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Cuidados en la colocación de carpinterías
El mercado de ventanas presenta una amplia gama de productos en el que se destacan las aberturas de PVC, aluminio y las de madera.
Si bien el montaje puede tener algunas variaciones dependiendo del tipo de ventana; en general, cuenta con cuatro pasos a seguir: la preparación del vano; la fijación de la ventana; el acristalado y el sellado e inspección final. Vemos a continuación algunas sugerencias para la realización de este proceso en ventanas de PVC y de aluminio.

Ventanas para techo
Utilizadas co una forma de trabajar la iluminación cenital, estas ventanas, además de ventilar, ayudan a la impermeabilidad, siempre y cuando el marco exterior sea instalado de manera adecuada. Dentro de sus variedades hay un modelo de madera recubierto con 5mm de poliuretano acondicionado especialmente para ser instalado en zonas húmedas, así como una ventana para techo plano que cuenta con caja exterior, vidrio termo panel fijo interior y una cúpula exterior de alta resistencia.

Requisitos de montaje
Al hablar de montaje se hace referencia a la fijación de la ventana en la sección destinada a ello, el cual debe garantizar su correcto funcionamiento. Por eso este paso tiene que asegurar la resistencia mecánica a cargas, dilataciones diferenciales y otras maniobras propias del material.
Otro punto a tomar en cuenta es la estanqueidad al aire y agua, prestando especial atención del vano y bastidor y al sellado entre ellos. No menos importante será que, mediante la instalación, se pueda asegurar un buen comportamiento acústico y térmico y que los productos de unión tengan la suficiente elasticidad para no transmitir a las ventanas las vibraciones propias de los movimientos procedentes de la construcción.
El espacio en que se va a realizar el montaje de la ventana tiene, por regla general, imperfecciones, por lo que su grado de terminación es fundamental ya que no es recomendable instalar sin que esté terminado. En una obra nueva donde los vanos no están rematados se debe dar el nivel de referencia (distancia con respecto al suelo terminado) para que todas las ventanas queden alineadas.
Rectificación de medida
Una primera recomendación es no confundir las medidas del vano con las de la ventana. Estas deben ser algo más pequeñas ya que en el montaje entre la carpintería de la ventana y el muro, se dejará un espacio que luego será rellenado con espuma de poliuretano u otro material que permita absorber dilataciones y contracciones. En el caso de las de PVC, generalmente esa holgura es de 5 mm. en todo el perímetro. Los especialistas comentan que es preferible que la ventana quede pequeña a que sobrepase la medida del vano. Como las ventanas de PVC son elementos termo fusionados es mejor el primer escenario ya que, en caso contrario, es probable que se deba fabricar la ventana de nuevo. Para que la descripción de los vanos sea exacta, hay que realizar tres medidas en horizontal (en los extremos inferior y superior y en su centro), tres en vertical (en los dos extremos del ancho y en su centro) y dos diagonales, por si el vano estuviera descuadrado. Este paso debe realizarse en todos los puntos, aún si pareciera que dos o más fueran iguales y siempre utilizar la menor de las 3 mediciones realizadas por cada sentido. En el diseño arquitectónico es común el uso de arcos, que generalmente son de medio punto para los que se debe tomar en cuenta la dimensión del radio (ancho del vano/2) y en cuyos casos es necesaria la elaboración de una plantilla con soporte rígido como cartón o madera.
Posicionamiento del marco
Usualmente, el muro tiene un espesor mayor que el marco de la ventana y como consecuencia de esa diferencia esta puede instalarse en tres posiciones diferentes: enrasada a paño interior (alineada con el muro por su parte interior), enrasada a paños exteriores (alineada con el muro por su parte exterior) y como su nombre lo indica, a paños medios (eje del medio). Una vez determinado dónde instalar la ventana, se coloca con la ayuda de calzos de plástico o madera. Esto se hace para dejar el marco nivelado en sus cuatro costados y listo para su posterior fijación. Es relevante notar que la carpintería no se deforme por la acción de los perfiles, verificando la distancia entre las diagonales señaladas anteriormente. Para completar la nivelación se usan cuantos calzos sean necesarios para que el marco quede bien nivelado respecto a la horizontal, y aplomado respecto al vertical y al muro.
Fijación del marco
Esta etapa puede realizarse con distintos sistemas cuya elección dependerán del muro y su acondicionamiento. La cantidad de puntos de fijación independiente del método seleccionado, obedecerá a las dimensiones de la ventana y de la obra. Generalmente se colocan fijaciones a 150 o 200 mm. de las esquinas o de las uniones con postes y travesaños. La separación entre los puntos de unión no excederá de 60 o 80 centímetros y los materiales usados para este proceso deben ser compatibles con los marcos.
Para la fijación, son dos los métodos más comunes: mediante anclaje y a través de atornillado. Este último es más recomendable cuando la ventana va a ir situada a paños medios, debido en parte a la dificultad que tiene colocar anclajes en esa posición. Los anclajes van atornillados al marco y abatidos, pero para la fijación hay que desplegarlas, procurando que no sean cortos y tengan la suficiente longitud para prender bien. Con este sistema no se perfora el marco, ya que es un perfil que va “clipado” con el de PVC y que busca sacar la ventana del plomo del edificio, el que muchas veces tiene aislantes, por lo que a menor perforación más hermético se mantiene.
Cuando la ventana ha sido fijada al muro se aplica un cordón de material sellante/ aislante en la holgura perimetral. En el caso del PVC, se recomienda espuma de poliuretano y silicona neutra como sello climático, que sirve para absorber las dilataciones entre el muro y el bastidor. Este material cuenta con buenas propiedades acústicas y térmicas. Finalmente se hace un remate de terminación con silicona neutra.
Acristalamiento
Un punto clave en esta etapa es que el vidrio no se contacte con el bastidor o los perfiles que conforman las partes fijas y/o móviles de la ventana. Para esto se utiliza una serie de cuñas de apoyo que transmiten el peso del vidrio al bastidor, evitando que se interfiera el funcionamiento de las ranuras de ventilación y drenaje. La sujeción del vidrio al bastidor se logra mediante el uso de junquillos, los que generalmente poseen una junta de neopreno que entra en contacto con el vidrio. Los junquillos suelen ir “clipados” sobre el perfil del marco, aunque hay ocasiones en que esto viene hecho desde fábrica. Cabe mencionar que en el acristalamiento de ventanas de PVC no se utilizan masillas ni siliconas, al tratarse de un proceso “en seco”.
Otra precaución a tomar en cuenta durante esta fase, es el manejo de los vidrios que lleven algún tratamiento especial en sus caras. En un doble acristalamiento es indiferente hacia qué lado va una cara u otra ya que ambas funcionan de la misma manera; no así en un vidrio con tratamiento, ya que su óptimo accionar dependerá de que se haya colocado en la posición correcta. Esto también es extensivo a los dobles acristalamientos con vidrios de diferentes espesores o que tengan incorporado vidrio laminado de seguridad.
Sellado
Finalmente, esta última etapa del proceso se realiza con silicona neutra. El sellado primario de la junta exterior ventana-muro es fundamental para evitar el paso al interior del agua, del aire y del polvo y se lleva a cabo una vez que las hojas acristaladas están puestas en los marcos. Respecto a los remates existe una gran variedad, por ejemplo: tapajuntas, angulares y alféizares, siendo los primeros los más habituales, ya que ocultan las holguras dejando en el interior un acabado perfecto. Los tapajuntas son tiras de PVC de bajo espesor; existen en varios anchos y van adheridos a la obra con silicona y pegados al marco. Una vez terminado el trabajo, los usuarios pueden ayudar al mantenimiento de la instalación con acciones simples como limpiar la suciedad de la contaminación o el polvo, con agua y detergente no alcalino, aplicándolo con un trapo suave o una esponja que no raye. Debe evitarse el empleo de abrasivos, disolventes clorados, acetona, alcohol u otros productos que puedan atacar la carpintería.
Errores comunes
Como ya se mencionó, el error más común en la instalación es la falta de cuidado y prolijidad en el proceso. De esto derivan fallas como una incorrecta nivelación del vano, un montaje anticipado, mala aplicación de sellos, desconsideración de las terminaciones de pisos (en el caso de puertas, que no se haga el descuento para que esta se pueda abrir o cerrar) y obstrucción de los desagües de las ventanas. Esto último se produce al tapar las pequeñas perforaciones que tienen con estuco, impidiendo por condensación. Estas perforaciones de drenaje se hacen con máquinas especiales y van de canales interiores a exteriores, por lo que al tratarse de un tema tecnológico, no es “llegar y perforar”. La mejor forma de evitarlos es respetar cada paso, así como contar con mano de obra calificada. El proceso de instalación de ventanas es una secuencia que requiere alta precisión y respeto por las indicaciones y medidas establecidas.