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Febrero 2015 - Año XXV
Panorama Inmobililario

Ganando espacio con los altillos

por Melisa Pietrantonio

La principal característica de los altillos es que la altura de un local o habitación se aprovecha al máximo, duplicando y hasta triplicando la superficie, adecuándola como área de almacenaje, oficina, vestuario, taller, bodega, entre otros. Esta nota permite conocer más alternativas para lograr este tipo de soluciones constructivas.

C

uando el espacio disponible es escaso, se puede modificar y optimizar los ambientes recurriendo a la creación de altillos. Para decorar estas áreas se debe tener en cuenta la altura, para explotar al máximo y desarrollar un espacio vertical.

Lo normal es que a la hora de pensar en la distribución del espacio lo hagamos en horizontal. Sin embargo, en las viviendas pequeñas no se puede desperdiciar ningún centímetro, por lo que también es importante pensar en el aprovechamiento vertical de las habitaciones. Si bien las superficies horizontales son más accesibles, no debemos olvidar que en todos los espacios hay una cierta altura que, en general, suele desperdiciarse.

Una manera de aprovechar este espacio vertical es acercándonos al techo, para ganar superficie que podemos usar para almacenar e, incluso, para vivir. Por supuesto, el aprovechamiento del espacio es aún mejor en caso de tener techos altos. Por lo tanto, antes de pensar en estas soluciones, se debe valorar si el techo se encuentra a la suficiente altura para poder instalar un altillo.

Su creación es la solución ideal para aprovechar el espacio, proporcionando un notable incremento del mismo destinado al almacenaje. Por supuesto, como habitualmente resulta más difícil acceder a ellos, se aconseja guardar solo aquello que no usemos muy a menudo. Aunque lo más normal es que utilicemos los altillos para almacenar cajas y “esconder” cosas que no usamos a diario, también pueden utilizarse para crear espacios realmente únicos, como un dormitorio o un área para la computadora.

Construir un altillo es una fantástica solución para aprovechar el espacio vertical de una habitación, pero debemos tener en cuenta que es importante que su estructura esté calculada para soportar el peso que allí se coloque. Las mejores zonas para construirlos son las de paso -recibidores, pasillos, etc.-; pero cualquier habitación puede ser adecuada si el techo está al menos a 270 cm del suelo para que el altillo pueda medir, como mínimo 40 cm.

Las dimensiones del altillo dependerán del espacio disponible y las necesidades, pero hay que tener en cuenta que cuanto más grande sea, más peso tendrá que ser capaz de soportar. Si el altillo es pequeño y solo va a albergar objetos livianos, como cajas con ropa, se puede optar por un material como la madera, que es económico y, por tanto, muy utilizado.

Si lo que se busca es un altillo que deba soportar hasta el peso de una persona, hay que recurrir a un diseño calculado para tal fin, el cual resulta más caro, pero también más resistente. De hecho, si el techo es muy alto, el altillo puede servir, incluso, para crear mayor espacio habitable a distintas alturas.

Las escaleras como protagonistas

Los altillos necesitan de una buena escalera para completarse en utilidad y productividad. Es por eso que saber elegir la escalera correcta para el espacio que disponemos y la funcionalidad que buscamos no es tarea sencilla.

A continuación enumeramos algunas características importantes a considerar a la hora de optar por alguna de ellas:

  • Marineras: son fijas y ocupan muy poco espacio. Pueden fabricarse en hierro, madera o combinando ambos. Son escaleras muy utilizadas para subir a altillos, entrepisos, buhardillas, bauleras y áticos, porque ahorran espacio en el ambiente donde están instaladas. Aventajan a las escaleras plegables pues son fijas, resultando más sólidas y resistentes. Soportan mayores cargas y brindan una superficie de apoyo mayor para el pie, ofreciendo más seguridad para subir y bajar con paquetes o bultos hacia un altillo o entrepiso. Se pueden fabricar a medida, en cualquier ancho o altura requerida. En el largo, generalmente ocupan un desarrollo de entre 80 centímetros y un metro, y su ancho estandar es de 65 centímetros.
  • Rectas: pueden ser de un solo tramo, en forma de “L” o de “U”, con o sin ojo central. Su estructura es ajustable al espacio que se dispone y los peldaños pueden ser metálicos o de madera.
  • Caracol: en éstas los peldaños están unidos por un mástil central. Son apropiadas para unir distintas zonas de la casa -principales o secundarias-, adaptándose perfectamente a diferentes medidas, exigencias estructurales y arquitectónicas. Pueden ser escaleras de caracol de madera, metálicas, con luz, de interior o exterior, y de diferentes diámetros, permitiendo crear soluciones que unen  el diseño exclusivo y la funcionalidad.
  • En ménsula: en base a su diseño, aportan ligereza visual, siendo el complemento ideal para ambientes modernos y minimalistas. La estructura metálica en acero de estas escaleras, con peldaños en voladizo, le proporciona firmeza a los mismos aún en anchos importantes. Los peldaños de acero se toman firmemente de una viga de acero, que puede quedar a la vista o embutirse en el muro. En el caso de las vigas embutidas, la imagen de escalera se desmaterializa, viéndose su diseño como una sucesión rítmica de peldaños independientes. En cuanto a la funcionalidad, al no tener una estructura en el borde externo y estar los peldaños totalmente en voladizo, liberan el espacio bajo escalera para el uso y la circulación.
  • Desplazables: corredizas o móviles, que se desplazan a lo largo de una guía superior y se apoyan en ruedas inferiores. Las escaleras desplazables se usan principalmente en interiores, y son ideales para bibliotecas hogareñas o comerciales, también para acceso a estanterías en locales de comercio o depósitos.
  • La construcción de un entrepiso es una forma de ganar espacio, reducir la altura de una construcción y ambientar una habitación reciclada para que se ajuste mejor a la forma moderna de vida. Un entrepiso puede conferirle un toque de originalidad y atractivo a un ambiente, permitiendo articular de un modo más interesante el espacio y darle una funcionalidad mayor.

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