El sitio de la construcción del sur argentino

Marzo 2013 - Año XXIII
Al borde de la línea

Sillas de diseño. Buenas maneras de sentarse

por Ing. Mario Minervino

Muchos fueron los arquitectos que dedicaron su tiempo, creatividad y talento para diseñar mobiliario, al que consideraron adecuado para sus obras de arquitectura y terminaban por complementar estilos arquitectónicos novedosos. Antonio Gaudí, Le Corbusier, Walter Gropius y Zaha Hadid, entre tantos, han diseñado sillas y sillones, estableciendo un legado que hoy integra un catálogo de culto que sigue maravillando a todos.

E

n las sillas generadas durante el movimiento moderno (entre 1920 y 1970), se destaca la utilización de nuevos materiales, sobre todo acero, plástico y madera laminada, la preponderancia del diseño orgánico y racional, y la búsqueda de una compatibilidad entre diseño y producción en serie. Con la producción en serie se buscó popularizar estos modelos y volverlos accesibles en su costo. Sin embargo, en manos de fabricantes, estas creaciones se posicionaron como verdaderas obras de arte y un mobiliario elitista que hoy las ubica en precios prohibitivos, como muy caras obras de autor.

Las curvas de Gaudí

Creador del modernismo catalán, Antonio Gaudí diseñó sillas en madera para las casas Batlló y Calvet, en Barcelona, en un maravilloso estilo art nouveau –según lo nombramos por estas tierras– que todavía engalana los espacios de esas obras de principios del siglo XX. Se trata de piezas de roble macizo, con moderadas decoraciones, pensadas para brindar comodidad a sus usuarios, a pesar de estar plagadas de partes curvas reflejando el movimiento de la naturaleza, propio del estilo desarrollado por Gaudí.

La máquina para sentarse

Le Corbusier (LC), el gran maestro de racionalismo moderno, se ocupó de pensar sillas y sillones para sus viviendas, sus destacadas “máquinas para vivir”, en una sociedad donde el automóvil, el avión y los barcos marcaban una tendencia en el estilo y la forma de construir.

LC recurrió a productos racionales, simples, minimalistas, similares a los desarrollados por los alumnos y maestros de la escuela Bauhaus alemana. Recurrió al acero cromado e inoxidable y al cuero. Las hizo fijas y basculantes, únicas y maravillosas. La Villa Savoye (1929), en las afueras de París, conserva en la actualidad parte de ese equipamiento.

La primera silla la hizo en 1929 y la presentó en “Salon d’Automne” de París, junto a la chaise-longue y a la serie de sofás Grand Confort. Lo peculiar es su asiento, de inclinación regulable, y su rigurosa forma cúbica de estructura tubular de acero.

Otro diseño conocido de LC es el LC4, conocido como Chaise Lounge. Fue presentada en el Salón de Otoño del Diseño en 1929. Se trata de un diseño purista, que en su tiempo se ganó el reconocimiento que hoy lo ha convertido en un clásico del diseño.

Buenos colores

Gerrit Thomas Rietveld, arquitecto de la Casa Schröder (Utrecht), símbolo del Stijl holandés, diseñó las sillas Roja y Azul (1918) y Zig-Zag (1932), las cuales hoy pueden observarse -las originales- en la propia vivienda Schröder, convertida en museo.

Esta silla tipo reposera diseñada por Rietveld en 1934 se caracteriza por su simplicidad y abstracción. El artista estuvo influido por el cubismo y la descomposición de las formas. Esta abstracción geométrica alcanzó su punto culmine en esta silla.

La Zig-Zag está formada por cuatro paneles remachados y posee una doble función, ya que puede ser usada como asiento o como mesita. Este último aspecto deriva de un estudio del espacio en la vivienda realizado por Rietveld en 1932. La Zig-Zag, expuesta en el MOMA de Nueva York, tiene sus derechos adquiridos por fabricante Cassina, que en la actualidad la fabrica con madera de cerezo con un precio se sitúa en los 1.500 euros.

Breuer y un clásico

Maestro de la Bauhaus alemana, el arquitecto Marcel Breuer creó en 1926 la silla Vasili, nombre puesto en homenaje a su amigo, el pintor ruso Vasili Kandinsky, más allá de quienes sostienen que la silla no fue creada para el pintor sino que éste le pidió una copia para su casa. El diseño fue revolucionario para la época, por el uso de tubos de acero y su método de fabricación. La estructura original era de acero niquelado, posteriormente cromado, y doblado. El asiento y el respaldo eran de cuero, lona o tela.

En la B3, así se presentó en la Bauhaus, por primera vez se usó para una silla un tubo de acero, de 20 milímetros de diámetro. En esos años, el alemán Mannesmann había ideado un proceso para producir tubos de acero sin costura, siendo el primero en doblarlos sin romperse en las uniones. Esa tecnología fue llevada a la fabricación de bicicletas y, posteriormente, a la estructura de la silla.

La Vasili se produjo por una empresa fundada por Breuer -la Standard-Möbel Lengyel- que en 1929 adquirió la firma Thonet. Con más de 80 años de historia, aún hoy resulta muy actual, elegante e ideal tanto para mobiliario de oficinas como del hogar.

Mies se luce en Barcelona

La silla Barcelona, un clásico del arquitecto alemán Mies van der Rohe, fue diseñada para el Pabellón alemán en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. El mobiliario, que fue “estrenado” por Alfonso XIII, sigue siendo un clásico de todos los tiempos.

Mies creó la silla junto a la otomana y la mesa auxiliar. Su estructura estaba realizada en acero inoxidable pulido, mientras que el asiento y el respaldo fueron hechos de cuero de piel de cerdo. En 1950 se hicieron ajustes al diseño para producirlo en masa. Sus proporciones armoniosas y su forma elegante la convirtieron en un objeto escultural, digno de de exposición. Los estudiosos señalan que su forma está basada en la “sella curulis”, usada por los magistrados romanos.

La unión a la vista del bastidor estructural y de los amortiguadores del asiento, el uso de materiales tradicionales y modernos ajustándolos a su propósito funcional, representan un manifiesto de la concepción de Mies en el campo de la arquitectura.

Aalto sana

La silla Paimio fue diseñada por el arquitecto finlandés Alvar Aalto para el Sanatorio de Paimio (1929-33) y distribuida por la marca finlandesa Artek, del propio Aalto. La Silla fue diseñada de esta forma para ser utilizada en las áreas de estar del hospital de tuberculosos de Paimio, por eso su ángulo del respaldo fue pensado para permitir respirar más cómodamente a los enfermos.

Construida en madera compensada curva, está compuesta por láminas curvas y piezas macizas de abedul. Admirada por su presencia escultórica y su comodidad, la Silla exhibe la fuerza de la contundencia de la madera y experimenta con los límites de la elaboración en madera compensada. Su armazón consiste en dos aros cerrados de madera laminada, moldeando las distintas partes entre las que se ubica la butaca, una delgada lámina compacta con un sinuoso enrollamiento en sus bordes. Aalto utilizó el abedul por sus estupendas propiedades naturales, consiguiendo una forma orgánica, en la cual el frío acero es reemplazado por la calidez de la madera.

En 1935 Artek se estableció en Finlandia para producir en forma masiva este mobiliario. La mayor parte de sus diseños permanecen en fabricación y en la actualidad puede adquirirse una de estas sillas por 1800 euros.

La firmeza de Wright

Esta silla es un diseño del arquitecto norteamericano Frank Lloyd Wright, padre del organicismo, para la casa de Herbert Johnson. Se caracteriza por su simplicidad y está formada por dos piezas: por un lado una estructura semicircular, integrada por las patas y los reposabrazos, y por el otro un asiento circular revestido en cuero. Muchos críticos aseguran que sentarse en una de estas sillas es hacerlo sobre una obra de arquitectura y no sobre un mueble. El diseño original es de 1904 y Wright la utilizó en su casa Taliesin.

Wright pensó, además, a es silla como un mueble que se pudiera realizar en serie. En la actualidad varios fabricantes la ofrecen a valores que van desde los 1.000 a los 2.500 euros.

Premiada Wiggle del intrincado Gehry

El arquitecto Frank Gehry, autor del Guggenheim de Bilbao, no podía mantenerse ajeno al diseño de sillas y creó la Silla Wiggle, la cual, aseguran los entendidos, marcó un antes y un después en el diseño. Se trata de una de las más premiadas internacionalmente. Se caracteriza por su silueta en la que fluyen formas curvas realizadas con cartón corrugado. Es robusta y estable, su tacto es suave como la seda y reduce el ruido que provoca moverla. Fue diseñada en 1972, más como una escultura que como un mueble. La empresa Vitra comenzó a comercializarla en 1997.

El giro de Eero Saarinen

Uno de los representantes de la arquitectura moderna en su forma más expresiva, el arquitecto norteamericano Eero Saarinem, diseñó en 1955 la silla giratoria Tulip, compuesta de una base de aluminio barnizado (blanco ó negro) y un asiento plástico. Un almohadón desenfundable, disponible en distintos colores y materiales, aparece fijado al asiento.

La silla fue presentada en la muestra “design in home furnishing collection” (diseño orgánico para la decoración) organizado por el museo de arte contemporáneo (MOMA) de New York.

La Tulip Chair muestra la capacidad de Saarinen para mezclar colores, formas y materiales. Hoy se venden copias a precios accesibles, aunque muy a menudo la base no es de aluminio, los almohadones no son desenfundables ni el asiento reforzado, lo cual perjudica su estabilidad.

Marcando la Z de Zaha

La arquitecta iraní Zaha Hadid, radicada en Londres, una estrella de nuestros tiempos, ha desarrollado su Silla Z, que reúne la esencia del diseño contemporáneo y la investigación desarrollada por Hadid a lo largo de tres décadas.

Se trata de “un simple gesto tridimensional” que se pliega en el espacio, como parte del dialogo constante entre forma y función, elegancia y utilidad. La abstracción geométrica genera una forma continua y serpenteante, que se articula alternando delgadas y grandes superficies para proporcionar cualidades ergonómicas y una estabilidad inherente a la forma general. La forma resultante alude a los gestos caligráficos de las obras en dos dimensiones de Zaha Hadid. Nada se dice sobre si es cómoda para la función que debe cumplir.

La casa de la Colina

La Silla Mackintosh es considerada uno de los primeros diseños del Movimiento Moderno. Fue pensada para la sala de estar de la Casa de la Colina, construida en 1902 en Helensburgh, por el arquitecto Renie Charles Mackintosh. Años antes en la Exposición de la secesión vienesa, Mackintosh presentó una serie de silla de respaldo alto entre las que se encontraban la silla Argyle, otro de sus reconocidos diseños.

La silla se caracteriza por su alto respaldo, decorado con formas rectas. Originalmente estaba pintada en blanca y su principal objetivo fue ser un elemento decorativo, una obra de arte para el día a día. La firma Cassina comercializa desde 1973 utilizando madera de roble tintado en las versiones originales. La vende a 2.800 euros la unidad.

Las sillas de Ray y Charles Eames

La revolución que causó el matrimonio Eames en los años cincuenta es comparable a la que generó la Bauhaus en los veinte. Nuevas formas esculpidas y orgánicas, así como nuevos materiales le dieron a este matrimonio fama mundial. Todo ello quedó plasmado en la Eames Loungue, un sillón cuya estructura es una escultura y una pieza de ingeniería. Fue terminado en 1956 para Herman Miller furniture company.

El diseño puede parecer familiar a muchos. Hoy, luego de más de 80 años, sigue siendo vendida en todo el mundo porque representa una solución ideal tanto para el mobiliario de oficinas como para viviendas. Es la primera silla de tubos de acero cromado de fácil producción. El respaldo, y los brazos son de cuero y se vende en gran variedad de colores.

Gropius y la simpleza industrial

Fundador y primer director de la Bauhaus, Walter Gropius hizo maravillas a la hora de diseñar muebles. Su silla D51 nació de la voluntad de generar “un diseño integral”, emparentando el mobiliario con el diseño industrial moderno. Su silla es la reducción de la construcción a lo esencial. Es el minimalismo, el “menos es más” tan difundido por Mies van der Rohe. Su propuesta concilió el diseño con la estandarización. Como las obras de LC o Breuer, estas piezas pensadas para ser accesibles a todos son hoy prácticamente objetos de lujo.


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