El sitio de la construcción del sur argentino

Abril 2013 - Año XXIII
Noticias y Novedades

El deconstructivismo, hace 25 años

La historia ya ha determinado que el deconstructivismo es uno de los lenguajes arquitectónicos más desarrollados en las últimas décadas y, con toda su complejidad formal, una de las formas de expresión más particulares del diseño arquitectónico. Por estos días el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York evoca los 25 años de la primera muestra de este estilo, curada por Philip Johnson y Mark Wigley. La muestra presentó las primeras obras de los arquitectos Coop Himmelb(l)au, Peter Eisenman, Frank Gehry, Zaha Hadid, Rem Koolhaas, Daniel Libeskind y Bernard Tschumi. Casi desconocidos entonces, tres de ellos ya recibieron el premio Pritzker y todos forman parte de lo más destacado de la arquitectura contemporánea.

MoMA ha puesto ahora algunas piezas de aquella exposición de 1988 en las galerías de arte de la segunda planta, entre ellas la maqueta de Coop Himmelb(l)au de la remodelación de la azotea en Viena, obra que siempre se muestra como la primera de este estilo. Los dibujos y modelos que se exhiben no son muchos, por lo cual puede pensarse que aquella exhibición de 1988 no resultó tan influyente, pero adquiere trascendencia si se consideran las destacadas carreras posteriores de los mencionados arquitectos y su influencia en muchos otros.

La ciudad fantasma de Kilamba

A 30 kilómetros de la capital Luanda, el gobierno de Angola ha construido una ciudad para 500.000 habitantes, llamada Kilamba, que consta de 750 bloques residenciales de ocho pisos, además de doce colegios y cien comercios, abarcando una superficie de 5.000 hectáreas. Aunque la construcción finalizó el pasado mes de julio, la mayor parte de las 2.800 unidades están sin ocupar. En un país en el que dos terceras partes de su población subsisten con menos de dos dólares por persona al día, la mayoría de los angoleños no pueden afrontar los 20.000 dólares que cuestan las viviendas. Esta situación, unida a la falta de crédito, ha provocado que gran parte de la población habite en infraviviendas sin agua, electricidad ni saneamiento. Kilamba es la mayor de una serie de ciudades satélite construidas por entidades chinas en Angola y su coste ha alcanzado los 3.500 millones de dólares.

Kilamba es vista como la joya de la corona después de la guerra que vivió el país. En los videos promocionales del gobierno se muestran sonrientes familias que disfrutan de un nuevo estilo de vida, alejado del polvo y la confusión del centro de Luanda, donde millones de personas viven en barrios marginales. Pero la gente de los anuncios son sólo actores. Casi un año después de que el primer departamento salió a la venta, sólo 220 han sido vendidos. Docenas de filas de edificios de varios colores se repiten con sus postigos cerrados y balcones vacíos. Sólo un puñado de locales comerciales están ocupados, en su mayoría por empresas de servicios públicos pero no hay tiendas. Con la excepción de un supermercado no hay otro lugar para comprar comida. Es, las fotos dan cuenta de ello, una verdadera ciudad fantasma.

Rem Koolhaas: una estrella contra las estrellas

El arquitecto holandés Rem Koolhaas, nuevo comisario de la Bienal de Arquitectura de 2014 en Venecia, desea convertir esta muestra en un viaje a los orígenes de la arquitectura, destacando la importancia de los edificios y no la fama de sus autores.

“El arquitecto estrella es una figura que no existe, un lugar común para referirse a los que ganan montañas de dinero y realizan todos los proyectos que desean. Un invento de los periodistas perezosos”. Así se despachó Koolhaas (Rotterdam, 1944), a pesar que esos mismos periodistas suelen ubicarlo entre esos arquitectos estrellas que parecen haber dominado la arquitectura de las últimas décadas. Arquitecto, urbanista y prolífico escritor de ensayos, Koolhaas viene del mundo del periodismo y del cine y ahora es un duro crítico de la denominada “arquitectura del espectáculo”. La mirada del holandés se aleja de todo convencionalismo y sigue la línea del anterior comisario, el inglés David Chipperfield.“Es hora de ocuparse de arquitectura, no de los arquitectos”, asegura Koolhaas, premio Pritzker (2000) y León de Oro en la Bienal de Venecia (2010).

Bajo el título general Fundamentals, el profesional dará un giro de 180 grados a las últimas ediciones, concentradas en la celebración de lo contemporáneo. Su enfoque se centrará en la historia de la arquitectura y los elementos básicos que la componen. Por ejemplo, “el techo, el suelo y la pared que todo arquitecto ha empleado en algún momento de su carrera”. El recorrido abarcará la evolución de la arquitectura desde 1914, año de la Primera Guerra Mundial, hasta nuestros días, considerados por el holandés como el tiempo de la globalización. Nacida como hermana menor de la Bienal, el capítulo de Arquitectura comienza a hacerse mayor y a demandar nuevas fronteras. La recién concluida edición de Chipperfield registró un total de 178.000 entradas vendidas. Koolhaas desembarca con un año de tiempo para revolucionarla. Como primer cambio transformará su duración: la muestra se extenderá seis meses, tres más de lo usual: del 7 de junio al 23 de noviembre de 2014.

Koolhaas pretende crear un hilo conductor y que todos se unan a otro tema. “Cada pabellón debería eliminar las características nacionales en favor de la adopción casi universal de una sola lengua moderna y así crear un repertorio único”. Sobre este punto ha sido claro. “En 1914 era válido hablar de arquitectura china, india o suiza; pero 100 años después, bajo la presión de guerras, regímenes políticos muy diferentes, múltiples condiciones de desarrollo, movimientos arquitectónicos, talentos individuales, amistades y desarrollos tecnológicos, las arquitecturas que antes eran específicas y locales ahora son intercambiables y globales”.

Una Catedral de cartón

El día antes del segundo aniversario del terremoto catastrófico y mortal en Christchurch, Nueva Zelanda, el arquitecto Shigeru Ban tenía a medio terminar la nave de la “catedral de cartón” que diseñó para esa ciudad devastada, la cual será su estructura temporal más grande y que servirá hasta tanto se logre reconstruir la catedral afectada por el terremoto. Treinta y siete de los tubos de cartón que forman el alza del techo en forma de iglesia ya estaban instalados, y serán cubiertos con chapas translúcidas onduladas de policarbonato. El proyecto está destinado a evocar la sensación de estar en el siglo XIX, en la catedral de Christchurch que derribó el terremoto del 22 de febrero de 2011.

La estructura es bastante simple. El techo se compone de 96 tubos de cartón separados dos pulgadas cada uno, distancia que permitirá a los rayos de luz filtrarse en el santuario, que tendrá capacidad para 700 personas.

Si bien el proyecto original consideraba usar tubos de cartón de determinada resistencia, los fabricados en Nueva Zelanda eran más pequeños de lo necesario para sostener la estructura. Ban decidió que era más importante la utilización de materiales locales que importar grandes tubos, por lo que los utilizados están reforzados internamente por vigas de madera laminada.

El edificio, que requirió una inversión de $ 4,2 millones de dólares, es probable que se mantenga por décadas.

“Incluso un edificio de cartón puede ser permanente si a la gente le encanta”, dijo Ban.

Una cubierta que se cae a pedazos

Un grave error constructivo. Una mala elección de materiales. Estas son algunas de las hipótesis que los expertos -arquitectos e ingenieros- apuntan para explicar el deterioro de la gran cubierta del Palau de les Arts de Valencia, obra de Santiago Calatrava. La piel, de 20.000 metros cuadrados, que cubre el edificio, con una clara función estética, evidencia abombamientos, arrugas y desprendimientos del “trencadís” de inspiración en la obra de Antonio Gaudí, pequeñas piezas irregulares de cerámica que otorgan el tono blanco y brillante.

Contrasta, en esta línea, que en la arquitectura de Antonio Gaudí, donde abunda el trencadís, el arquitecto catalán utilizó cerámica sobre piedra u hormigón pegada con colas o cemento, una combinación de materiales muy ensayada, que sólo la erosión externa, como golpes o ciertos fenómenos meteorológicos, puede deteriorarlo. En cien años, las piezas siguen quietas y firmes, cada una en su lugar.

Legisladores de Valencia han exigido a la Generalitat Valenciana que pida “responsabilidades a Calatrava y a la empresa constructora”. “Es intolerable que por un error de construcción tengan que volver a pagar los valencianos”, dijeron. El despacho de Calatrava, por ahora, no ha emitido opinión al respecto.

Los expertos creen que la solución va a ser compleja y que si no se afronta una “reforma total” de la cubierta “todo el trencadís acabará saltando”. Una hipótesis es que Calatrava se equivocó al combinar planchas de acero y cerámica. El acero dilata por los cambios de temperatura, mientras que el trencadís es un material frío, resistente a esos movimientos. Para fijar la cerámica Calatrava utilizó una cola de caucho. En sus ocho años de existencia, el Palau de les Arts, que costó 478 millones de euros, ha sufrido cambios de temperatura que oscilan desde los 4 grados de invierno a los 40 en verano. Esto explica los abombamientos y los desprendimientos. “El acero dilata y contrae, mientras que el trencadís no, y poco a poco va saltando por la diferente naturaleza física de los materiales”.

Los técnicos advierten que hay dos posibilidades de reparación: arrancar el trencadís y volver a ponerlo o pegar al acero otro material que no se vea afectado por la dilatación. En otro de los edificios de Calatrava -el Ágora- inaugurado en 2009, se han utilizado los mismos materiales en la cubierta, trencadís azul, por lo que es probable que aparezca el mismo problema.

Notre-Dame con nuevas campanas

La catedral Notre Dame de París cumple 850 años y los actos celebratorios incluyen el cambio de sus campanas, nueve instrumentos de más de 22 toneladas.

Elaboradas en un horno del siglo XIX, en la fundición de Conrille-Havard, en el noroeste de Francia, las campanas están diseñadas para que duren entre 200 y 300 años y sustituyen a la serie anterior, instalada en 1856. La mayor de las nuevas campanas, denominada “Marie” y afinada en sol, pesa seis toneladas. Será la segunda de más peso, detrás de “Emmanuel”, instalada en 1686 y la única superviviente de la Revolución Francesa, con 13 toneladas.

Las campanas se colocaron en las torres el pasado 25 de febrero y repicaron por primera vez el 23 de marzo. Su costo asciende a dos millones de euros, financiados con donaciones particulares.

Desde 1856, las cuatro campanas principales en la torre norte de Notre Dame han tocado cada 15 minutos, sin fallar. Repicaron por el fin de la Primera Guerra Mundial y por la liberación de París en 1944. Sus nombres fueron extraídos de santos franceses, Angelique-Françoise, Antoinette-Charlotte, Hyacinthe-Jeanne y Denise-David. Esas fueron las campanas fundidas para reemplazar por las nuevas, con el propósito de reproducir el sonido de las originales del siglo XVII. ‘’No destruimos las campanas, Sólo intensificamos el sonido de Notre Dame”, se explicó.

Los expertos expresaron que las campanas, fundidas con una aleación de bronce, pueden parecer indestructibles, pero no duran por siempre. Pueden desgastarse y perder el tono.

Se preservará la gran campana Bourdon Emmanuel de 1681, que cuelga en la torre sur y se considera una de las más bellas de Europa. Repica en importantes celebraciones religiosas, visitas papales, funerales presidenciales y conmemoraciones. Cuando murió Juan Pablo II, la Bourdon Emmanuel sonó 84 veces, una por cada año de vida del Papa.

Antes de la revolución, Notre Dame tenía 20 campanas que repicaban en las torres norte y sur del edificio. Sin embargo, después de la revolución de 1789, se fundieron todas las campanas, excepto una, para hacer cañones, ya que los revolucionarios destruyeron todos los símbolos religiosos.

Las campanas nuevas tendrán el mismo peso y el mismo diámetro que las antiguas y están diseñadas para producir las mismas notas. Repicarán con resonancia más profunda y un tono más bajo que las anteriores.

Una ciudad prohibida abre sus puertas

Una ciudad tallada en la roca hace más de 4.000 años, en mitad del desierto, con impresionantes templos y mausoleos en su interior, ha abierto sus puertas luego de estar prohibido el acceso a partir de ciertas indicaciones del Corán.

Madaen Saleh se ubica en la región de Hejaz (Arabia Saudí) y ha permanecido oculta durante el último siglo. Ahora, las autoridades de Arabia Saudí han logrado convencer a los líderes religiosos para que esta joya arquitectónica, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008, pueda ser visitada.

Madaen Saleh fue construida por la tribu de los tamudeos en el segundo milenio antes de Cristo. Según relata el Corán, Alá envió al profeta Saleh a la ciudad para que sus habitantes abandonasen sus cultos paganos y abrazasen la verdadera fe. Cuenta la leyenda que para demostrar su poder, Saleh convirtió una roca en una camella para producir leche y alimentar a toda la población.

Sin embargo, los tamudeos mataron a la camella. Ante tal desafío, Dios exterminó a toda la tribu. Según recoge el Corán, nadie puede entrar en esa ciudad a menos que lo haga llorando y en ayunas por el triste destino de los tamuedos.

La ciudad fue habitada posteriormente por asirios y nabateos. Estos últimos realizaron la mayor parte de las construcciones e inscripciones entre los siglos IV y I a.C. La riqueza de Madaen Saleh no se limita a la excavación en arenisca de una ciudad de 15 kilómetros cuadrados, sino que su interior esconde innumerables tesoros arqueológicos. De hecho, ya se han contabilizado hasta 138 tumbas, algunas de importantes dignatarios de esta cultura.

De sala de tortura

El flamante Museo de Arte de Río de Janeiro (MAR), ubicado en la vieja sede de la Policía Política de la dictadura, transformó espacios de triste pasado para dedicarlos a la formación de maestros y alumnos de zonas desfavorecidas.

En plena zona portuaria y cercado por algunos de los barrios más arrabaleros y deprimidos de Río, el nuevo espacio financiado por la alcaldía y patrocinadores privados —30 millones de euros— nace con la ambición de convertirse en un museo-escuela de referencia para la educación artística de los “desposeídos”.

Firmado por el estudio carioca Bernardes + Jacobsen, el museo está formado por dos pabellones de tamaño similar y estéticamente antagónicos. Con una superficie total de 15.000 metros cuadrados, ambos están integrados por una pasarela y una suerte de toldo de hormigón suspendido sobre columnas, el cual evoca a las ondulaciones marinas.

Desde la terraza superior se divisa la bahía de Guanabara y el puente que conecta Río de Janeiro con la ciudad de Niteroi. En su otro flanco está la favela de Conceiçao y sus casas agolpadas en un cerro que desciende hasta la plaza de Mauá.

Especialmente osado resulta el contraste de los dos pabellones: uno es el palacete João VI, inaugurado en 1916 y de estilo ecléctico, antigua sede del Departamento Nacional de Puertos, Lagos y Ríos, cuya fachada ha sido recuperada minuciosamente por un equipo de restauradores. Dentro de estas paredes el MAR cuenta con ocho salas distribuidas en cuatro pisos, donde se alternarán las exposiciones temporales.

La edificación contigua, de estilo moderno, albergó una terminal de autobuses, el hospital de la Policía Civil y, posteriormente, la siniestra comisaría de la Policía Política durante la dictadura brasileña (1964-1985). Hoy, las salas de tortura y los calabozos han mutado en la Escola do Olhar (Escuela de la Mirada), “un ambiente dedicado a la provocación de experiencias colectivas y personales, dirigido a la formación continua de los profesores de las escuelas públicas de Río”.

El MAR cuenta con un acervo propio de más de 3.000 piezas y 50 donantes. Frente a él se inaugurará en 2014 el Museo del Mañana, firmado por Santiago Calatrava. El conjunto formará parte del nuevo Puerto Maravilla, que aspira a convertirse en un polo cultural de Río de Janeiro.

LEGO® y el Hotel Imperial de Wright

Continuando con su propuesta de edificios icónicos de la historia de la arquitectura, la firma LEGO® —algo así como los recordados “Mis Ladrillos” nacionales— presentó su primera entrega del año con el famoso (y ya demolido) Hotel Imperial en Tokio, obra de Frank Lloyd Wright.

El Hotel fue concebido bajo el concepto de las culturas mesoamericanas (especialmente los Mayas), construido de grandes piedras y hormigón. Conocida como la más importante de las seis obras de Wright en Japón, ha sido elogiada además por haber sobrevivido a un gran terremoto poco después de su inauguración.

Wright empleó hormigón armado y creó una estructura flexible sobre el lecho fangoso de la ciudad, sostenida por una cimentación de pilares que actuaban, en sus propias palabras, como los dedos de un camarero sosteniendo una bandeja y equilibrando la carga. El 1 de septiembre de 1923, Tokyo sufrió un terremoto que alcanzó una magnitud 8,3 en la escala Richter, causando más de cien mil muertos y destruyendo parte de la ciudad. El Hotel Imperial resistió, sin embargo, hasta 1968, año en que, desgraciadamente, fue demolido.

Si bien en nuestro país todavía no se han visto estas propuestas de Lego, en el exterior se pueden conseguir pagando 100 dólares y así, como niños o arquitectos, restaurar, con 1.188 bloques, este icónico edificio.

Las mesas de Zaha Hadid

El diseño de muebles se ha convertido en una de las propuestas que más éxito viene teniendo la exitosa y extravagante arquitecta Zaha Hadid, la única mujer ganadora del premio Pritzker. Lo singular es que, más allá de su estilo deconstructivista, la profesional se encarga de experimentar con nuevos materiales y formas en el diseño de mobiliario. Ahora ha sorprendido con sus trabajos “líquidos”, encargados por David Gill Gallery de Londres.

Las piezas –distintos modelos de mesas– son realizadas en resina acrílica y se asemejan al hielo, mientras parecen transformarse de sólido a agua como si la superficie del cuerpo todavía se encontrara perturbada.

Las mesas aprovechan al máximo la luz natural para esta muestra titulada “Liquid glacial”, por cuanto las piezas se asemejan a las placas de hielo en movimiento, con patas semejantes a las huellas que deja el agua en los túneles o en el drenaje por debajo de la superficie. Elaborada a partir de una resina acrílica recién inventada en Italia, cada mesa es suave al tacto a pesar de su apariencia ilusoria ondulada.

“Esta idea de los glaciares y el hielo es algo que hemos estado explorando durante un tiempo”, explicó Hadid, y señaló que “no se puede reinventar la rueda cada día”, en referencia al parecido entre las distintas mesas presentadas con otros trabajos anteriores de su autoría.

La propuesta de Hadid ha resultado tan fascinante que ya ha sido nominada para el London Design Museum como Diseño del Año. El mobiliario, hecho a mano, está disponible como mesa de comedor y café. El precio estimado de cada mesa se ubica en los 150.000 dólares.

Messe Basel, por Herzog & de Meuron

Messe Basel, en Basilea, Suiza, es un edificio de exhibición multifuncional diseñado para ciudadanos y turistas. El proyecto ha sido realizado por la oficina suiza Herzog & de Meuron, e incluye ampliaciones y reubicaciones de espacios existentes. Un hall se extenderá a través de una ampliación de tres pisos que reemplazarán dos de exhibiciones con lugares de distintas escalas para atraer grupos y eventos. Las nuevas conexiones se harán a través de pasarelas y pasadizos entre los espacios.

En la obra llama poderosamente la atención la terminación exterior del edificio. El acabado en las plantas superiores del centro de convenciones se ha resuelto mediante una envolvente de aluminio estirado, tipo deployé. La solución responde a la cuestión de plantear un revestimiento homogéneo pero no monótono. Así, las láminas de aluminio troquelado y estirado permiten resolver las caras rectas, las curvas y los pliegues del volumen, además de la posibilidad de adecuar el grado de densidad y de permeabilidad (visual y lumínica) del conjunto, estableciendo una relación entre la abertura de la malla con las condiciones ambientales.

Messe Basel contará con 141.000 m2 de superficie y sus instalaciones están diseñadas para cumplir con los más altos estándares de conservación de energía.

Norman Foster en la Luna

La oficina de Norman Foster está colaborando con la Agencia Espacial Europea (ESA) para determinar la viabilidad de un proyecto que pretende construir una estación espacial en el Polo Sur de la Luna –donde existe luz solar permanente--, para lo cual se utilizarán impresoras tridimensionales. Basándose en ensayos terrestres llevados a cabo en lugares de clima extremo y con materiales similares a los de la superficie lunar –roca basáltica, procedente de un volcán italiano, mezclado con óxido de magnesio–, la iniciativa desarrolla un refugio presurizado para cuatro astronautas, capaz de protegerles de las grandes oscilaciones de temperatura, meteoritos y rayos gamma. Para minimizar la logística, el asentamiento lunar estaría compuesto por una estructura cilíndrica, cubierta por un domo hinchable –transportados en cohete–, sobre el cual una impresora robot D-Shape construiría una envolvente con capas de regolito, así llamado el suelo lunar.

La oficina ya ha diseñado una base lunar y ha comenzado a probar la estructura en una cámara de vacío que hace eco de las condiciones lunares. La cáscara de la base tiene una estructura celular cerrada inspirada en los sistemas biológicos naturales. Según Xavier De Kestelier, socio de Foster + Partners, la oficina ha realizado “diseños en climas extremos en la tierra”, explotando los beneficios ambientales de la utilización de materiales locales y sostenibles. “Nuestra habitación lunar sigue una lógica similar”. El estudio también abordará los desafíos del transporte de materiales a la Luna y está investigando el uso del suelo lunar como material de construcción potencial.

La geometría de la estructura fue diseñada por Foster + Partners, en colaboración con los socios del consorcio, pioneros en demostrar el potencial de la impresión 3D para crear estructuras cerca de los sistemas biológicos naturales.

Gehry, a sus 84 años de vida

“Hay un ataque en mi contra y en contra de todo aquel que ha construido edificios que incorporan expresión y sentimiento(…). Es molesto escuchar que se trata de una arquitectura contra productiva frente al tema social y sustentable. Así, curvar un muro o hacer algo llamado ‘caprichoso’ es malo frente a esta nueva tendencia de volver a lo insípido”. De esta manera el arquitecto Frank Gehry llegó a sus 84 años de vida con una obra que podrá o no gustar pero, sin dudas, ha marcado a fuego la arquitectura de los últimos 30 años.

Conocido mundialmente por un estilo único que explota la línea clásica de la arquitectura para transformarla en una expresión dramática, algunos lo asocian al deconstructivismo, pero él define su arquitectura como un reflejo del caos la vida y una expresión de sí mismo.

Sus primeros años de carrera trabajó para oficinas de arquitectos como Victor Gruen en Los Ángeles y André Rémonder en París. En 1963, de regreso en Los Ángeles, abre su oficina, donde comenzaría a desarrollar diversos encargos, perfeccionando un estilo que conjuga diversos volúmenes de formas libres y asimétricas con materiales brillantes.

Frank Gehry vio en las tecnologías de hoy una oportunidad de llevar los trazos libres dibujados sobre papel, a estructuras impactantes, posibles de construir. A pesar de que estas tecnologías hagan posible sus diseños provenientes de diversas fuentes de inspiración, le ha costado críticas y detractores que mencionan que sus edificios desperdician recursos estructurales creando formas sin función, con diseños que no se adecuan al clima ni al contexto. “El mensaje que espero haber entregado es simplemente el de ser uno mismo”, señaló Gehry, que sigue trabajando por todo el mundo.

Departamentos Sustentables Faena Aleph

Está terminada la primera obra del arquitecto británico Norman Foster en nuestro país, más precisamente en el barrio porteño de Puerto Madero. Se trata de un edificio de 17.500 metros cuadrados financiado por el Faena Group y que lleva el nombre de Faena Aleph. La finalización de la construcción es un paso más hacia la consolidación del desarrollo urbano del empresario Alan Faena y subraya su dedicación a trabajar con los principales diseñadores, artistas y arquitectos del mundo. “El Aleph es un edificio que se hace cargo de su lugar. Desde la tradicional casa de Buenos Aires, que se aprovecha del clima al aire libre para combinarse con la vida interior, a la herencia arquitectónica industrial de Puerto Madero, generando un nuevo ambiente dentro del Distrito Faena Arts”, dice Brandon Haw, senior partner de Foster + Partners.

Faena, por su parte, refirió que explicó a Foster que ese distrito fue concebido como una obra de arte en constante evolución, una pieza que ofrece un estilo de vida diferente, rico y atractivo. “Estamos tratando de redefinir la forma en que vivimos en las ciudades, mediante la combinación de cultura, espacios verdes y la arquitectura: queremos generar más conciencia en general”, señaló.

Patios de doble altura se combinan con espacios de vida en dos niveles y cada apartamento tiene techos abovedados y ventanas corredizas para maximizar la ventilación natural. A través de una combinación de pantallas móviles y balcones, la sombra puede ser modificada según los ángulos solares, lo que garantiza privacidad y la luz perfecta en los espacios de estar y terrazas.

La estructura moderna y minimalista, explicaron desde el estudio, “participa en un diálogo dinámico con los silos reciclados que componen el Hotel Faena diseñado por Philippe Starck, así como el antiguo molino que se transformó en el Centro de Artes Faena”. En el proyecto, Foster es fiel a su filosofía y propone que los nuevos edificios reflejen el espíritu de la época y el lugar.

Teatro Vorterix / BAU Arquitectos

En Colegiales, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, los arquitectos Rangoni, Pasquare, Gabriela Batlle, Marin, Bernardita Crespo, Candelaria González y Carola Kelly tuvieron oportunidad de realizar una intervención completamente atractiva a partir de un antiguo teatro de 1938, el cual, en lugar en una iglesia evangélica o un bingo, destino habitual de estos de edificios, sirve ahora para albergar una discoteca y una sala de 1600 personas. El trabajo implicó recuperar el teatro y su fisonomía, poniéndolo en valor para luego intervenir específicamente en los programas requeridos por el cliente.

Cada ámbito de trabajo tenía prioridad de funcionamiento independiente y autónomo, donde la tecnología desarrollada permite una interacción, sin interferir con el resto. Cada uno de estos espacios implica una función con diferentes lógicas, formas, funciones, acondicionamientos técnicos y acústicos, de manera radical entre la función y la forma. Por otra parte, el proyecto buscó atender las posibilidades de cambio que puede exigir el lugar en el tiempo.

La obra conmueve por el respeto de su fachada de reminiscencias art déco y porque muchos de sus espacios interiores han sabido mantener el espíritu original del lugar.

Las diez ciudades más felices

Río de Janeiro, Sidney, Barcelona, Ámsterdam, Melbourne, Madrid, San Francisco, Roma, París y Buenos Aires. Ese es el listado de la empresa GfK Custom, la cual realizó una encuesta a 10 mil personas en 29 países, que señala las ciudades más felices del mundo. El estudio se basa en una percepción, es decir, que la población mundial percibe a Río de Janeiro como la ciudad más feliz. Sin embargo, existen factores más objetivos. El año pasado, la Universidad de Columbia Institute dio a conocer el primer Informe Mundial buscando la felicidad con la ciencia detrás. Algunos de los hallazgos fueron: los ricos son más felices que los pobres en cuanto a apoyo social y material y a la libertad personal. Además, hay una correlación positiva entre la felicidad y el auto-empleo en los datos de Estados Unidos y Europa (no en Sudamérica). Por otra parte, la salud mental es la que más contribuye a la felicidad y la falta de igualdad percibida la reduce.

Río de Janeiro se encuentra al inicio de la lista por sus atracciones al aire libre y culturales, centros comerciales, espectáculos y entretenimiento. Sidney está en segundo lugar, por muchos de los mismos motivos, y Barcelona en el tercero, principalmente por su gran número de centros comerciales. Ámsterdam parece estar ahí por una sola razón: sus “coffee shops”. En tanto, Melbourne destaca por sus centros comerciales y alternativas outdoor y Madrid por sus actividades culturales. San Francisco también llegó a la lista debido a sus centros comerciales. Roma, por su parte, supera a todos en cuanto a locaciones culturales. París mantiene altos puntajes en espectáculos, centros y locaciones culturales. Finalmente, Buenos Aires, la segunda ciudad de Sudamérica dentro “top 10”, fue reconocida por sus centros comerciales y actividades culturales.

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