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Abril/Mayo 2016 - Año XXVI
Eficiencia energética

Casas pasivas que cuidan el medio ambiente

"Passivhaus", del alemán casa pasiva, es un estándar para la construcción de viviendas basado en un gran aislamiento térmico, un riguroso control de filtraciones y una máxima calidad del aire interior, además de aprovechar la energía del sol para una mejor climatización, reduciendo el consumo de energía en un 70% sobre las construcciones convencionales.

Una casa pasiva o “Passivhaus” busca ser una vivienda de máxima eficiencia energética. Pero no es un tipo de diseño arquitectónico. Como explica la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), se trata en realidad de un modo de construir; una serie de normas energéticas que se pueden aplicar a cualquier construcción. La PEP promueve y difunde las ventajas de las casas con sistemas pasivos de climatización. Este colectivo estima que se puede disminuir hasta un 70% el consumo de energía.

Casas pasivas en semanas

Una empresa española radicada en Barcelona propone el diseño y construcción de casas a medida, utilizando la madera como base de sus proyectos. Estas viviendas modulares, prefabricadas y de diseño, consiguen la máxima eficiencia energética a través de los estándares de casa pasiva y la más avanzada tecnología. Los aislantes son naturales y de proximidad, a base de lana de oveja, fibra de madera y algodón. A ello le suman una cuidadosa selección de pavimentos, pinturas y recubrimientos de fachadas, consiguiendo la combinación perfecta de eficiencia y reducción de CO2
de la construcción.

Para cuidar el agua cuenta con sensores y equipos de alta eficiencia para recolectar y reutilizar el agua de la lluvia para inodoros y riego. También usan ultra-filtros que generan agua potable para consumo humano.

Para lograr un alto nivel de confort, se utilizan las llamadas “estrategias de climatización de las casas pasivas”, que permite obtener eficiencia energética y ahorro económico. Se diseñan las casas teniendo en cuenta los principios de la ventilación cruzada y buscando que la continuidad entre los espacios abiertos al exterior genere una corriente que enfríe la vivienda en verano. Se aprovecha la radiación solar en invierno y se rechaza de forma natural en verano, con aperturas estratégicas en las fachadas y con protectores solares. En cuanto a la utilización de la luz, una correcta distribución de ventanas hará que la luz solar permanezca en el interior la mayor cantidad de horas. Para el control del ruido, las paredes de madera, el aislamiento adecuado, la estanqueidad, las soluciones de pavimento y el diseño de las instalaciones son elementos determinantes para un buen comportamiento acústico. Si la idea es controlar y monitorear la seguridad del hogar, este tipo de vivienda puede integrar sistemas domóticos e interactivos.


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En el caso del estándar Passivhaus, las técnicas pasivas se concretan y definen con soluciones y materiales actuales, siguiendo los “criterios del estándar”:

Aislamiento térmico de suelos, muros y techos

Este punto es el más importante para lograr una casa pasiva. Ya sea en la montaña o en el desierto, el aislamiento juega un papel fundamental a la hora de consumir energía y, por eso, la utilización de materiales con mayor eficiencia de aislación darán como resultado una vivienda más eficiente en cualquier tipo de clima.

Toda la envolvente de la casa debe estar perfectamente aislada. Es decir, que no haya intercambio de calor entre el interior y el exterior. Habrá que tener en cuenta el clima de la zona para calcular el grosor de los materiales aislantes que se utilicen. Cuanto más frío, más cantidad de material aislante.

Ventanas y puertas de altas prestaciones

Las carpinterías son el elemento más “débil” de la envolvente. Tienen una doble función: reducir el flujo térmico al máximo y permitir ganancias solares, sobre todo en invierno. Tienen que tener una calidad muy alta para garantizar un alto grado de confort. El cristal debe ser doble o triple. Los materiales que ofrecen una mejor prestación en las carpintería para el cerramiento, por sus propiedades térmicas y acústicas, son el PVC y la madera.

Eliminar los puentes térmicos

Los denominados “puentes térmicos” son zonas en las que se producen pérdidas de calor. Generalmente coinciden en los ejes y las juntas, donde concurren dos materiales distintos, dejando huecos entre sí. La solución es no interrumpir la capa de aislamiento y, en el caso que sea inevitable, colocar en esas zonas un aislante térmico adicional. La capa de aislamiento tiene que ser contínua y sin interrupciones, “empaquetando” todo el edificio, para evitar estos puentes térmicos.

Sistemas de ventilación mecánicos con recuperación de calor

Permiten renovar el aire controlando la entrada y la salida, de tal manera que si el aire es frío se aprovechará el calor generado por las personas y los aparatos eléctricos de la casa para aumentar su temperatura. Si, por el contrario, la temperatura exterior es alta, se expulsará el aire viciado refrescando el que entra. La inversión energética para lograrlo es muy baja. Cada hora se renueva aproximadamente un tercio del volumen de aire de los espacios. La ventilación mecánica permite la recuperación de calor (o frío) del aire renovado mayor del 75%. Esta cantidad de energía recuperada es suficiente para poder prescindir de un sistema convencional de calefacción. Para la climatización del edificio bastaría con una pequeña bomba de calor (existen otras soluciones en el mercado).

El entorno tiene que ser estanco

No debe haber corrientes de aire. La envolvente tiene que ser lo más estanca posible, sellando todas las uniones de materiales del edificio para garantizar que no se produzcan fugas no deseadas de calor y/o frío. Eso permite que se controle la temperatura del interior de la casa con una mínima intervención de los sistemas de climatización.

Las casas pasivas son construcciones que utilizan recursos de la arquitectura bioclimática, pero que combinan ésta con una eficiencia energética sin igual: son casas herméticas. Las ventanas existen para que entre la luz y si bien pueden abrirse, no se lo hace para evitar que se escape el calor. El aislamiento de estos hogares es absoluto, y la renovación del aire se realiza a través de un sistema de ventilación con un intercambiador de calor, que renueva el aire evitando que se escape el calor con él.

Los materiales utilizados tienen que ser naturales y no tóxicos, deben facilitar los intercambios de humedad entre la vivienda y la atmósfera. La vivienda debe “respirar”.

Sus impulsores aseguran ahorros de hasta 90% en la energía que se utilizaría con un sistema de calefacción convencional.

Asimismo, calculan que se han construido entre 15.000 y 20.000 de estas viviendas, siguiendo las tendencias normativas constructivas y de consumo más ecológico y de ahorro energético.


Fuentes: www.lacasasostenible.com | www.maderayconstruccion.com.ar
www.arquitecturadecasas.info



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