El bloque de viviendas sociales inaugurado por el cosmonauta ruso Yuri Gagarin (1934-1968) –el primer hombre en ir al espacio– en las afueras de París va a ser demolido y sustituido por un “barrio ecológico”. Siempre que ocurren estas intervenciones tan drásticas los estudiosos se replantean las ideas que impulsaron estos complejos que servirían para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Las calles y avenidas Stalingrado, Lenin o Stalin de las banlieues o ciudades periféricas de París son testigo de lo que, durante décadas, fue conocido como el “cinturón rojo” de la capital francesa, en manos del Partido Comunista de Francia (PCF).
Muchas han cambiado de signo político en los últimos años. Pero hay una banlieue que resiste: Ivry-sur-Seine, en el sureste de París, hasta hoy un alcalde comunista. Sin embargo algo está cambiando. A unos centenares de metros de la alcaldía, los casi 60.000 habitantes dijeron adiós a la Ciudad Gagarin, un masivo bloque de viviendas sociales que quiso ser un espejo de la política social comunista y que acabó reflejando el declive de una sociedad marcada por la desindustrialización y el empobrecimiento de la población.
Su momento cúspide fue en junio de 1963, cuando Gagarin acudió a inaugurar el complejo construido el año de su gesta, 1961.
Ivry se convirtió en “un laboratorio del comunismo municipal” y la Ciudad Gagarin, con unas viviendas sociales “dignas” destinadas a la clase obrera, en “el emblema de la ciudad obrera comunista”. Se trata de un enorme edificio de ladrillo rojo en forma de T, de 14 pisos con 382 apartamentos y alquileres subsidiados.
A diferencia de las viviendas públicas más antiguas, los apartamento tenían baños privados, salas de estar pequeñas, bañeras, aunque no las cocinas espaciosas de los edificios más nuevos.
“Al principio no estaba mal. Pero se degradó mucho los últimos años. Gagarin era como un gran pueblo, todo el mundo se conocía, los niños iban todos al mismo colegio. Pero era también un barrio duro, que se fue degradando”, explican los habitantes.
El deterioro de Gagarin fue parejo con la desindustrialización. Con la pérdida de empleos se produce un cambio demográfico, adonde empieza a llegar la “inmigración poscolonial”, proveniente del Magreb y del África subsahariana.
Durante años se intentó frenar su declive. En 2005 se empezaron a buscar alternativas y diez años más tarde llegó la decisión de ser demolida. En su lugar se construirá un “barrio ecológico”, con edificios más pequeños y eficientes.
“Más que pasar página, escribimos una nueva. La ambición que contribuyó a construir Gagarin sigue intacta”, afirma el gobierno. “Las viviendas serán para las mismas personas, para que los más modestos tengan acceso a viviendas mejores, aisladas. Se trata de lograr que la ecología beneficie a las clases populares”.
Algo no cambiará: el conjunto se mantendrá el nombre de Gagarin.