Balancines rosados en la frontera entre Estados Unidos y México
Un muro divide, poner límites, fracciona. Muchas veces con una presencia que intimida y apena. Por eso esta instalación realizada en el muro que separa Estados Unidos de México ha sido el centro de atención por la propuesta de algunos diseñadores que buscaron amortiguar ese impacto.
Es el caso de esta colección de hamacas de color rosa brillante que permitieron a las personas interactuar en la frontera entre esos dos países. La propuesta ha sido ganadora de los diseños Beazley del año 2020, elegida por el Museo del Diseño de Londres.
El panel de jueces describió el llamado Teeter Totter Wall, que cruzó El Paso en Texas y Ciudad Juárez en México durante una sesión de 40 minutos, como “simbólicamente importante” y destacó “la posibilidad de las cosas”.
Los creadores de los balancines, Ronald Rael, profesor de arquitectura en la Universidad de California, Berkeley, y Virginia San Fratello, profesora de diseño en la Universidad Estatal de San José, tuvieron la idea hace una década, con la ley que inició la construcción a gran escala en la frontera.
El sube y baja fue una instalación interactiva temporal. Consistió en tres balancines de color rosa brillante colocados en los huecos del muro fronterizo de acero que separa Estados Unidos y México y permitió que los niños de El Paso, Texas, y los de la comunidad de Anapra, en Juárez, México, jugaran juntos a pesar del muro de 6 metros.
El Teeter-Totter Wall fue diseñado para ilustrar la conexión entre las dos tierras, una colaboración con artistas de Juárez Colectivo Chopeke. “Lo que haces en un lado tiene un impacto en el otro. Eso es lo que es un balancín”, señalaron los autores.
Debido al contexto sensible del muro, el proyecto tardó diez años en realizarse y estuvo operativo poco menos de veinte minutos, tiempo suficiente para que se volviera viral. El evento estuvo “lleno de alegría, emoción y unión en el muro fronterizo”.
“El balancín de la frontera alentó formas de conexión humana”, dijo Tim Marlow, director ejecutivo del Museo del Diseño. “Un recordatorio ingenioso y conmovedor de cómo los seres humanos pueden trascender las fuerzas que buscan dividirnos”.