El sitio de la construcción del sur argentino

Abril 2013 - Año XXIII
Editorial

Catástrofes naturales y miserias políticas

Ing. Ricardo R. Kloster - Director
C

uesta sobremanera intentar una reflexión, luego de las inundaciones que se produjeron -con pocos días de diferencia- en las ciudades de Buenos Aires y La Plata, con el lamentable saldo de numerosas víctimas fatales y graves pérdidas materiales.

El primer hecho que asemeja ambas situaciones fue que las catástrofes se debieron por lluvias que -si bien intensas en ambos casos e histórica en su milimetraje en el caso particular de La Plata-, no se trata de fuerzas de la naturaleza totalmente inmanejables, como podrían ser los casos de terremotos, aludes, tornados, maremotos o huracanes. Como se mencionó, se trató de lluvias, y que éstas hayan producido tantas muertes no puede menos que indignar y cuestionar.

¿Por qué no se realizan las obras de desagües pluviales necesarias para evitar las inundaciones en estas ciudades? ¿Será porque son obras muy costosas y no producen réditos políticos al no ser visibles? Según un completo informe difundido por el programa televisivo Bajada de Línea, la ejecución de obras de saneamiento e infraestructura pluvial en los barrios porteños de La Boca y Barracas, gestionadas por el entonces intendente de Buenos Aires Carlos Grosso, durante el gobierno de Menem, y continuada por quienes le sucedieron -Bauer y Domínguez-, y más tarde como jefes de gobierno -De la Rúa-Olivera, Ibarra-Telerman hasta los primeros años de Macri- cambiaron la realidad de estos barrios y mejoraron la calidad de vida de los vecinos que viven allí. Una muestra clara que pueden lograrse resultados eficaces mediante proyectos que trascienden una gestión de gobierno.

Otra semejanza penosa en ambos fenómenos de la naturaleza fue que tanto el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires como el intendente de la ciudad de la Plata se encontraban disfrutando de vacaciones en el exterior, al igual que muchos otros funcionarios vinculados con ministerios de obras públicas e infraestructura, mientras en sus ciudades diluviaba, inundándose calles y viviendas. En el caso del intendente platense Bruera, tuvo el agravante que se “tuiteó” que éste estaba visitando zonas afectadas por la catástrofe -publicándose fotos de archivo-, cuando aún no había regresado al país. Una situación patética que, esperemos, sea reprobada políticamente cuando corresponda. No se cuestiona la necesidad de vacacionar que puedan tener nuestros funcionarios. Lo cierto es que, si realmente “gastaran la vida” en la función pública, con una genuina vocación de servicio, no podrían ni desearían perpetuarse en el poder, como sucede tan a menudo con muchos de ellos.

Párrafo aparte merece la actitud de los medios de comunicación hegemónicos opositores al gobierno, que con su información sesgada y mal intencionada -a pesar de presentarla como independiente- generan malestar en la población, siendo ésta víctima de su prédica que poco tiene que ver con el bien común y sí con la defensa de sus propios intereses económicos.

Como siempre y para destacar, la inmediata colaboración de la población, que atiborró los depósitos de distribución con ropa, alimentos, elementos de limpieza y otros necesarios para paliar esta difícil y triste situación. Ojalá que estos lamentables sucesos generen la debida conciencia en nuestro gobernantes y en quienes buscan alcanzar el poder político. Que trabajen para realizar aquellas obras básicas de infraestructura que eviten las consecuencias trágicas que generan estos fenómenos y que se creen mecanismos de ayuda adecuados para que los voluntarios se anoten con anterioridad a posibles contingencias y, con la adecuada capacitación y organización, realicen estas tareas sin buscar reconocimientos políticos.

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