 3.000 casas, así como la iglesia, serán reubicados. Dependiendo de su estado y construcción, algunos se pueden subir a la parte trasera de los camiones, mientras que otros deben desmontarse y reconstruirse.
Edificio por edificio la ciudad se arrastrará por etapas hasta el año 2035, cuando se cerrará el casco antiguo.