El sitio de la construcción del sur argentino

Enero 2013 - Año XXIII
Al borde de la línea

Ingeniero Pierluigi Nervi. Con la fuerza de la forma

por Ing. Mario Minervino

El hormigón armado revolucionó la construcción del siglo XX. Resistente, moldeable, factible de ser calculado, fueron los ingenieros los encargados de demostrar que el diseño y la creatividad le podían ser aplicados para obtener resultados realmente sorprendentes. El italiano Pierluigi Nervi fue uno de los primeros en rearmar el puente entre la ingeniería y la arquitectura, lazo que se había quebrado a poco de iniciarse la revolución industrial, permitiendo que ambas profesiones lograran establecer una expresión adecuada a la era de la máquina. Destacado diseñador de edificios, fue, también, un reconocido constructor, lo cual le permitió llevar a cabo “llave en mano”, casi la totalidad de sus proyectos, asistiendo personalmente en cada etapa del proceso de construcción. Sus obras aún siguen maravillando y conmoviendo.

E

l hormigón, al igual que el hierro a fines del siglo XIX, permitió disponer de edificios de grandes luces para atender las necesidades del mundo moderno, no sólo en el campo industrial sino también para alojar actividades deportivas, de entretenimiento, laborales, políticas y educacionales. Lo utilitario dejaba de ser ingenieril para ingresar en el arte. Nervi fue uno de los responsables de generar ese vínculo.

Estudió en la Escuela de Ingeniería civil de la Universidad de Bolonia, donde se graduó en 1913, a los 22 años de edad. Llamado a ser uno de los grandes ingenieros estructurales de todos los tiempos, dos años después de recibido le tocó ser parte de la Primera Guerra Mundial, incorporándose al cuerpo de ingenieros, donde adquirió una vasta experiencia constructiva.

Con el regreso de la paz, se especializó en el cálculo del hormigón armado y en el desarrollo de obras tan particulares como hangares y estadios deportivos, que exigían grandes espacios a bajo costo y en tiempos breves de ejecución. Su formación académica le permitió mantener la mirada utilitaria de Joseph Paxton y Gustavo Eiffel, autores de obras emblemáticas en las exposiciones universales de 1851 y 1889.

Para cubrir grandes luces a bajo costo, Nervi desarrolló el método llamado de sensibilidad estática y patentó el ferrocemento, un concreto armado con mayores proporciones de hierro, en espesores finos y mejor distribuidos que permitía aumentar el rendimiento frente a los esfuerzos mecánicos. Enfatizó que la intuición debe usarse tanto como las matemáticas al diseñar y tomó prestados elementos de la arquitectura romana y renacentista para crear estructuras estéticamente equilibradas, aplicando el uso de nervios y bóvedas basados en formas naturales para mejorar la fuerza estructural y eliminar columnas.

Si bien la mayor parte de sus obras se encuentran en Italia, también trabajó en el extranjero. Su primer proyecto en los Estados Unidos fue la estación de autobús del Puente George Washington, en 1963, la cual todavía está en uso e impresiona con su tejado formado por piezas triangulares de hormigón.

Una de sus obras más influyentes es el Palazetto dello Sport de Roma (1957), edificio circular rodeado por soportes inclinados en forma de “Y”, y coronado por una cúpula festoneada de hormigón armado, una de las obras deportivas más destacadas del siglo XX. Otros de sus trabajos fueron el Stadio Artemio Franchi en Florencia (1931), el edificio de Exposición en Turín, Italia, (1949), la sede de la Unesco en París (1950), la Torre Pirelli de Milán (1950), el Palazzo del Lavoro, en Turín (1961), el molino papelero en Mantua, Italia, (1962), la Tour de la Bourse en Montreal (1964), la Catedral de Santa María de la Asunción de San Francisco (1967) y el Aula Pablo VI del Vaticano (1971).

Modelos

Los grandes maestros de la arquitectura moderna, como Walter Gropius y Le Corbusier, encontraron en las obras fabriles de los ingenieros el lenguaje apropiado para el siglo XX, el siglo de la máquina. De allí que la obra de Nervi, con sus hangares, salas de exhibición, fábricas o almacenes sirvieran como guía para el nuevo lenguaje. Por otro lado, el ser un calculista de excepción le posibilitaba plantear estructuras muy livianas, de poco espesor y bajo costo, cualidad que le permitió ganar proyectos que contribuirían a ensanchar su fama.

En 1929 ganó el concurso del Estadio Municipal de Florencia, concluido en 1932, cuyo rasgo principal fue su tribuna cubierta, con vigas en voladizo que sostienen una arriesgada cubierta de concreto. El techo se extiende hacia delante, sin pilastras que obstruyan la visión, gracias a una estructura de largas vigas reforzadas.

A partir de esta obra, adquirió prestigio con los hangares de Orbetello, que levantó para el ejército italiano entre 1936-1940. Su preocupación por la eficiencia económica lo llevó a desarrollar algunas secciones prefabricadas, ahorrando tiempo y dinero. Los hangares impresionan con sus arcos parabólicos y sus bóvedas construidas mediante una retícula ligera de nervios cruzados salvando una impresionante luz. El edificio daba la impresión, contradictoria, de fuerza y ligereza, sin vigas o columnas interiores que interrumpieran el paso de las luces y las sombras.

Sobre finales de la década del ‘70 Nervi dejó de construir para dedicarse íntegramente al diseño, delegando el manejo de su empresa en manos de sus dos hijos. Para entonces era casi una leyenda. Ada Louise Huxtable, biógrafa y estudiosa de su obra, explicó entonces que su pragmatismo lírico “fecundó en una mente elegante y precisa”.

Pierluigi Nervi murió en Roma, en enero de 1979, a la edad de 87 años. Se lo mencionó, entonces, como arquitecto e ingeniero, y se destacó su aguda sensibilidad estética y su lógica demoledora. “No hablaba mucho y siempre vestía de gris”, se dijo. Muchos de sus alumnos aún recuerdan sus palabras: “Alcancen lo que quieran lograr con iniciativa y denuedo” y “La corrección estructural es condición suficiente para obtener resultados estéticos satisfactorios, pues equivale a la veracidad funcional, técnica y económica”.

A continuación, describimos algunas de sus principales obras:

Papelera Burgo

Símbolo de una experimentación estructural y arquitectónica, brindó solución a un problema complejo: disponer de un solo y gran ambiente de 250 m de longitud, con una fachada libre de 160 metros.

Aula Pablo VI o Sala Nervi (1954-1971).

Edificio construido parcialmente en la Ciudad del Vaticano, con una parte en tierra italiana. Desde el pontificado de Pablo VI se utiliza por los papas como un espacio alternativo a la Plaza de San Pedro para la Audiencia General de los miércoles. Es un espacio diáfano, de planta trapezoidal y cubierta curva, que aloja un auditorio para doce mil personas. Nervi utilizó nervaduras isostáticas para las dos ventanas elípticas de los muros laterales con vidrios con colores de 10 centímetros de espesor, que proporcionan aislamiento contra el ruido. Para este tejido cónico de 41 losas curvadas, el entramado fue hecho de 18 diferentes elementos prefabricados divididos de 5 centímetros de espesor. En 2008 se instalaron en su cubierta 2.400 paneles fotovoltaicos, suficientes para el consumo de energía del edificio en climatización e iluminación.

Catedral de Santa María de la Asunción.

La Arquidiócesis de San Francisco planificó su construcción mediante un diseño estructural moderno. Su tejado a dos aguas se compone de segmentos de paraboloides hiperbólicos. El edificio fue seleccionado en 2007 por el American Institute of Architects para integrar una lista de los mejores lugares en San Francisco.

Il Palazzo del Lavoro

Il Palazzo del Lavoro fue uno de los edificios erigidos en la Exposición celebrada en Turín, en 1961, con motivo del centenario de la Unidad Italiana. La empresa Nervi & Bartoli fue la ganadora del concurso del edifico más representativo del evento: Il Palazzo del Lavoro. El pabellón debía resolver un espacio polifuncional apto tanto para acoger el proyecto expositivo como para transformarse en un centro de formación profesional una vez que se clausurase la muestra. Atendiendo a lo reducido del plazo de ejecución, rechazó la idea de cubierta unitaria, sustituyéndola por 16 grandes estructuras fungiformes independientes, formadas por cuadrados de 40 metros de lado, organizadas a través de una cuadrícula dibujada por lucernarios lineales que proporcionan luz natural y resuelven las uniones entre los elementos portantes a modo de juntas de dilatación. Desde su inauguración el pabellón ha acogido innumerables exposiciones, siendo utilizado como Centro Internacional de las Naciones Unidas. Últimamente albergó una discoteca y en la actualidad ha sido comprado por el Corte Inglés para convertirlo en uno de sus centros comerciales.

El Palazetto dello Sport, Olimpíadas de Roma

En 1956 Nervi proyectó y edificó el Palazetto dello Sport, para los juegos olímpicos de Roma de 1960. Para ahorrar dinero, optó por el uso del concreto reforzado de 2,5 cm de espesor; se prefabricaron 1.620 elementos hechos a mano y transportados en carretillas. Finalmente, fueron montados y ensamblados con grúa para formar la parte inferior de la cúpula de 60 metros de diámetro, sostenida sobre soportes angulados en forma de “Y”. Los elementos con forma de diamante integran la típica estructura nervada diagonal. La bóveda reticulada es una consecuencia del sistema hiperestático de Nervi.

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