Enero - Febrero 2020 - Año XXX
Decoración

"Nunca es suficiente" para el maximalismo

por Melisa Pietrantonio

El estilo de decoración maximalista es aquel donde la frase “cuanto más, mejor” encaja perfectamente. Esta tendencia es, definitivamente, de las más recargadas ya que todas las formas, colores, acabados y texturas son completamente válidas y, además, suelen ser usadas en combinación la gran mayoría de las veces.

En el maximalismo el diseño no se adaptar a premisas fijas preestablecidas. Se trata de dotar a los ambientes de calidez con colores alegres, formas curvas y detalles decorativos, todos ellos tratados de manera precisa y con buen gusto.

Se trata de un estilo algo ostentoso, con espacios colmados de estampados, texturas y formas, en el que cabe todo y más. Aunque pretende mantener una línea estética con algún tipo de equilibrio, no está atado a un esquema rígido. Lo ideal es conseguir cierta coherencia en la combinación, es decir, no se trata de acumular elementos ni objetos de decoración al azar, sino de escoger los que mejor cuadren con la habitación a decorar.

Tiene la característica única de combinar varias corrientes estéticas en un mismo espacio, pudiendo convivir tranquilamente los estilos más modernos y clásicos de la decoración. Así encontramos desde muebles antiguos a futuristas. Estos tipos de hogares reflejan una modernidad buscada y saturada; se busca conseguir con este estilo la conjugación de materiales con ciertas influencias culturales y una fuerte presencia del color.

Mezclar estilos, colores y materiales, combinar distintos estampados, jugar con la iluminación, con los volúmenes y los muebles son apenas algunas de las cosas que pueden hacerse y que se debe tomar en cuenta si se quiere aplicar este tipo de decoración.

Los colores: mientras más vivos, mejor

En el estilo maximalista, el color es el protagonista. Hay que atreverse a usarlo sin límites y en todas partes. Sin embargo, es recomendable mantener una paleta de colores consistente. Un color azul escogido como el principal puede ser complementado con detalles de otros tonos que se repitan en toda la habitación, como amarillo y rosa.

Recurrir a colores saturados, elementos inesperados y formas inusuales son clave a la hora de utilizar este estilo. Mezclar colores con alto contraste funciona perfectamente. Combinaciones como azul y anaranjado, morado y amarillo, verde y rojo suelen ofrecer buenos resultados.

Jugar con distintas tonalidades aportará vida y entusiasmo al hogar. Tanto los muebles más importantes de la estancia como los complementos (almohadones, cuadros o lámparas) podrán combinarse en varios colores. No se trata de seguir una misma paleta de tonalidades sino todo lo contrario: conseguir mezclas imposibles, que aporten calidez a la habitación.

Si se quiere usar texturas en vez de pinturas, puede lograrse empapelando alguna pared o hasta el techo, inclusive (en esta área muy pocos se animan a utilizar colores fuertes). En este estilo, todo eso podría ser una buena idea.

Los objetos, como protagonistas del estilo

Piezas únicas, elementos que nadie esperaría ver en una casa, grandes cantidades de objetos decorativos, e inclusive muebles hechos a medida, entre otras cosas, son los más característicos en este tipo de decoración. De hecho, una buena fuente son los anticuarios, “ferias de pulgas” o mercados de antigüedades. Todo es aprovechable y todo es susceptible de convertirse en elemento decorativo, y es que cuantos menos huecos se deje libre en la habitación, mucho mejor será. Normalmente este estilo denota una parte muy sentimental de los dueños de esos objetos, ya que estos suelen remitir a algún recuerdo.

Mezclas de texturas

Aventurarse a mezclar estampados. El papel mural es una muy buena opción para incluir mucha textura en las paredes. Para que los patrones funcionen bien entre sí, es importante que tengan distintas escalas. El estilo maximalista es extravagante, por lo que toma valor todo aquello que rompa con los moldes.

Es importante señalar que los materiales y las texturas también son clave a la hora de conseguir un estilo decorativo determinado. En este caso, la mezcla de todos será ideal: desde metales hasta madera, plástico, vidrio, el terciopelo, el lino y hasta el algodón.

Este estilo de decoración es muy particular, ya que es la tendencia que permite mezclar todos los estilos en uno y conseguir una resultado efectivo.

El maximalismo resurge de sus cenizas y se presenta en la actualidad como la antítesis del minimalismo. Lleva como lema esa tan conocida frase de Donatella Versace -diseñadora de moda, empresaria y actriz italiana, hermana menor de Gianni Versace-: “Nunca es suficiente”.

Una de las características de este movimiento, que se inspira en el estilo versallesco, es la combinación de estilos. Así encontramos muebles muy antiguos que conviven con otros elementos más futuristas lo cual da como resultado ambientes ricos en texturas y colores, con mucho carácter y expresividad. En esta corriente no puede faltar el terciopelo, los estampados florales, los drapeados, los papeles de pared ni la variedad y contraste de colores.

El papel de la luz y las telas

El maximalismo se basa en las incoherencias que encajan perfectamente, en la combinación de estilos, en el equilibrio fuera de los patrones estéticos preestablecidos.

La luz en este estilo juega un papel muy importante, porque es tratada como un recurso de ambientación teatral. Sin duda alguna, la luz aporta dramatismo al ambiente a través de los artefactos utilizados.

En la iluminación hay dos conceptos básicos a seguir: en toda casa maximalista tiene que haber, al menos, una lámpara de cristal y un candelabro. Por supuesto, se puede repetir y tener ambos en más de una ubicación.

Las telas, por su parte, toman una importancia vital. Se utiliza el terciopelo, telas muy pesadas y una combinación de colores en las mismas como damascos, verdes lima y violetas. También podemos recurrir a la olvidada pana.

Lo mejor de este estilo es que da la posibilidad de contener en él los gustos de cada persona, dado libertad para incluir cualquier objeto sin la necesidad de romper con un patrón establecido. Todo vale, desde algún mueble heredado, máscaras aztecas o lo que más guste.

Las paredes -en este tipo de decoración- pueden llegar a ser las grandes protagonistas. Existen, principalmente, dos opciones: dejarlas lisas, pero decoradas con cuadros de marcos grandes y vistosos; o papel pintado de estampado ecléctico y llamativo.

El maximalismo queda perfecto con el estilo industrial, vintage, moderno o clásico, y se acoplan como si no hubiera saltos temporales entre ellos.

Esta corriente decorativa empieza a verse cada vez más en el diseño de interiores. Se trata de un estilo lleno de texturas y colores, en el que las formas tienen la función de llenar de riqueza visual el entorno, con formas caprichosas y acabados sofisticados. En síntesis, la decoración maximalista es atrevida y ecléctica, e incorpora piezas dramáticas al entorno.


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