El espacio en el que habitamos es un fiel reflejo de nuestra personalidad. Devela nuestros sentimientos, la manera en que entendemos la vida y no deja de ser una declaración de intenciones personales. Ya se trate de una foto, una silla o una alfombra, todo lo que nos rodea tiene un por qué. Todos los objetos que hemos elegido, la intensidad de la luz, el color de las paredes, hasta los más mínimos detalles de la cocina, hablan de nuestra historia y de quienes somos, y revelan quien habita en ese lugar.
A continuación detallaremos las tendencias más populares para este año que comienza:
Surgido en la década de 1950 en los países escandinavos, es un estilo de decoración que está fuertemente influenciado por las duras condiciones climáticas a las que están expuestos en estas latitudes. Debido al frío y a la necesidad de pasar tanto tiempo en el interior de las casas, este tipo de decoración busca, ante todo, crear espacios lo más confortables posible y potenciar al máximo la poca luz natural disponible.
Para conseguir estas metas la decoración escandinava se sirve de los siguientes elementos para decorar sus interiores:
Fuertemente emparejado con la decoración nórdica, el estilo minimalista, es otro de los destacados del diseño y la decoración de interiores. Podemos resumir la filosofía subyacente detrás de los interiores minimalistas en: simplificar, Menos es Más.
La decoración minimalista, como su nombre indica, se caracteriza por la pretensión de simplificar al máximo y dejar a un lado todos aquellos elementos que no sean esenciales.
En el estilo minimalista todo está elegido meticulosamente y nada queda librado al azar. Tanto el mobiliario como la decoración está estudiada en detalle y el lugar que ocupa cada cosa tiene un por qué. Lo que marca la elegancia de estos ambientes es que están prácticamente desprovistos de ornamentación: hay pocos muebles, pocos colores y una presencia muy pensada de unos pocos elementos de decoración. Y, además, uno de los detalles más importantes de la arquitectura minimalista es que abundan las líneas rectas.
El estilo se expresa en la organización del ambiente, los pisos, las paredes, la luz y las superficies. La idea es reducir al máximo los elementos propios del arte con la intención de concentrar en pocas piezas representaciones plásticas, arquitectónicas y decorativas.
Predominantemente masculino, es un estilo que surgió en Nueva York durante la década de 1950, cuando jóvenes artistas comenzaron a instalarse en amplias y espaciosas fábricas abandonadas en busca de espacio y luz. Con el tiempo el estilo evolucionó y maduró en lo que hoy conocemos como lofts.
La decoración del estilo industrial se caracteriza por no enmascarar ni ocultar los materiales de construcción, y no tener miedo en mostrar sus estructuras al desnudo: vigas de madera sin tratar, paredes de ladrillos a la vista, hierro y hormigón al descubierto, ventanas sin cortinas y tuberías y conductos de metal.
Por otra parte, la reutilización es clave en la decoración industrial, por lo que los muebles generalmente están rescatados en mercados de segunda mano.
Es un estilo de decoración con un espíritu rebelde, en el que no se siguen normas ni convencionalismos. Combina colores, épocas y culturas, sumando mucha onda y frescura a los ambientes.
Cuando queremos darle un toque audaz y fresco a nuestro hogar, una excelente opción es asomarnos al estilo Boho Chic. Una de sus grandes virtudes es su flexibilidad: aquí todo es posible porque no hay reglas específicas, ya que se trata de una mezcla intrépida de varios estilos de decoración de interiores, con una interesante influencia de la moda indie.
Lo que predomina en este tipo de estilos es lo distintivo, lo único y lo artístico. El estilo Boho Chic habla de un espacio que explora y desafía los límites de la creatividad, y que va más allá de lo ordinario, lo simple y lo establecido, para llenar de personalidad un ambiente.
Este estilo no es otra cosa que una fusión entre la decoración escandinava o nórdica y la japonesa.
Ambos estilos comparten algunas características que reflejan toda una filosofía de vida: el amor por los materiales naturales, la tendencia que vira hacía interiores minimalistas, el interés por decorar los espacios con plantas. Hay muchas cosas que vinculan lo nórdico y lo nipón, en lo que a interiorismo se refiere. Por eso resulta natural que haya surgido el estilo japandi, que reúne lo mejor de cada una de las dos corrientes.
El resultado son ambientes pacíficos y serenos, pero cálidos y acogedores. Es una apuesta por la belleza tranquila y por los espacios funcionales, que no dejan de lado la cuota atractiva y cálida.
Si bien en la decoración japonesa el minimalismo tiene un papel protagonista a pesar de resultar un tanto frío, en el estilo japandi esa extrema funcionalidad se ve compensada por el estilo confortable y el rélax que aporta el nórdico.
La estética japonesa del wabi sabi se basa en la idea de encontrar la belleza en la imperfección. Se celebran las grietas y las hendiduras en los objetos y todas las otras marcas que el tiempo, el clima y el uso dejan en ellos.
Lo esencial para encontrar el estilo adecuado para nuestro hogar es combinar los espacios con características propias de cada integrante de la casa, para que todos encuentren comodidad y confort a la hora de realizar sus tareas cotidianas. Por lo que es importante probar y elegir aquellos estilos que reflejen y encajen con nuestros gustos.