El sitio de la construcción del sur argentino

Mayo 2013 - Año XXIII
Al borde de la línea

Erich Mendelsohn, el arquitecto de las trincheras

por Ing. Mario Minervino

"Mis dibujos no son más que apuntes, contornos de súbitas visiones que son importante fijar y detenerlas en el papel, porque cada nueva criatura lleva en sí el germen de su desarrollo potencial.”
Erich Mendelsohn, 1917

N

o es fácil imaginarse a quien es considerado hoy uno de los máximos exponentes del denominado expresionismo alemán dibujando en plena batalla la silueta de edificios que, como irresistibles visiones, aparecían en su mente. Edificios destinados a clientes inexistentes y pensados para usos diversos, esbozados con trazos firmes y en pequeños tamaños, mientras las balas rusas pasaban por encima de su cabeza, en las trincheras alemanas de la Primera Guerra Mundial.

Eso era lo que hacía Eric Mendelsohn, nacido en Prusia (hoy Polonia) en 1887 y egresado como arquitecto en 1912, quien se las arregló para graficar, en rústicos papeles y mediante un lápiz que le resultaba más importante que su arma, las formas que, a su entender, debían tener los edificios de los nuevos tiempos en la era de la máquina, aprovechando las posibilidades que brindaban la tecnología de materiales como el acero, el vidrio y el hormigón.

Durante su etapa de estudiante, Mendelsohn había aprendido con maestros como Theodor Fisher, con influencias neoclásicas, y de representantes del Jugendstil, en particular Joseph María lbrich y de Van de Velde. También se relacionó con el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, de quien fue amigo personal, así como con los grandes impulsores del movimiento moderno, Ludwig Mies van der Rohe y Walter Gropius.

De regreso de la guerra, Mendelsohn pudo realizar la exposición, en una galería de arte, de los gráficos realizados en las trincheras rusas, los cuales impactaron por sus formas escultóricas y líneas curvas, abriendo una propuesta distintiva dentro de las vanguardias que buscaban una propuesta arquitectónica válida para el nuevo siglo.

Así, esas pocas líneas trazadas por Mendelsohn en sus ilustraciones resultaron suficientes para trasmitir una particular sensación de generar a través de sus construcciones la impresión de masa y movimiento. Era su manera de plantear, a partir de un edificio, una expresión simbólica de las emociones humanas plasmadas en sus formas.

Uno de esos dibujos, el que representaba una hipotética fábrica de instrumentos ópticos, fue considerado adecuado por un grupo de científicos que buscaban construir un laboratorio donde estudiar y verificar algunos de los postulados de las teorías que desarrollaba Albert Einstein, el hombre que modificó la visión que hasta entonces se tenía del universo y que planteó las bases de la energía nuclear. De esa conjunción derivó uno de los grandes iconos de la arquitectura mundial.

La torre Einstein

La Einsteinturm o Torre Einstein es considerada la obra maestra del expresionismo arquitectónico y responsable de que Mendelsohn figure en cuanto libro se escriba sobre la historia de esta profesión. La propuesta original del arquitecto fue que la obra debía realizarse con hormigón, moldeada en una pieza, material al que consideraba como la expresión del potencial del nuevo siglo. La escasez de cemento en Alemania le impidió disponer de ese material, por lo cual la torre se realizó de ladrillo común, revocado, aunque simulando ser hormigón y dejando en claro que esa forma correspondía a las posibilidades de moldeo que ofrecía ese material.

Ubicada en la ciudad alemana de Postdam, el edificio comenzó a construirse en 1921 y se destacó de inmediato por su audacia escultórica y su dinamismo formal, como manifestación de la fascinación de su autor por el movimiento. La obra convirtió a Mendelsohn en el “revolucionario nato” de su generación.

La torre se remató con una cúpula metálica que podía abrirse para permitir el ingreso de la luz solar, la cual se encontraba con una sistema de lentes y espejos que la reflejaban al interior, donde realizaban sus estudios los científicos dedicados a analizar la teoría de la relatividad.

El resultado general es una obra escultórica, expresionista, respetando la idea de Mendelsohn de que las mismas debían ser “organismos vitales capaces de expresar sus fuerzas interiores a partir de su estructura”. Su superficie estaba moldeada como una escultura, donde cada una de las partes acentuaba su fuerza y ayudaba a dar una sensación integral de movimiento.

La situación de que en ese lugar se estudiarían las leyes planteadas por Einstein le confería una situación especial. “Era una especie de versión moderna de una montaña mundial cósmica, con una rayo divino que penetra en las sombras de un mundo subterráneo y revela las leyes de la ciencia”, mencionó un historiador.

Curiosamente, el edificio no tuvo demasiado uso. La llegada del nazismo al poder obligó al exilio tanto a Mendelsohn como a Einstein, por lo cual quedó durante muchos años sin destino, aunque logró sobrevivir a la guerra y al olvido.

Lo cierto es que Mendelsohn se convirtió en un referente que comenzaba a modificar la arquitectura, junto con el futurismo italiano, el Stijl holandés y el constructivismo ruso. Todas serían alternativas al racionalismo que sentaría las bases del movimiento moderno.

Las siguientes obras de Mendelsohn en Alemania fueron más racionales, geométricas y regulares, aunque sin renunciar a aquellas visiones de las trincheras. En sus diseños aparecen siempre las formas curvas, el acero y el vidrio. Terminada la Segunda Guerra Mundial, muchos arquitectos norteamericanos, por caso Frank Lloyd Wright y Eero Saarinem, retomaron esta estética, a partir del uso del hormigón y de las formas escultóricas. La terminal aérea del TWA o el museo Guggenheim de New York son ejemplos de los que algunos denominaron como “neoexpresionismo”.

Mendelsohn, después de Einstein

La torre Einstein le permitió a Meldensohn obtener muchos encargos y reunir una considerable fortuna. Pero en 1933 su condición de judío lo llevó a emigrar a Inglaterra, sin más recursos que sus conocimientos y su prestigio. En Inglaterra comenzó su colaboración con Serge Chermayeff y poco después realizó varios proyectos en Palestina y Jerusalén. En 1941 se trasladó a los Estados Unidos, donde viviría el resto de sus días. Durante la Segunda Guerra Mundial, dada su calidad de inmigrante, su trabajo se limitó a conferencias y publicaciones, así como a ser asesor ocasional de gobierno. Una vez acabada la contienda, se estableció en San Francisco, donde realizó varios proyectos relevantes, entre ellos algunas sinagogas y universidades.

Mendelshon murió en esa ciudad norteamericana, el 15 de septiembre de 1953, a sus 66 años de edad. Más allá de la trascendencia incomparable de su torre Einstein, los 95 edificios que diseñó a lo largo de su vida siguen dando claro testimonio de su talento y creatividad, a partir de una obra que gratifica conocer y recorrer.

Su influencia, los tributos

En 1938 el arquitecto Francisco Salamone diseñó el nuevo edificio de la municipalidad de Guaminí, localidad bonaerense ubicada a 200 kilómetros de Bahía Blanca, a partir de un cuerpo apaisado y una torre que se destaca en un paisaje urbano de casas bajas. Ese elemento presenta un singular parecido con la torre Einstein y es utilizada con frecuencia para señalar la influencia del expresionismo en la vasta obra de este profesional que construyó, entre 1936 y 1940, los municipios de Carhué, Tornquist, Laprida, Pellegrini, Saldungaray y Coronel Pringles, entre otros.

En 1944, el arquitecto Frank Lloyd Wright diseñó la sede del museo Guggenheim de New York, para lo cual ideó una obra escultórica, donde aparece un volumen espiralado en altura, con una gran masa resuelta a partir del uso del hormigón armado. El edificio, considerado una de las grandes obras maestras de todos los tiempos, se inscribe en la corriente neo-expresionista que tiene a Mendelsohn como inspirador.

En 2012, la arquitecta Zaha Hadid construyó una mansión para la reconocida modelo Noemí Campbell en Odessa, Rusia. Las formas orgánicas de la vivienda evocan la torre Einstein, rematada con un volumen que permite el paso del ascensor y la habitación de los propietarios. Hadid reconoció varias veces la influencia de Mendelsohn en su vida profesional.

Se trata de tres obras distantes entre sí en tiempo, distancia y creadores, pero todas refieren a la creatividad de Mendelsohn y dan cuenta de la influencia de revolucionaria y moderna de aquellas visiones dibujadas en una trinchera y que se fueron materializando a lo largo del tiempo.

Mendelsohn en la pantalla

En 2011 el director israelí Duki Drop realizó un documental sobre Mendelsohn, con el título “Incessant Visions”, en el cual recorre la vida y obra del arquitecto, en una realización de relevancia y a partir de muchísimo material inédito.

El trabajo tiene, además, su propia página en Facebook, con el nombre Mendelsohn’s inscessant Visions.

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