Los jardines de bajo mantenimiento se relacionan naturalmente con patios silvestres, de pradera o minimalistas. Presentan diseños atractivos a base de esquemas de plantación simples y utilizan pocos recursos y mucha creatividad.
En la actualidad, cada vez más personas están tomando conciencia sobre la gran necesidad de economizar recursos, sobre todo el agua. En base a eso surge el xeriscape, una técnica de jardinería que ayuda a conservar este vital elemento y no derrochar tanto dinero. Básicamente lo que hace es limitar la cantidad de césped de un jardín y crear un ambiente que fomente su crecimiento, aún cuando no es regado con frecuencia. Se trata de una técnica ideal para zonas de pocas lluvias o que se encuentran en emergencia hídrica.
El término xeriscape proviene de xerojardinería; “xeros” es una palabra griega que quiere decir “seco” y “scape” significa una imagen o una vista, por lo cual la palabra completa hace referencia a un paisaje seco.
Al contrario de lo que muchos creen, un jardín “xeriscape” no es árido y agreste, sino que puede llegar a ser muy exuberante y colorido. La clave está en el diseño único y la utilización sabia de agua, ya que el diseño del jardín abraza el concepto de un oasis.
De igual importancia es el diseño del sistema de riego, colocando regadores para los árboles y arbustos con válvulas separadas en la zona de pasto, y los controladores de riego con una programación independiente de las áreas de césped y las que poseen otro tipo de vegetación.
Por otra parte, el paisaje es diseñado de modo que permita mejorar la capacidad del suelo para retener el agua y nutrientes, y se colocan plantas capaces de soportar escasez de agua, las que no necesariamente son cactos o espinillos.
Existen otras alternativas al césped cuando hablamos de cubrir nuestro terreno. Mencionaremos algunas opciones que requieren menos trabajo y cuidados:
1. Pavimento: El terreno del jardín puede pavimentarse con materiales muy diversos como la madera, la pizarra, el granito, etc. Se sugiere evitar el uso de cemento ya que no es demasiado estético.
2. Grava o piedra partida: Este material es muy utilizado porque ser muy decorativo y, además, se tiene la opción de elegirlo de distintos colores: blanca, amarilla, gris, etc.
3. Cortezas de pino: Se recomiendan porque cubren pequeñas y medianas superficies. Además conservan muy bien la humedad del suelo, proporcionando el hábitat ideal para el crecimiento de las plantas.
La elección de las plantas
Las plantas que se utilizan con más frecuencia en el desarrollo de la Xerojardinería incluyen agaves, cactus, lavanda, juniperus, sedum y thymus, dada su mayor adaptación a las condiciones climáticas de la zona. Por lo general, se recomienda utilizar principalmente especies autóctonas, por su considerable resistencia a las sequías, además de hallarse mejor condicionadas a los suelos, clima, plagas y enfermedades del lugar.
Para lograr una mayor practicidad a la hora del riego de las plantas, es importante generar una buena hidrozonización, entendida como la acción de agrupar aquellas especies con requisitos de riego similares.
En cuanto a los suelos, es conveniente elegir especies de plantas que se adapten lo mejor posible a las condiciones del sustrato en lugar de modificar las mismas. Por ejemplo, si un suelo es salino, se recomienda seleccionar aquellos vegetales que sean tolerantes a dicha condición; o si aquél es pobre en nutrientes naturales, se debe buscar plantas que requieran muy poco de los mismos para desarrollarse.
El método de riego más común para esta clase de jardines es el goteo, que permite una entrega controlada de agua durante determinado período de tiempo, existiendo una gran variedad de sistemas que se adaptan a las necesidades y economías de cada usuario.
Otro recurso para reducir el consumo de agua es la utilización de productos denominados polímeros hidro-retentores o retenedores de humedad, que por lo general consisten en hidrogeles biodegradables introducidos al suelo y que se encargan de absorber y retener el agua y nutrientes, liberándolos lentamente según las necesidades de las plantas. Estos polímeros no solo presentan la ventaja de reducir los ciclos de riego, sino que también disminuyen la pérdida de nutrientes de la tierra y protegen el medio ambiente de la sequía, la erosión y la contaminación del agua.