El sitio de la construcción del sur argentino
Indice Revista
- El 2013 renueva las expectativas del sector
- Cocinas Reno, un emprendimiento de Marmolería Texel
- Tren Urbano en Bahía Blanca
- Cuidados en la colocación de carpinterías
- Construyendo nuestro espacio verde
- Productos Quirinale: seguridad, confort y diseño
- Ingeniero Pierluigi Nervi. Con la fuerza de la forma
- Cadena de los Mares: Mar del Sol I
Noticias y Novedades
- Un crítico de estos tiempos
- El Holocausto judío en un muro
- Mar del Plata en skate
- Una ciudad para caminar
- Una capilla aspirando el cielo
- Arquitectos y perros
- Un bar en las ruinas
- Casas abiertas
- Un paseo a todo color
- La obra de Maya cumple 30 años
- El final feliz para el peor de los edificios
- Zaha Hadid y la casa de Naomí Campbell
- La muerte de Oscar Niemeyer
- El Louvre y una cúpula en Abu Dhabi
Un crítico de estos tiempos
Si bien nunca es fácil analizar la arquitectura contemporánea, porque cualquier análisis exige la perspectiva del tiempo y asumir el riesgo de una lectura inadecuada, así lo hizo Paul Goldberger (1950), ganador del premio Pulitzer por su labor como crítico de arquitectura en el New York Times, al presentar en España su nuevo libro que muestra esta disciplina como un vehículo para sentir y pensar. Aprovechó la oportunidad para reflexionar sobre lo que ocurre hoy en el mundo. Dueño de una mirada ecléctica y “poco puritana para ver las cosas” —como la define— reconoce que cuando eligió la Universidad de Yale para aprender de sus grandes edificios modernos, lo que más le sorprendió fue el neogótico de la torre que James Gamble Rogers levantó en el campus y que nunca había visto en un libro de arquitectura. “Hay muy pocas cosas en la vida que sólo se puedan hacer de una manera. Éso ha condicionado mi mirada. Todavía me cuesta entender a quienes en arquitectura sólo admiten una manera de actuar”, explicó de paso por Madrid. Goldberger sostiene que, a veces, los edificios mediocres son los que más cosas dicen: “La especulación tiene más que ver con la mala arquitectura que con la buena. En la última generación hemos construido demasiado. Ni nuestros recursos ni nuestras necesidades justifican lo que se ha erigido”, comenta.
Con todo, su libro habla más de emociones, que de necesidades: “Creo en la arquitectura sostenible como una necesidad, pero también en su poder de afectar nuestra vida”. El crítico reflexiona acerca de las que menciona como burbujas arquitectónicas: “Hemos hecho demasiado para favorecer y promover la arquitectura espectáculo. Pero aunque sean muy visibles, los edificios de las estrellas no son los causantes de la crisis económica. Por cada edificio excesivo de un arquitecto famoso hay miles de inmuebles sin calidad que acabaron con la economía. La prensa no habló de ellos. De eso somos culpables. No de apoyar la arquitectura-espectáculo”. El autor estadounidense trabaja por estas horas en la biografía de Frank Gehry. Sobre el autor del Guggenheim de Bilbao señala que: “es autor de un idioma propio y todo lo que haga va a tener un aire familiar, pero rechaza encargos cuando considera que no son oportunidades para exigirse un poco más. Es difícil ser un arquitecto creativo. Si tus trabajos cambian te acusan de inconsistente. Si no lo hacen, de auto parodiarte”, señala.
Sostiene que los arquitectos sólo pueden construir lo que la sociedad les permite hacer, pero admite que un grupo cada vez mayor busca dejar más huella en el tejido social que en el cultural. Y es consciente de que ese grupo “se encuentra muy incómodo” pensando que solo pueden firmar espacios para gente rica. “Quieren utilizar su talento para mejorar la sociedad”, asegura.
Frente a ese cambio, el crítico se muestra optimista. Y aunque recuerda que en los ‘60 y ‘70 hubo movimientos “que generaron mucho diálogo, algunos beneficios y no mucha arquitectura de gran calidad”, los ve regresar más conocedores de las consecuencias de actuar solo planteando problemas. “Hoy hay más posibilidades de hacer las cosas bien. Esta es una de las buenas consecuencias del desastre económico de los últimos años. Estábamos alcanzando un exceso muy peligroso. Corregir eso es doloroso. Pero también lo es seguir construyendo demasiado”.


El Holocausto judío en un muro
El Monumento Nacional a la Memoria de las Víctimas del Holocausto Judío, diseñado por los arquitectos Gustavo Nielsen y Sebastián Marsiglia, comenzará a construirse en el ex Paseo de la Infanta de Buenos Aires. La colocación de la piedra fundacional del Monumento Nacional a la Memoria de las Víctimas del Holocausto Judío el pasado 14 de noviembre marcó el comienzo de la construcción de este memorial que se espera esté concluido a mediados del año próximo. Estructurado como un muro, está compuesto de 114 prismas de hormigón armado, de un metro de frente por ancho y alturas variables entre los 60 cm y 1,40 metros, mientras que los anchos son tres: 30, 60 y 90 cm. Las piezas varían de color y, en algunos casos, son pigmentadas. El muro tiene 39 metros de alto por una altura máxima de cuatro, y estará incrustado sobre el terraplén del ferrocarril que acompaña la Avenida Dorrego.
El monumento está fragmentado en dos partes y no solo hace referencia al Holocausto. El primer segmento contiene 29 piedras -la cantidad de víctimas del atentado a la Embajada de Israel en 1992-, mientras que el segundo cuenta con 85 piezas, en referencia al número de víctimas de la Amia, en 1994. Los autores afirman que los monumentos de la Shoah mantienen una contradicción de tamaño entre el espacio representativo y los objetos a exhibir, cuya presencia es fundamental para entender el Holocausto. De allí que el proyecto opera dejando impresas en las piedras huellas de distintos objetos cotidianos, que se realizan mediante vaciados de hormigón. De esta manera será el paseante quien recuerde la memoria de una ciudad.


Mar del Plata en skate
Los arquitectos Guillermo Luis de Diego y Marcelo Bejanele han diseñado un dinámico espacio público en Mar del Plata, pensado exclusivamente para skaters y patinadores. El skate park tiene la intención de revitalizar el centro de la ciudad, presentando también una ruta alternativa para peatones. Esta plaza, ubicada en la intersección del Paseo Casino Grand Hotel y la Rambla peatonal San Martín, se convierte en un vistoso punto de atracción y en un momento importante en la traza urbana. Sus curvas están inspiradas en la topografía del lugar, que va disminuyendo gradualmente en pendiente desde su extremo más cercano al mar. De esta manera, se divide en un nivel donde, desde lo alto, descienden curvas que toman referencia en dunas, olas y la bahía. El parque está hecho de hormigón pulido, superficie ideal para cruzar sobre ruedas, creando un lenguaje uniforme e identificable. El área central del piso funciona para redistribuir las olas de patinadores en función del nivel de dificultad de las rampas. “La idea es que sirva como espacio atractivo de la actividad urbana y muestre vitalidad en este punto de inflexión de la configuración de la ciudad”, explica Luis de Diego.


Una ciudad para caminar
La idea de una ciudad sin automóviles es uno de los desafíos que hoy imaginan los urbanistas como parte de las ciudades del futuro, en un planeta que cada día busca dejar más de lado los ruidos y la contaminación.
La firma Adrián Smith + Gordon Gill Architecture, dedicada a la arquitectura sostenible, diseñó “Great City”, prototipo de una ciudad china que podría ser inaugurada el 2021 en las afueras de Chengdu, al sudoeste del país asiático. En sus 1,3 kilómetros cuadrados y 320 hectáreas podrían vivir 80.000 habitantes. La distribución del territorio comprende un 15% de las hectáreas destinadas a parques urbanos y áreas verdes; 60% a edificaciones y un 25% a caminos y paseos peatonales. Para la propuesta peatonal, los arquitectos consideraron un centro masivo de tránsito en donde se concentrarán distintos medios de transporte, como metro, ómnibus y automóviles. “Great City” facilitaría los desplazamientos peatonales y contaría con mecanismos eficientes de uso de energía eléctrica y agua, disminuyendo en un 89% la generación de residuos y en un 60% la emisión de dióxido de carbono (CO2). La clave para que “Great City” triunfe radica en su planificación urbana. En ella, los ciudadanos podrían trasladarse desde un punto hiperdenso a otro, en un paseo de 15 minutos. Con esta alternativa los autos no serán necesarios, puesto que las personas contarán con medios de transporte públicos y bicicletas. “Great City” pretende demostrar que la vida no tiene por qué ser contaminada y alejada de la naturaleza.


Una capilla aspirando el cielo
El estudio FREE ha ganado un concurso para diseñar y ejecutar la “capilla Miami”, destinada a la comunidad católica en esa ciudad norteamericana de Florida, dedicada a la virgen Nuestra Señora de Guadalupe. El proyecto incluye, además, a todas las vírgenes de las culturas latinoamericanas, ubicadas alrededor de la figura principal, con 27 santuarios pequeños en el perímetro de la congregación. Un techo corrugado cubre cada uno de los espacios y se unen para colaborar con la formación de una claraboya en forma de pináculo. La forma del edificio está definida por el drapeado que se asemeja a una tela plisada. La estructura alta se destaca de su contexto y la forma canalizada añade beneficios acústicos, dramatizando la atmósfera ecuménica. Las funciones adicionales incluyen un confesionario y zonas reservadas para los sacerdotes y el personal de sacristía, oficinas, una pequeña biblioteca y espacios de trabajo.


Arquitectos y perros
Identificar a cada arquitecto con un perro y proponerle que mejore la calidad de vida del animal fue, nada menos, la tarea propuesta por Kenya Hara, director de diseño de Muji, cuando se alistó 12 arquitectos de renombre para diseñar entornos arquitectónicos que “cambiara la forma en que los seres humanos interactúan con sus perros.” Cada uno de los profesionales se combina con una raza en particular. Kazuyo Sejima, de SANAA, con el Bichon Frise, Shigeru Ban con el Papillon, Atelier Bow-Wow con el Dachshund Fujimoto, Sou con el terrier de Boston, Kengo Kuma con el Pug, etc., para así proporcionarles un objetivo claro. Cada diseño estará disponible en la página web de Arquitectura para perros, www.architecturefordogs.com, donde los usuarios pueden descargar los planos, personalizarlos, subir imágenes y también habrá “flatpacked” disponibles para su compra en 2013. Lejos de ser un amante de los perros, Hara está más interesado en las formas en que el pensamiento arquitectónico puede alterar la manera en que conceptualizamos nuestra vida cotidiana. En el futuro le gustaría ampliar el concepto -tal vez para “Arquitectura para dormir” o “Arquitectura para la natación”-. Los prototipos de las casetas fueron exhibidos en el Design Miami, en diciembre pasado, y también serán parte de una gira mundial que culminará en una exposición en Tokio, a finales de 2013.


Un bar en las ruinas
Cada día más crece en Budapest la propuesta de desarrollar bares, discotecas y restaurantes en edificios en ruinas, como una oportunidad para influir en las artes y la cultura del diseño. Un ejemplo es la “barra anker’t”, un edificio abandonado que ha pasado por una transformación para convertirse en un punto nocturno “caliente” de la ciudad. Pensado originalmente como un edificio de viviendas, el grupo húngaro arquitectónico Ameba ha concebido un plan para mantenerlo en pie y sumar elementos minimalistas que permitan su nuevo destino. Para ello han demolido algunas escaleras y reforzado varios muros, manteniendo las referencias generales visuales de su exterior. A través del uso de materiales reciclados y baratos, a las secciones del pub se suman las cabinas de DJ, salones y áreas de danza. Un conjunto de luminarias y mobiliario de diseño generan un nuevo marco decorativo y arquitectónico para el lugar.


Casas abiertas
El Estudio japonés UID architects terminó una casa unifamiliar en Okayama, cerca del Mar Interior de Seto, Japón. Situada en una colina que se ha transformado en una zona residencial, la “Pit House” es el hogar de una familia de tres personas. Los arquitectos buscaron abrir las vistas de la casa hacia el norte, mientras que al mismo tiempo colocaron la planta baja un metro más alto que el nivel de la calle. “Es como si el entorno natural del lugar y la arquitectura coexistieran al mismo tiempo”, dice Keisuke Maeda, de UID. “Decidimos implementar una forma de vida que aceptara el ambiente exterior, como la superficie de las terrazas, rodeando las vallas y muros y viviendas vecinas que se asientan a lo largo de la pendiente y mucho más allá de las montañas”, agregó. Uno de los aspectos clave del diseño del volumen se puede ver en las bisagras interiores que concibieron como una extensión del espacio exterior, con seis tipos de niveles, incluyendo una planta redonda con un núcleo de hormigón en forma de cilindro en el centro. Varias columnas tipo tronco sostienen una serie de cuadros flotantes que generan diversos espacios. En la Pit House, el medio ambiente y la arquitectura se entrelazan a través de superficies que conectan el interior y exterior.


Un paseo a todo color
Concebido como un gran espacio urbano abierto, capaz de representar la diversidad cultural de la capital danesa, el equipo de Bjarke Ingels y los paisajistas berlineses Topotek 1 han construido el Parque Superkilen, en el barrio de Nørrebro, al norte de la ciudad.
Bancos, farolas, papeleras, elementos vegetales o señales de neón procedentes de sesenta países de todo el mundo son algunas de las piezas de mobiliario urbano que se exponen en una superficie de 30.000 metros cuadrados.
El parque queda dividido en tres zonas diferenciadas por colores: en la primera, varios tonos de rosa cubren el suelo y la parte inferior de edificios cercanos, que albergan un mercado local. En el segundo espacio predomina el negro con líneas blancas, abrazando una pista de skate; y en la tercera, verdes explanadas y colinas ofrecen áreas para practicar deporte y disfrutar del aire libre.
Un paseo artístico que incentiva su recorrido y combina arte, entorno, paisaje y arquitectura.


La obra de Maya cumple 30 años
El Día de los Veteranos en los Estados Unidos marcó, en noviembre pasado, el 30 aniversario de uno de los lugares más atractivos del National Mall en Washington: el Vietnam Veterans Memorial, diseñado por la hoy arquitecta Maya Lin cuando, con apenas 21 años de edad y siendo estudiante en la escuela de arquitectura de Yale, se impuso entre 1421 propuestas en un concurso internacional para rendir homenaje a los caídos en esa guerra. El esquema de la propuesta de Lin desató un debate feroz. Hoy, la obra, dedicada el 13 de noviembre de 1982, se erige como una de las más poderosas de la arquitectura en su tipo y ha sido copiada e inspiradora de cientos de memorials en todo el mundo. El Monumento se compone de un muro de granito negro, monolítico, donde están grabados los nombres de los soldados que murieron en combate. En 1981 los detractores del diseño aseguraron que se trataba de “un tajo negro de la tristeza y la vergüenza.” Con el tiempo, la lista de los 58.195 hombres caídos en combate se convirtió en un lugar de culto y recordación.
Por los 400 millones de visitantes anuales al sitio, el Vietnam Veterans Memorial sirve como un testimonio de la fuerza del arte y la arquitectura como refugio y lugar para sanarse. El muro se incrusta en el parque como un sitio de lamento, reflexión y respeto. Tan modesto como poderoso, tan simple como expresivo.


El final feliz para el peor de los edificios
Después de 26 años en construcción, el gigantesco Hotel Ryugyong, ubicado en la capital norcoreana de Pyongyang, está en sus últimas etapas y se espera sea inaugurado en 2013. Este edificio con forma de pirámide tiene 105 pisos y es conocido como el “Hotel Fantasma” y constituye una obra emblemática cuando se mencionan proyectos inconclusos en el mundo. El operador de hoteles Kempinski Group está encargado de dirigir la obra y sólo los pisos más altos, con 150 cuartos, van a ser usados como hotel, mientras que tiendas, restaurantes y oficinas ocuparán los pisos más bajos. Con sus 330 metros de altura, el rascacielos está entre los 50 más altos del mundo y es quinto en la lista de hoteles con mayor número de pisos. Su construcción comenzó en 1987 y estaba programado ser inaugurado en dos años. Pero fue abandonada en 1991 cuando Corea sufrió su peor crisis económica. En 2008 la revista estadounidense Esquire lo declaró el “Peor Edificio en la Historia de la Humanidad”, al tiempo que revistas especializadas calificaron de mediocre su construcción. La Cámara del Comercio de la Unión Europea examinó el edificio hace 15 años y concluyó que estaba en condiciones irremediables. Pero en el 2008, Orascom Telecom, una compañía egipcia empezó a repararlo, con una inversión de 180 millones de dólares. El plan original de tener 3.000 cuartos y tres restaurantes giratorios fueron abandonados, atendiendo que el negocio se presenta como rentable con las modificaciones indicadas.


Zaha Hadid y la casa de Naomí Campbell
Zaha Hadid está construyendo una casa en las afueras de Moscú para la super modelo Naomí Campbell y su novio Vladislav Doronin. La residencia llamada “Capital Hill” está cerca de completar su construcción. Con 2650 metros cuadrados, la vivienda tendrá saunas, baños turcos y rusos, así como una piscina que podrá convertirse en una pista de baile. Su programa se divide en dos componentes: uno que se fusiona con la ladera y otro que flota sobre la tierra, otorgando interesantes vistas sobre el bosque que la rodea. Una torre-mirador de 20 metros de alto alojará al dormitorio principal. La forma de la obra viene de la topografía del terreno, emergiendo del paisaje así como se mantiene parcialmente incrustado en la colina. El programa se organiza verticalmente en cuatro niveles. El más bajo está diseñado como un espacio destinado al ocio e incluye un estar, áreas de masaje y ejercicios, así como sauna y baños. En el piso de más arriba está el estar principal, comedor, cocina, una piscina y estacionamientos. El concepto de diseño general se centra en extender la topografía exterior hacia el interior, mientras que la definición geométrica deriva del paisaje; con niveles en terrazas que se estrechan creando una continua integración entre los espacios.


La muerte de Oscar Niemeyer
El último trazo de un creador de sensaciones
El 5 de diciembre de 2012 murió Oscar Niemeyer, el arquitecto de los edificios emblemáticos de Brasilia, el amante de las curvas, el que tenía 104 años y seguía trabajando cada día en su estudio de Copacabana, solitario, como único empleado. El de las ideas socialistas y el de las obras escultóricas. El hombre que era parte del mito, el mito hecho arquitectura, el creador de nuevas formas y el generador de sentimientos.
Fue un arquitecto moderno. Hijo del movimiento moderno, supo admirar a uno de los padres del mismo, el suizo francés Le Corbusier. Aceptó sus enseñanzas y siguió sus pasos marcando sus propias huellas. Su arquitectura -como la de Gaudí- fue única, irrepetible. Cada pieza, cada conjunto era una nueva escritura que tomaba el mejor ritmo de su país, sus colores, sus paisajes, los libros, los amigos y la distancia.
A Brasilia, la nueva capital de Brasil, llegó con 51 años de edad. Esta ciudad encontró a Niemeyer y le dio una posibilidad que nunca antes tuvo arquitecto alguno. Allí encontró todo por hacer. Tuvo libertad, afecto, amistad, sueños y poesía. En tres años vio hecho realidad sus palacios, el congreso, la catedral. “Podrán no gustarle a muchos. Pero jamás podrán decir que vieron otro igual”. Brasilia fue eso: una obra nueva, revolucionaria para el mundo de la arquitectura.
No es simple ensayar un rasgo biográfico de un hombre que vivió más de un siglo como talentoso creador de formas y espacios. Lo define su obra y el silencio que hoy la rodea. Para aquel que no percibe la dimensión de este artista, basta con admirar sus edificios: los de antes, los de ahora, los de siempre. Niemeyer fue naturaleza. Fue amante de la curva “libre y sensual”, de la que se repetía en las montañas y ríos de su patria, la que generan las olas del mar, “las del cuerpo de la mujer preferida”.
Ateo por convicción, aseguraba que “la vida es un suspiro” y esperaba la muerte con resignación y paciencia. No creía que su obra perpetuaría su memoria, convencido de que el paso del tiempo termina con todo. El mundo será más pobre con su ausencia.


El Louvre y una cúpula en Abu Dhabi
En 2013 se iniciará la sede del Museo del Louvre en Abu Dhabi, diseñado por el arquitecto galo Jean Nouvel. El museo estará en Saadiyat Island, proyecto cultural donde se han invertido 27.000 millones de dólares. La sede será el cuarto equipamiento cultural, junto al Guggenheim de Frank Gehry, el Centro de Artes Escénicas por Zaha Hadid y el Museo Marítimo por Tadao Ando. El Museo de Louvre nació como un conglomerado de palacios que se fueron añadiendo por reyes y emperadores franceses a lo largo de varios siglos. Posteriormente, François Mitterrand propuso su modernización, ejecutada por el arquitecto Pei y su famosa pirámide de cristal. Hoy ha decidido sacar provecho a su invaluable colección de arte antiguo. Cuando se dio a conocer su expansión, muchos intelectuales declararon que “sus museos no están en venta”, aunque el presidente Jacques Chirac justificó el acuerdo como una forma de establecer vínculos con el Medio Oriente. “Dedicada a exhibir trabajos y artefactos del pasado, el Museo se halla ligado a aspectos al mismo tiempo remotos y familiares, derivados del espíritu del lugar. La isla ofrece un áspero paisaje, atenuado por su encuentro con la ensenada, una imagen de la aridez de la tierra versus la fluidez de las aguas. Éstos despertaron la imaginación hacia ciudades desconocidas, enterradas bajo profundas arenas o hundidas bajo el agua. Este pensamiento se ha mezclado en un simple plan de un sitio arqueológico revivido como una pequeña ciudad”. De esta manera describió Nouvel su idea al diseñar un enorme domo, una figura común en la arquitectura islámica, planteada aquí en proporciones achatadas. Es también una referencia al paisaje, evocando el perfil de una gran duna en el desierto. La disposición de los ambientes y el patrón espacial del museo recoge el carácter de la trama urbana de las ciudades árabes, con la discontinua sucesión de plazuelas y edificaciones, generando resquicios y ofreciendo múltiples sensaciones al visitante. “Esta micro-ciudad requiere un microclima que de al visitante la sensación de ingresar a un mundo diferente. El domo es hecho de una red de patrones diferentes entrelazados sobre un techo translúcido, lo que permite el paso de una mágica luz, tal como la mejor tradición de la arquitectura árabe. El agua juega un papel crucial, tanto en reflejar cada parte del edificio como en generar un Psique, y crear, con un poco de ayuda del viento, un microclima confortable”, explicó el autor.

