Antes de la irrupción de los autos y los medios masivos de transporte, caminar era la opción principal para movilizarse; e incluso luego, siguió siendo la opción más barata y eficiente para las distancias cortas. En la actualidad, varias razones están llevando a los líderes locales de distintas ciudades a prestar atención a esta dimensión de la movilidad.
En principio, caminar implica mayor actividad física y por ende contribuye a una población más saludable, además de reducir los accidentes de tránsito. Ésto se traduce en beneficios económicos para la comunidad que sostiene el sistema de salud, además de la ventaja para la población que camina y ahorra el costo de transporte. Por otra parte, genera menos contaminación ambiental y sonora y es un sistema más inclusivo, ya que todos lo pueden usar. A su vez, se dan mejores índices de seguridad urbana, lo que logra espacios más tranquilos y por ende más atractivos para la ciudadanía y para el turismo.
Existen diferentes caminos para volver más caminable una comunidad. Algunas acciones en este sentido pueden ser construir senderos, sendas con prioridad para el peatón y atajos peatonales para acortar distancias, mover obstrucciones como postes, señaléticas o elementos que impidan el flujo peatonal, mantener veredas en buen estado y buena iluminación, implementar políticas que apacigüen el tránsito, sobre todo en las esquinas, mejorar los cruces peatonales, disponer nueva infraestructura para transeúntes y calles mixtas para todos los usos, monitorear y mejorar la seguridad, generar espacios adecuados para estacionar automóviles, promover el uso de la bicicleta como sistema de transporte, mejorar el arbolado y forestación de parques y plazas, y diseñar espacios públicos agradables, donde la gente se sienta a gusto para transitar.
La experiencia de caminar por un barrio puede ser mucho más enriquecedora si tiene ciertas características. Las circulaciones deben responder a los lineamientos de accesibilidad: anchos permitidos, pendientes suaves, pisos antideslizantes, acompañado de la vegetación y el equipamiento urbano. Algunas circulaciones tienen relación con los principales lugares de interés; otras, con las dimensiones de las veredas y de las calles, y también con los servicios que están disponibles. Cinco son los factores que tienen los barrios para ser caminables:
Existen cinco puntos que evidencian los beneficios de las ciudades peatonales y caminables:
Estudios recientes sobre el comportamiento y las preferencias de las nuevas generaciones indican que a la hora de definir en qué tipo de urbes eligen vivir, masivamente se inclinan por grandes ciudades que posean destacados centros de formación y buena calidad de espacios públicos y de transporte. En su gran mayoría, están dispuestos a no usar el automóvil si el sistema de transporte urbano es bueno y eficiente.
En Latinoamérica, las ciudades están empezando, muy lentamente, a invertir recursos en hacer de los espacios públicos lugares donde caminar, hacer ejercicio y en menor medida, transportarse. Se están promoviendo los centros comerciales con políticas de peatonalización y también, la construcción de senderos en parques recreativos.
Construir infraestructura para hacer más caminables a las ciudades está entre las inversiones más equitativas que un municipio puede hacer para la comunidad. Además, ciudades caminables atraen y retienen a los mejores profesionales, optimizan el potencial turístico y generan nuevas oportunidades de negocios.
Las ciudades que se están perfilando como Smart Cities están muy enfocadas en promover modos de transporte sustentables como la bicicleta, el modo peatonal y el transporte público de calidad. Es un sendero que conduce inexorablemente a la mejora de la calidad de vida, y que las nuevas generaciones están valorando cada vez más. Las ciudades construidas para los automóviles están dejando paso, lentamente, a ciudades construidas para la gente.
La especialista Lucía Bellochio, fundadora y directora ejecutiva de Trend Smart Cities, tuvo la oportunidad de visitar más de 300 ciudades y vivir en 5 países diferentes, lo que la llevó a interesarse por el estudio de tendencias en entornos urbanos e indagar sobre cómo la innovación y las tecnologías pueden ponerse al servicio de las personas para hacer de las ciudades entornos más inteligentes, pero también más humanos.
En 2020 fue elegida como una de las 50 mujeres líderes de Cono Sur por Voces Vitales, capítulo local de Vital Voices Global Partnership, organización creada en 1997 en Estados Unidos por iniciativa de Hillary Clinton dedicada a identificar y capacitar a mujeres líderes emergentes alrededor del mundo. Todo ello le ha dado una gran experiencia laboral y personal, con un enfoque globalizado sobre los principales debates y tendencias urbanas.
Tuvimos la oportunidad de hacerle una entrevista y conocer aún más acerca de su visión sobre este tema:
Hablando sobre ciudades caminables ¿Que considerás importante que suceda para que puedan generarse?
“Lo primero que debe ocurrir es romper con el paradigma o modelo de ciudades para los autos, tal como han sido diseñadas y planificadas las ciudades en el siglo pasado y, reemplazarlo por >ciudades para las personas, donde el espacio público se destine al disfrute de la ciudadanía. Debe ofrecer seguridad al peatón para que se sienta seguro al caminar por la ciudad y quiera hacerlo, iluminar las calles, mantener el espacio público y las veredas en buenas condiciones, buena señalización para todos los tipos de movilidad, educación vial. Y por último, concientizar sobre el rol que tenemos en la lucha contra el cambio climático. Si usamos un auto estamos contaminando, si caminamos no emitimos CO2.”
La pandemia ha empujado a los gobiernos a replantearse con mayor urgencia una nueva diagramación en la circulación ciudadana dentro de la urbe. Por ejemplo, en nuestra ciudad se utilizaron pasajes de lo que era la calle vehicular para convertirlas en sendas peatonales. ¿Qué opinas al respecto de estos cambios?
“Celebro este tipo de medidas. La pandemia aceleró la tendencia que ya marcaban algunas ciudades de poner en el centro a la persona, de hacer ciudad para la gente, y no para los autos. Sin dudas fue una tendencia global. Lugares donde se estacionaban autos se convirtieron en 'espacios públicos itinerantes', o se destinaron a estacionamiento de bicicletas, o se cedió ese espacio a comercios para que pongan mesas y sillas y puedan recibir a sus clientes, etc. Las ciudades comenzaron a darse cuenta de la gran cantidad de espacio público que es destinado a los autos y de otros usos que puede hacerse a partir de ahora, donde la calle comienza a tomar vida.”
¿Qué parámetros se deben contemplar para generar una Smart City?
Todas estas consideraciones contribuyen al funcionamiento de ciudades más amigables.”
¿Cómo crees que serán los cambios que irán sucediendo en esta era post pandemia?
“Mucha tecnología, pero combinada con presencialidad: modalidad híbrida (trabajo, eventos, educación, salud). La conectividad se torna un recurso indispensable y se irá afianzando la idea de ciudades para la gente. La movilidad está siendo cada vez más multimodal y compartida. Así como también la transición energética comenzará a acelerarse. Los gobiernos comienzan a darse cuenta que migrar hacia un modelo de smart city ya no es una opción, sino una necesidad.”
¿Quiénes deberían ser los protagonistas esenciales de la transformación a Smart City? ¿En cuánto tiempo se puede lograr?
“Los protagonistas de las smart cities somos TODOS, porque todos hacemos ciudad. Desde ya que los gobiernos tienen el rol fundamental de establecer el marco, las políticas públicas que dan lugar a la transición hacia ciudades inteligentes. El sector privado posee la capacidad de innovación, infraestructura y soluciones ya diseñadas que pueden ponerse al servicio de las ciudades. Pero es importante tener presente que todos nosotros, como ciudadanos/as, tenemos un rol protagónico en el tipo de ciudad en la que queremos vivir. ¿Cuidamos el ambiente? ¿Participamos en la toma de decisiones de nuestro barrio? ¿Nos involucramos en proyectos que tengan impacto en nuestras ciudades? ¿Somos conscientes de los datos que generamos? ¿Qué uso hacemos de la tecnología? ¿Somos responsables? Preguntas que debemos comenzar a hacerlas y responderlas.”
¿Cómo pensás que serán las ciudades en el futuro? ¿Qué debemos mejorar para alcanzar la optimización?
“Primero, tener presente y ser conscientes que las ciudades del futuro serán fruto de lo que estamos haciendo hoy en las ciudades. Nuestro accionar, cada vez más influenciado por la transformación digital y el impacto tecnológico, dará lugar a nuevos tipos de ciudad: más conectadas, más tecnológicas, ciudades 'touchless', con plataformas compartidas, con movilidad multimodal, más verdes y, ojalá, más humanas e inclusivas.”
“Una Ciudad Inteligente es aquella que coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorpora Tecnologías de la Información y Comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana. Al promover un desarrollo integrado y sostenible, las smart cities se tornan más innovadoras, competitivas, atractivas y resilientes, mejorando así las vidas de sus habitantes. Hacia allí debemos apuntar.”