El sitio de la construcción del sur argentino
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La ciudad y los flujos de circulación
Algo está pasando con el tráfico de Bahía Blanca y no se le puede echar la culpa solamente al creciente número de vehículos de los últimos tiempos.
Con el fin de establecer metodologías que busquen soluciones a las problemáticas urbanas de nuestra ciudad y su territorio, los criterios adoptados deberán ser sostenidos en el tiempo. La flexibilidad debe ser una de las premisas a tener en cuenta en las acciones que se realicen mediante planes específicos de gestión. Estos planes deben ser diseñados a 30 o 40 años, para ser desarrollados durante distintas gestiones de gobierno, independientemente del signo político de las mismas. Mediante su aplicación, se debe generar una mejora de las condiciones económicas, sociales, culturales y humanas, despertando en el ciudadano el deseo de progreso y promoviendo el florecimiento del desarrollo humano.
Bahía Blanca cuenta con diversas problemáticas, que deben ser priorizadas para su correspondiente abordaje. Entre ellas se destacan las inadecuadas vías de circulación vehicular y el denominado “cinturón ferroviario”, que genera un área de indefinición que se mantiene en el tiempo.
Haciendo un poco de historia vemos que en 1909 se materializó el primer plan urbano (Faure Dujarric) que proponía un esquema de ciudad “radio céntrica”. Si analizamos a la misma como una trama urbana cartesiana con centro en la Plaza Rivadavia, contemplando las vías férreas existentes, el entubado, el camino de circunvalación y el paseo de las esculturas, nos encontramos con una ciudad concéntrica con muy poca relación entre barrios o sectores divorciados por estar separados por solo un paso a nivel. Hasta hoy nunca se logró crear una ciudad unificada.
Entiendo que ha llegado el momento en que se avance en desafectar las vías férreas céntricas. La eliminación de estas barreras permitiría desarrollar un tránsito más fluido y se incorporarían espacios verdes que beneficiarían a la sociedad.
Algo está pasando con el tráfico de Bahía Blanca y no se le puede echar la culpa solamente al creciente número de vehículos de los últimos tiempos. Resulta cada día más caótico circular en horas pico. La ciudad no cuenta con vías rápidas de circulación troncal. Las vías troncales norte-sur o este-oeste nunca se materializaron. La forma centrípeta de la organización urbana nace y muere en la Plaza Rivadavia. Cómo solucionar la dificultad en la circulación de la ciudad es una buena pregunta, que merece respuesta y acciones concretas.
La idea de pasar paulatinamente a la movilidad por impulso eléctrico -que considero tardía pero sumamente acertada- evidencia un cierto maniqueísmo si se busca incentivar la producción de vehículos. Si se apoya la construcción de vehículos no se puede luego poner trabas para su circulación. Por ésto, si se apuntala esta industria, como históricamente se hizo en nuestro país, debemos realizar vías de flujo preparadas para el caudal vehicular que circulará por ellas.
Los problemas de tránsito se dan no tanto por la cantidad de vehículos sino por un grupo de indefiniciones urbanas, a saber:
- Falta de planificación. Preveer el crecimiento de la ciudad no sólo es crear vías de circunvalación interna y externa sino también de circulación transversal. Si no se las piensa integralmente nos encontramos con diseños de ciudades que hoy nos toca sufrir. Una de las pocas acciones que fueron desarrolladas en las últimas décadas fueron circunvalaciones en el desarrollo de las localidades. La pregunta es para qué fueron pensadas.
- Ciudad centrípeta. Este problema urbano se resuelve en forma simple y sencilla, con acciones reales que “rompan” la estructura rígida que ahoga el crecimiento de la ciudad, como el cordón ferroviario, provocando pérdidas económicas a los bahienses. A ello se le suma el arroyo Naposta y el canal Maldonado, que limitan la circulación vehicular en la ciudad.
- Diseños inadecuados. Hoy nos encontramos con problemas de limitación lineal de vías mal diseñadas, como ciclovías, carriles de ómnibus y asfalto vencido.
- Exceso de semaforización. Pensar únicamente en la semaforización como una solución al tránsito es un grave error a la hora de entender al tránsito de las ciudades. La educación de tránsito no pasa por reconocer los colores primarios de sus luces, sino las leyes de convivencia: menos semáforos y más respeto al otro.
¿La circunvalación está bien o mal pensada?
Los flujos vehiculares que transitan por las circunvalaciones sólo pondrían considerase bien pensados si son favorables a la ciudad y su balanza comercial.
Este sistema no favorece al área productiva y evidencia un despropósito, al desplazar el flujo hacia el exterior. Las metrópolis en las que la circulación regional están diseñadas para capturar a potenciales clientes crecen exponencialmente.
Otro error común parte de pensar que el espacio urbano de una ciudad es usado por los vecinos que viven en un determinado sector y próximos a él. Una mirada amplia implica analizar la totalidad del espacio urbano, tanto para quienes la habiten como para quienes la visiten. No se puede pensar una ciudad moderna y eficiente con el actual sistema de geo localización urbana.
Bahía Blanca está pensada como una ciudad unilateral de elementos, donde:
- Los flujos vehiculares desprecian al peatón;
- Los flujos ferroviarios desprecian al peatón, al vehículo y hasta a la misma trama de la ciudad.
- Los flujos marítimos desprecian las vías vehiculares de cargas y las interrelaciones con los canales aéreos.
La integralidad no se encuentra en los flujos de tracción a sangre -como las ciclo vías- ni con los carriles preferenciales para que circule el transporte público.
Este diagnóstico sólo es una aproximación discreta de la problemática que nos toca afrontar a diario. La solución no la encontraremos trabajando desde un solo área, sino respondiendo a las necesidades de una multiplicidad de sectores, teniendo presente siempre que el principal interés está centrado en el ciudadano y en la defensa del bien común, y entendiendo que este camino debe considerar la generación de empleo y la creación de una mejor calidad de vida.
Hoy en día las ciudades compiten por la calidad de su infraestructura y por el nivel de generación de posibilidades de desarrollo. Por ello resulta cada vez más frecuente que las personas elijan cómo y dónde desean vivir. Entender ésto nos permitirá una mayor amplitud de criterios a la hora de abordar las problemáticas urbanas de nuestras ciudades.